La dura lucha por la dignidad

Cuando uno de los problemas que más influyen en la descomposición del tejido social es la corrupción, acompañado de una impunidad injustificable, duele todavía más la muerte de personas que llevaron una vida plena de congruencia y honorabilidad, como los casos de Arnoldo Martínez Verdugo y de José María Pérez Gay: ambos mexicanos dignos, conscientes de que no se debe disociar la ética personal de la vida pública, pues la una determina a la otra. Su pérdida es más lamentable en los momentos actuales, cuando México atraviesa por una crisis profunda como consecuencia de la preminencia de sujetos mediocres y deshonestos en el entorno social y político.

Inevitable, saldar cuentas con Calderón

En vísperas del arribo de Barack Obama al Distrito Federal para una visita de 2 días, el mundo político fue estremecido con las declaraciones del exsubprocurador José Cuitláhuac Salinas Martínez y la aprehensión del suegro y el cuñado de Joaquín Guzmán Loera, el Chapo. Ambos hechos tienen un común denominador: demostrar que el gobierno de Enrique Peña Nieto tiene voluntad de actuar con apego al estado de derecho.

Sigue firme el flagelo de la violencia

Es incuestionable que la violencia en el país continúa igual o peor que en el sexenio pasado, aunque la información sobre el flagelo no fluya con la misma rapidez que cuando el responsable directo del fenómeno, Felipe Calderón Hinojosa, estaba en Los Pinos y no ponía limitaciones a la misma; y no por respeto a la libertad de prensa, sino por su desdén a los medios de comunicación, con la notoria excepción de los electrónicos. Podría decirse que el único cambio ocurrido en este nuevo gobierno respecto del tema de la violencia es la restricción de información oficial, porque por lo demás continúa, como si no hubiera habido un cambio de funcionarios responsables de tomar decisiones.

¡Vaya cambios que propone el gobierno!

En apenas 2 meses, el gobierno encabezado por Enrique Peña Nieto nos mostró a plenitud su verdadero rostro. Ahora no hay duda de que sus principales compromisos son con la elite empresarial y no con “los que menos tienen”, como les gusta decir a los tecnócratas. Esto ya lo veíamos venir quienes contamos con más información, y la marcha de los acontecimientos nos confirma que no estábamos equivocados. El sexenio de la “modernización” será una prolongada agonía para quienes tenían esperanza de que al dejar el poder los panistas, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) llegaría a componer las cosas dada su experiencia y capacidad política.