Estampas priístas

Para el maestro Carlos Fernández Vega: por su recuperación y el regreso a su imprescindible columna

Cambio (de máscaras) y misión imposible

Cuando menos, 14 movimientos de primer nivel han ocurrido en los más de 3 años de Enrique Peña Nieto, entre remociones y enroques. Muchos de los conocedores insistían que éste era un funcionario que no gustaba de mover a sus designados, ya que confiaba plenamente en ellos o eso le permitía dedicarse a otras cosas.

El país destrozado y nadie es culpable

¿Por qué se cayeron cientos de edificios en 1985 y hubo miles de víctimas, incluidos niños? ¿Quién da los permisos mineros y posibilita la depredación de tierras, la explotación mayúscula de reservas y que trabajadores mueran por las pésimas condiciones donde laboran? ¿Cuáles fueron las manos que permitieron las construcciones de edificios en Santa Fe, los cuales son una bomba de tiempo que apenas empieza? ¿Qué individuos han hecho su agosto para que los hoteleros en Acapulco, la Riviera Maya, Ixtapa, Los Cabos, Huatulco y Cancún hagan de las suyas contaminando el mar, apropiándose de playas que convierten en privadas y deforesten miles de hectáreas?

Ante la crisis, sigue el triunfalismo gubernamental

Luego de la visita de Carlos Loret de Mola a la casa donde se encontraba el narcotraficante, en Los Mochis (Sinaloa), surgen más preguntas que respuestas. Igual el porqué se dejó que Kate del Castillo y Sean Penn –a quienes se les intenta culpar de los errores gubernamentales que posibilitaron su fuga y aumentaron la megalomanía del sinaloense–, estuvieran en Cosalá; incluso, se dice por el respetado semanario Ríodoce, en una instalación de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Y hasta tenemos imágenes de un civil en la acción donde hubo una balacera de pronóstico reservado y a militares con el rostro descubierto trasladando al mafioso al avión, uno de ellos incluso haciendo que Joaquín posara a los medios. Contradicciones y torpezas al por mayor.

Bofetón a los trabajadores

¡Por discursos no paramos! Casi todos los días –ya que el inquilino de Los Pinos es viajero frecuente y lo será más con el próximo avión que no ha llegado porque no tenemos hangar disponible (otro dislate sexenal)– se hacen elogios de lo bien que vamos aquí y lo mal de otros países. Somos, al decir de la propaganda oficial, privilegiados y ni siquiera le damos las gracias a san Enrique y compañía. Ingratos mexicanos.