Reforma hacendaria, el gravamen contra los pobres
Ante la inminente privatización de Pemex, la propuesta de reforma hacendaria del gobierno peñista busca sacar dinero de donde se pueda. El problema es que apenas podrán arrancar unos cuantos pesos sin menoscabar los privilegios de los más ricos del país. Las mayorías, sin embargo, sí pagarán las consecuencias
El mito progresista de la reforma fiscal peñista
Es evidente que toda pretensión de cambio en los impuestos –o de cualquier otra cosa– siempre llega acompañada de una apresurada manada de apologistas que tempranamente intentan vender sus bondades, como si fueran objetos preciosos ofrecidos a precios de regalo aparentando conocer todos sus detalles; como si fueran visionarios aventajados pese a que difícilmente han leído las más de 1 mil páginas que suma el paquete de la reforma hacendaria.
El manejo feudal de las finanzas estatales y municipales
Las exorbitantes deudas contraídas por estados y municipios reflejan otro fracaso de la supuesta transición democrática durante 12 años de panismo.
Las mentiras petroleras del gobierno
Las protestas masivas contra la privatización del petróleo tienen sustento: Pemex no es poco rentable, sino que lo han quebrado en forma deliberada.
La guerra por los energéticos
Las autoridades afirman que la reprivatización del petróleo y la energía eléctrica es para “modernizar” las paraestatales, pero de esa cantaleta mediática no hay una sola evidencia. Ninguna privatización o reprivatización ha sido en beneficio de la sociedad. Ni siquiera un caso pueden exponer los porristas oficiales. Lo cierto es que los grandes empresarios vienen por los recursos energéticos de México y el gobierno se impacienta por entregárselos. Le apuestan a que la sociedad, atomizada o dormida, lo permitirá.