Vicente Fox y más Felipe Calderón perdieron a su partido por falta de preparación y malos manejos políticos. Incluso los panistas hasta perdieron el gobierno. Así que la designación del político sonorense Manlio Fabio Beltrones Rivera para conducir al PRI ha sido un atinado golpe de timón, si es que el priísmo, que agonizaba, quiere buscar las posibilidades para su renacimiento electoral. Y si quiere, además, competir por la Presidencia de la República en un ambiente donde López Obrador quiere ser candidato pero no presidente. Y un PAN y un Partido de la Revolución Democrática a la deriva en busca de su respectivo candidato.
Beltrones es un político creado en la política y preparado para la política, quien sabe, conforme a su biografía, cómo organizar a un partido que ha de navegar a contracorriente, y más si las condiciones económicas empeoran, que es lo más probable. Y que debe ser coadyuvante del presidencialismo, cortando de tajo la “sana distancia”, ya que son tiempos muy difíciles y complicados donde un partido, los partidos, deben colaborar para sacarle la vuelta a los males que nos acechan; y contribuir a reducir los efectos sociales de los que no se puedan esquivar. Hacer del PRI una conexión entre su pasado y su presente es la titánica tarea de Beltrones. Pero como es un político para la política y de la política, más que intentar, podrá conducirlo a las nuevas alianzas a izquierda y derecha, manteniendo su centrismo electoral en una época que ha nacido ya y exige la contribución de todas las fuerzas políticas que quieran maniobrar en beneficio de la nación, los gobiernos y el estado de derecho.
Al ser escogido un político de las cualidades de Beltrones, el PRI y el presidencialismo han acertado. Y el sonorense, economista de formación en la Universidad Nacional Autónoma de México, de larga experiencia legislativa y en la administración pública, deberá echar por delante todas sus capacidades para que ese partido tenga presente para enfrentar el futuro inmediato. Contando además con la buena suerte que planteaba el florentino, para completar a un político en los términos del profeta armado. Inician el PRI, Beltrones y los priístas frente a los electores una tarea difícil pero no imposible cuando tiene una conducción política: sumar voluntades ciudadanas en todos los sectores y de todas las edades, desplegando un programa de contribución a la economía, lo social, lo cultural y lo político que disminuya los efectos de la crisis general que ya tenemos encima por lo interno y lo externo, que anuncia males para la nación.
En consecuencia, entre la política democrática y la economía “existe una relación esencial con ese sistema político si, además, el estado de partidos es necesario e inevitable en una democracia” (Hans Kelsen, Los fundamentos de la democracia, y Esencia y valor de la democracia), por lo cual la conducción priísta tiene, ahora mismo, a un conductor político-económico con fines sociales en el marco constitucional. Y que ha de escuchar los planteamientos-demandas ciudadanas para completar los desafíos actuales en el contexto de la competencia electoral. Se comprometió Beltrones al diálogo y en su caso a la réplica; a la autocrítica, construyendo puentes “entre generaciones” para que a las urnas se presente la mayoría en apoyo al estado de partidos. No hay otro método para formar y conformar no ya las unidades, sino las uniones con pluralismo ideológico y los “derechos políticos, en los que consiste la libertad para ejercer el derecho al sufragio”, con los derechos humanos y sus garantías.
“Sería difícil ignorar las lecciones de la elección de junio pasado. Admitamos que los partidos políticos se han rezagado respecto de las demandas de la sociedad moderna. No son suficientes para ganar por sí mismos unas elecciones. Pero son indispensables como órganos de representación y acción política. En el caso del PRI es imperativo que se plantee como tarea principal ser un auténtico instrumento al servicio de la sociedad”. Puntualizó, además, “la primacía del diálogo y la transmisión de conocimientos y experiencias conjugados con la fuerza, la rebeldía e ideas de la juventud”. Y reafirmó su nexo partidario con la Presidencia de la República: “El PRI mantendrá con el presidente una constructiva y fructífera relación de diálogo y reflexión”.
Ésta es la nueva conducción del Revolucionario Institucional para enfrentar la competencia de 2016, en lo inmediato, y después en 2018. Beltrones no titubeó cuando se apuntó para dirigir al PRI, sabiendo de antemano que sólo un político formado en la política y para la política, sujeto a la ética democrática y al estado de derecho, puede enfrentar el desafío de reconstruir un partido, de lograr la paz a través del derecho y conciliar legitimidad y legalidad. Y hacer prevalecer el interés de la nación como pueblo y sociedad civil, recobrando la seguridad ante los poderes fácticos de la violencia delincuencial.
“El alfa y omega de la teoría política es el problema del poder. Cómo se adquiere, cómo se conserva y cómo se pierde, cómo se ejerce, cómo se defiende”, escribe Norberto Bobbio en su Teoría general de la política. Eso es lo que necesita un partido con conducción política.
Álvaro Cepeda Neri*
*Periodista
[BLOQUE: OPINIÓN] [SECCIÓN: CONTRAPODER]
Contralínea 454 / del 14 al 20 de Septiembre 2015
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