En México, al menos 2 mil 606 especies de flora y fauna se encuentran bajo alguna categoría de riesgo. Se trata de anfibios, aves, invertebrados, mamíferos, reptiles, peces, hongos y plantas cuya principal amenaza es el ser humano y sus actividades.
La degradación y pérdida de ecosistemas, la sobreexplotación de especies para consumo o comercialización, la introducción de especies exóticas e invasoras, la contaminación, el cambio climático y los procesos de urbanización son factores de riesgo para la diversidad biológica, señala la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) en el Quinto informe nacional de México ante el convenio sobre la diversidad biológica.
Presentado en noviembre de 2014, el Quinto informe de la Conabio revela que la superficie de ecosistemas naturales del país se ha reducido desde mediados del siglo pasado para transformarse en terrenos con actividades agrícolas y ganaderas. En términos netos, la Conabio contabiliza hasta este año la pérdida de 23.4 millones de hectáreas de selvas, 12.9 millones de bosques, 5.8 millones de matorrales y cerca de 6.5 millones de hectáreas de pastizales.
Entre 2009 y 2012 se registraron un promedio de 8 mil 744 incendios forestales al año. Para los ecosistemas costeros y marinos, el cambio de uso de suelo y la alteración en la dinámica costera por el desarrollo de actividades humanas, el incremento de los asentamientos e infraestructura son también factores de degradación y pérdida.
Después de la destrucción del hábitat, el segundo factor de impacto más importante sobre la biodiversidad en el país es la extracción de flora y fauna silvestre para consumo o comercialización (nacional e internacional, legal e ilegal), sin embargo se desconoce la dimensión real del problema. “La única información periódica con la que se cuenta es la generada por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), mediante el registro de los aseguramientos de especímenes que han disminuido en los últimos 4 años”, apunta el Informe.
“Rescata Profepa 19 ejemplares de Crocodylus Moreletii en Tamaulipas”; “Rescata Profepa ejemplar de tigrillo en Colima”; “Asegura Profepa Leopardo Negro en Atizapán de Zaragoza por faltas al trato digno”; “Asegura Profepa 385 piezas de buche de Totoaba en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México”; “Asegura Profepa 23 reptiles a una persona de origen estadunidense”; “Rescata Profepa cinco felinos maltratados”; “Atiende Profepa denuncia de Jaguar desollado en Quintana Roo”… anuncian los boletines de prensa de la Procuraduría.
El último de ellos, fechado el 7 de diciembre de 2014 bajo el folio BP/622-14 BP/622-14 da cuenta del aseguramiento de cinco reptiles que pretendían ser enviados de forma ilegal del municipio de Nezahualcóyotl, Estado de México, a Ciudad Juárez, Chihuahua, a través de la empresa de paquetería y mensajería FedEx.
De no haberse notificado oportunamente, señala la Procuraduría, los ejemplares de las especies de los géneros Abronia y Barisia pudieron haber llegado a Estados Unidos, donde tienen gran demanda por parte de coleccionistas de Europa y Norteamérica.
Los ejemplares asegurados son endémicos de los estados de Oaxaca y Guerrero y están listados en la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010, Protección ambiental-Especies nativas de México de flora y fauna silvestres-Categorías de riesgo y especificaciones para su inclusión, exclusión o cambio-Lista de especies en riesgo como especies en riesgo.
En entrevista, Carlos Galindo Leal, director general de Comunicación de la Ciencia en la Conabio, reitera que el tamaño del problema aún se desconoce. “Lo que la Profepa captura, reporta, es sólo una fracción de lo que realmente sucede. En general, los aseguramientos son una pérdida; esos animales difícilmente se pueden reintroducir. Los metros de madera que asegura ya están cortados, no hay mucho qué hacer. Usan la palabra ‘aseguró’ como éxito. El esfuerzo debería ser en la prevención. Confiscar animales en cautiverio, en venta en los mercados, es un poco tarde porque para que lleguen ahí ya se cazaron o se murieron muchos. La política debe ser de prevención”.
Alrededor de 5 mil especies animales y 28 mil especies de plantas están reguladas por la Convención Internacional sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (CITES, por su sigla en inglés) contra la explotación excesiva de sus poblaciones para el comercio internacional.
La CITES utiliza tres listas o apéndices de acuerdo con el grado de riesgo de las especies para regular su comercio. El Apéndice I incluye especies en peligro de extinción y cuyo intercambio con fines comerciales está restringido; ahí se encuentran, por ejemplo, los tiburones martillo, los caimanes, los colibríes, las morsas, las focas, los osos hormigueros o los saraguatos.
Además de la pérdida de su hábitat, la especie está amenazada por la cacería y la captura de las crías para venderlas como mascotas. Aunque su subsistencia depende en gran medida de la conservación y mane-jo de su hábitat, están siendo atropellados en la zona de ampliación a cuatro carriles de la carretera federal 186 Villahermosa-Escárcega, denuncia Conservación sin Fronteras.
La organización que trabaja en la zona señala a la Dirección para el Desarrollo de la Infraestructura Multimodal, dependiente de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes del gobierno del estado de Tabasco, en su calidad de promovente, por errores y omisiones en las que supuestamente incurrió al elaborar la Manifestación de Impacto Ambiental Regional (MIA-R), al no mencionar la presencia de flora y fauna en riesgo.
Pese a ello, señalan, la Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental (DGIRA) de la Semarnat, autorizó la ampliación de la obra carretera. “Omite al saraguato. No obstante, siempre ha existido presencia de saraguatos y otras especies de fauna silvestre, en el área de influencia del proyecto”.
Frente a los hechos, en marzo de 2012 un grupo de investigadores tabasqueños presentó ante la Profepa una denuncia por la muerte de, al menos, 25 saraguatos por atropellamiento. Sin que a más de 2 años tengan respuesta alguna de la autoridad, los científicos e investigadores denuncian que las Manifestaciones de Impacto Ambiental son vistas por las autoridades como un trámite burocrático y no como un instrumento preventivo.
“Las autoridades ambientales no cumplen con su trabajo. Evalúan lo que se presente sin verificar la veracidad de la información. ¿De qué sirve denunciar si la Profepa no hace su trabajo?”
Hasta ahora, en el Senado de la República se han presentado dos puntos de acuerdo para exhortar a la Semarnat y a la Profepa a informar sobre las acciones de prevención y mitigación para la protección del mono saraguato y de la fauna silvestre en la zona de obra de ampliación de la citada carretera. Suscritos por el senador Armando Ríos Piter, los exhortos fueron presentados el 16 de julio y el 28 de octubre de 2014.
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El Apéndice II de la CITES incluye especies que no están necesariamente en peligro de extinción, pero cuyo comercio debe controlarse para evitar que así sea y especies que necesitan regulación en el comercio por su similitud con otras. Aquí es donde se encuentra el ajolote o Ambystoma mexicanum.
A través de un vasto trabajo en Xochimilco, los científicos del Laboratorio de Restauración Ecológica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), liderados por el científico Luis Zambrano, han logrado documentar la drástica reducción de ejemplares de Ambystoma mexicanum en los canales de Xochimilco.
Según los datos arrojados en la primera parte del censo poblacional de ajolotes realizado por el grupo de trabajo en 2013 en los canales de Xochimilco, no se encontró un solo ejemplar.
En 1998, Virginia Graue, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco, documentó la presencia de 6 mil ejemplares por kilómetro cuadrado; en 2003, el equipo encabezado por el doctor Luis Zambrano contabilizó 1 mil por kilómetro cuadrado; mientras que para 2008 sólo se contaron 100 ejemplares por kilómetro cuadrado.
En enero de 2014, el equipo reinició el conteo que aún sigue en proceso. En la red de canales de Xochimilco, único hábitat del ajolote, las principales amenazas son la calidad del agua (aguas residuales tratadas), la urbanización (no hay drenaje) y la introducción de especies exóticas, como la tilapia y la carpa, que son competidoras y depredadores del ajolote. “Se introdujeron para impulsar la pesca, pero no tienen depredadores naturales, se convirtieron en plaga, compiten con el ajolote, depredan su alimento, los huevos y a los ajolotes pequeños”, dice a Contralínea Fernando Córdova, integrante de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad y colaborador en el Laboratorio de Restauración Ecológica de la UNAM, quien explica que la principal línea de investigación del Laboratorio es Xochimilco.
Adicionalmente al conteo, el grupo impulsa la recuperación del ajolote en su hábitat natural a través de tres acciones: la reducción de especies exóticas (“cada vez que se introduce la red, sacan 1 o 2 toneladas de carpa y tilapia; se hace harina, composta o alimento procesado”), la construcción de refugios y la recuperación de la chinampería.
De acuerdo con la Conabio, hasta abril de 2014 se habían identificado 1 mil 957 especies, que incluyen especies exóticas introducidas (956) y exóticas no introducidas, que presentan un riesgo para el país (143); exóticas cuyo estatus de presencia se desconoce (549) y nativas traslocadas (309) que tienen comportamiento invasivo.
Aunque la contaminación ocasionada por las actividades humanas y sus efectos sobre los ecosistemas aún no cuentan con indicadores, ni con una cobertura amplia para su medición en agua, suelo y aire, señala la Conabio, estudios e información dispersa permiten saber que las descargas de centros urbanos e industriales en los cuerpos de agua sin ningún tratamiento previo, la contaminación derivada de la acuicultura y la agricultura misma mantienen hoy al 73 por ciento de los cuerpos de agua del país con algún grado de contaminación.
La generación y el manejo de residuos sólidos y peligrosos es otro factor de contaminación y presión sobre la biodiversidad. La Semarnat estima que diariamente se generan 103 mil toneladas de basura y que de 2004 a 2011 se generaron 1.92 millones de toneladas de residuos peligrosos.
En un país petrolero, la extracción de hidrocarburos se reconoce como una fuente potencial de contaminación en México. De acuerdo con la Profepa, entre 2009 y el primer semestre de 2013, se recibieron 2 mil 35 emergencias que involucraron contaminación del suelo y 1 mil 665 emergencias por hidrocarburos.
El 24 de julio de 2014, Javier Sampedro publicó en El País una nota titulada “El ser humano desencadena la sexta extinción masiva del planeta”. Basado en datos presentados en una colección de ensayos en la revista Science, el periodista explica que ha habido cinco extinciones masivas de fauna en los 600 millones de años en que los animales han poblado la Tierra, causadas por varios tipos de catástrofes planetarias, como el volcanismo masivo, los impactos de meteoritos y otras todavía no aclaradas. La novedad de la sexta extinción de la historia del planeta, que se vive ahora, es que la causa son los seres humanos.
Con 322 especies de vertebrados terrestres extintas desde 1500, y con el resto reduciendo drásticamente el número de individuos, los científicos acuñaron el término “defaunación” (a semejanza de deforestación) para referirse al fenómeno.
El “antropoceno” no es un periodo geológico convencional, pero expertos lo han adoptado para denominar la época en que la actividad humana ha empezado a generar efectos globales.
Apunta que entre el 16 por ciento y el 33 por ciento de todas las especies vivas de vertebrados están amenazadas o en peligro, y en los últimos 500 años se han extinguido 322. “Peor aún, el número de individuos se ha reducido en un promedio del 28 por ciento, con casos extremos como los elefantes, cuyas poblaciones decaen a tal ritmo que hacen casi segura su extinción en breve”.
En México, uno de los casos extremos, debido al inminente riesgo que corre, es la vaquita marina. En septiembre de 2014, el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), Defenders of Wildlife, Greenpeace y Teyeliz hicieron un llamado al presidente Enrique Peña Nieto para que adopte las recomendaciones emitidas por el Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita Marina (CIRVA).
Silvia Díaz –de la Campaña Océanos de Greenpeace México– señala en entrevista que, durante décadas, la comunidad científica ha llamado la atención del gobierno mexicano, alertándolo sobre la rápida desaparición de esta especie, pero las medidas no se han puesto en práctica.
En 1999 existían en México 567 vaquitas. En 2012, la CIRVA había estimado que existían cerca de 200 ejemplares, pero actualmente quedan alrededor de 100, por ende, el pronóstico es que para 2018 esta especie desaparezca debido a que cae presa en redes de pesca durante la captura de camarón, tiburón o totoaba.
A través de una carta que han hecho llegar a Peña Nieto, y que ya ha sido firmada por 260 mil 614 personas, las organizaciones y científicos solicitan:
Aumentar la poligonal existente del área de refugio de la vaquita marina para ampliar la zona de protección a toda el área de distribución de esta especie; promover a través de los medios legales una veda total inmediata de la pesca con redes agalleras que se da en la zona; un combate frontal y a fondo a través de la Profepa, la Secretaría de Marina y la Procuraduría General de la República a la pesca ilegal de totoaba (especie en veda y en peligro de extinción) en la que se capturan vaquitas marinas de forma incidental; la intervención del Secretariado CITES por la violación que se está dando de este Convenio internacional por el tráfico ilegal de la totoaba hacia China; que México solicite la ayuda de Estados Unidos y China para detener el transporte e importaciones ilegales, así como detener la demanda en China de un producto ilícito que está conduciendo a dos especies mexicanas endémicas a la extinción; y acciones interinstitucionales coordinadas para acabar con las soluciones a medias y obstáculos que han impedido que la vaquita se recupere.
De acuerdo con la Norma, en el país hay 49 especies extintas, 457 en peligro de extinción; 896 amenazadas y 1 mil 186 sujetas a protección especial.
Desde 2002 –NOM-059-SEMARNAT-2002–, al inventario de riesgo se han sumado 23 especies. Mientras que la Norma Oficial de 2002 reportaba 2 mil 583 especies, la última actualización (2010) reportó 2 mil 606 especies enlistadas.
A la fecha, la Norma se ha actualizado tres veces, en 1994 (16 mayo 1994); 2001 (DOF 6 marzo 2002) y 2010 (30 diciembre 2010). En noviembre de 2013, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, a través de la Subsecretaría de Fomento y Normatividad Ambiental, dio a conocer el aviso para modificar la Norma 59.
Dirigida a universidades, centros e instituciones de investigación, así como a las sociedades científicas, científicos especializados, organizaciones no gubernamentales y a los sectores sociales interesados, la convocatoria estaría disponible hasta el 31 de enero de 2014, sin que hasta ahora se hayan hecho públicos los resultados.
Para Galindo Leal, director general de Comunicación de la Ciencia en Conabio, las listas no son indicadores, porque no involucran un análisis exhaustivo. Al carecer de un programa de evaluación, las listas se sesgan. “Son muy selectivas, evalúan las especies mejor conocidas como los mamíferos y las aves que están sobrerrepresentadas.
“Considero que hay muchas más especies en riesgo de las que están en la lista”. Señala que hay especies que deberían estar incluidas en la lista de riesgo, como el puma, y recientemente entró el pecarí de labios blancos, “que era muy evidente que es una especie en riesgo”. Ésta vive en el Sureste de México y es cazada para alimento.
Advierte que una vez que se sabe que una especie está en riesgo no hay programas de recuperación interinstitucionales, hueco que es llenado por organizaciones de la sociedad civil, muchas de las veces sin recursos económicos. Agrega que a ello se suma la falta de un programa de difusión de especies en riesgo que involucre a la sociedad.
El 5 de marzo de 2014 la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales publicó en el Diario Oficial de la Federación el Acuerdo por el que se Da a Conocer la Lista de Especies y Poblaciones Prioritarias para la Conservación, en el que se proponen 123 especies de plantas y 249 de animales.
El listado, que incluye especies vegetales como la palmita, la pata de gallo, el cacto, la vainilla o el mangle y especies animales como la mariposa monarca, el caracol púrpura, el pez sierra, la rana poblana, el ajolote, el cocodrilo de río y de pantano, la iguana verde, la víbora de cascabel, la tortuga marina caguama, el águila real o el saraguato, busca promover el desarrollo de proyectos integrales para su conservación y recuperación.
Para la realización de este trabajo se solicitó entrevista con el titular de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, Guillermo Javier Haro Bélchez, a través de Martín Ortiz, director de Comunicación Social de la dependencia, y de Carmen Rodríguez. También se solicitó entrevista con Juan José Guerra Abud, secretario del Medio Ambiente y Recursos Naturales, a través de Diana Aspiros. Al cierre de edición, no se obtuvo respuesta.
Elva Mendoza, @elva_contra
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