La probabilidad de purgar condena en México tras asesinar a una niña, una adolescente, una joven, una mujer o una anciana es de apenas el 1 por ciento. Eso, porque la mayoría de crímenes –70 por ciento– no se investiga como feminicidio, mientras que los que se tipifican así enfrentan un alto índice de impunidad.
El problema es aún peor cuando se trata de sólo menores de edad, pues entre 2012 y 2016 al menos 821 niñas de entre 0 y 14 años de edad han sido víctimas de asesinatos de odio por cuestiones de género en el país.
Por eso, el feminicidio infantil ha encendido las alertas en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), precisamente tras el hallazgo del cuerpo sin vida de la niña Ana Lizbeth, el 17 de julio de este año.
De apenas 8 años de edad, la menor fue raptada en el municipio de Juárez (Nuevo León) 48 horas antes de ser localizada. Juan Fernando “N” fue detenido por su desaparición, violación sexual y asesinato, pero la mayoría de casos como éste se mantiene impune.
Seis días después de este crimen, el 23 de julio, el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer de la ONU instó al gobierno mexicano a priorizar las investigaciones de feminicidios y castigar a los culpables.
En promedio, cada día siete mujeres son asesinadas en el país. Pero pese al llamado internacional y la propia gravedad del problema, en los tres niveles de gobierno hay un pasmo cómplice.
Sólo así, en la complicidad de una cultura machista, se explican los niveles de impunidad respecto de los crímenes de odio por cuestiones de género. Impunidad que termina alentando este tipo de asesinatos, porque la falta de consecuencias hace que el costo de matar a una mujer sea mínimo.
En el sistema penal mexicano, la muerte violenta de las mujeres por razones de género está tipificada como feminicidio, refiere la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres. Ésta es la forma más extrema de violencia contra la mujer y una de las manifestaciones más graves de la discriminación hacia ellas, indica.
No obstante, pareciera que esta definición aún no se aplica en los crímenes contra niñas. De acuerdo con el análisis ¿Quién de nosotras sigue? La vergüenza nacional de los feminicidios, del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública de la Cámara de Diputados, éstos “son invisibles en los registros porque las autoridades de justicia no califican los asesinatos de niñas como ‘feminicidio infantil’”.
Elaborado por el doctor Felipe de Alba, el análisis indica que los reportes de defunciones femeninas con presunción de homicidio son una forma de identificar cuántos de estos asesinatos de niñas pueden entrar en la categoría de feminicidios, porque detallan los lugares donde ocurrieron y la relación entre la víctima y los agresores.
El tema no es menor: de 2012 –año en que se tipificó el delito de feminicidio en el Código Penal Federal– a 2016 –último año que abarcan los registros del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi)– se contabilizan 821 decesos de niñas entre los 0 y los 14 años de edad, casos en los que se presume pudieron existir razones de género para asesinar a las niñas.
De éstos, 20 por ciento fue cometido contra niñas de menos de 1 año de edad (160 casos), 27 por ciento en niñas de 1 a 4 años (227 casos), 19 por ciento de 5 a 9 años (153 casos) y la mayoría, 34 por ciento, se concentró en niñas de entre los 10 y 14 años de edad (281 casos).
El análisis refiere que otra forma de saber cuántos de estos crímenes pueden ser catalogados como feminicidios, son los modos atroces con los que asesinan a las niñas. Según el Inegi, en el 25 por ciento de los casos –202 niñas entre 0 y 14 años de edad– la causa de la muerte fue por disparo de arma de fuego.
La segunda razón de las defunciones, que abarca 19 por ciento del total, fue por ahorcamiento, estrangulamiento o sofocación; le sigue la causa del uso de objetos punzocortantes o sin filo en 102 casos (12 por ciento), y en 22 casos las niñas fueron ahogadas (3 por ciento).
“En suma, la violencia sexual causó la muerte de nueve niñas menores de 14 años de edad (1 por ciento), y el uso desmedido de la fuerza corporal el de otras 11 niñas (1 por ciento).”
Además, entre las causas de muerte violenta de niñas el Inegi también incorpora el “síndrome de maltrato” como el resultado de 24 asesinatos (3 por ciento), y las “negligencias de abandono” en otros 13 casos, es decir, 2 por ciento del total.
Según la tipología del feminicidio, el infantil es la privación dolosa de la vida cometida en contra de mujeres menores de edad o que no tengan la capacidad mental, ya sea hija descendiente o colateral hasta en cuarto grado, hermana, adoptada, que tenga alguna relación afectiva o de cuidado sabiendo el delincuente esta relación de responsabilidad, confianza o poder que les otorga su situación adulta sobre la minoría de edad de la menor.
Además, las menores de edad pueden ser víctimas del feminicidio sexual sistémico: el asesinato contra niñas y mujeres por ser mujeres, cuyos cuerpos expropiados han sido torturados, violados, asesinados y arrojados en escenarios transgresivos, por hombres que hacen uso de la misoginia y el sexismo, para delinear cruelmente las fronteras de género por medio de un terrorismo de Estado, secundado por los grupos hegemónicos, que refuerza el dominio masculino y sujeta a familiares de víctimas y a todas las mujeres a una inseguridad crónica y profunda, a través de un periodo continuo e ilimitado de impunidad y complicidades.
El análisis del Cesop indica que en 2015 las cifras oficiales reportaron 45 averiguaciones de feminicidios en edades de 0 a 17 años; en 2016 ascendieron a 53; y en 2017 fueron 61. Es decir, entre 2015 y 2017 hubo un incremento del 36 por ciento.
Mientras que en 2018 se observa que la tendencia al alza seguirá igual, durante el primer semestre se reportaron 38 casos. “Sin embargo, los números de la Secretaría de Gobierno se quedan cortos comparados con los que organizaciones civiles han registrado de estos crímenes”.
Y cita a la Red por los Derechos de la Infancia en México, que reporta que cada día son asesinados 3.6 niños, niñas y adolescentes en el país, y desaparecidos cuatro, y acusa que en el caso específico de los feminicidios infantiles una de las razones de su incremento es que las autoridades no lo reconocen y por ello no lo tipifican como tal.
Es hora de que, en la “cuarta transformación” las cosas cambien y haya justicia para las centenas de mujeres víctimas de feminicidio.
Nancy Flores
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