Ante el inicio del proceso electoral 2023-2024, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) refrendó su compromiso por combatir las posibles violaciones a derechos humanos que puedan surgir en este contexto.
De igual manera, la CNDH advirtió que no va a claudicar su deber frente a posibles violaciones. Asimismo, aseveró que la tarea de defender la democracia es de los mexicanos. Por ello, hizo un llamado a las autoridades electorales a que cumplan su función pública, mientras que a la ciudadanía le solicitó evitar contribuir, incitar u obviar conductas que perpetúen la violencia política.
Ello, en relación a las pasadas violaciones a derechos humanos. Ejemplos serían las agresiones efectuadas por instituciones y población en contra de algunos candidatos a la presidencia de la República, como Rosario Ibarra de Piedra, en 1982.
“En los momentos tan decisivos que vivimos, es inadmisible seguir estando al margen de las violaciones a los derechos humanos a las personas que ejercen su participación política”, manifestó la presidenta de la CNDH, Rosario Piedra Ibarra.
Lo anterior, al presentar el libro Pronunciamiento sobre el deber de prevenir y erradicar las diversas manifestaciones de violencia política en el contexto del ejercicio de los derechos político-electorales. Elementos para entender la violencia política y cómo erradicarla.
Igualmente, aclaró que aunque la CNDH no cuenta con la facultad de pronunciarse sobre los resultados electorales, debido a que no califica elecciones ni sanciona delitos electorales, puede actuar frente a la violencia política.
“A fin de vigilar, la máxima protección y defensa de los derechos humanos de todas las personas en contextos políticos y alzar la voz cuando se vean amenazados o limitados por conductas o expresiones claras que tiendan a desviarlos o viciarlos”.
Mientras que el secretario ejecutivo de la CNDH, Francisco Estrada Correa, afirmó que la violencia política se ha dado en el pasado, a través de campañas negras contra Vicente Guerrero, Benito Juárez y Francisco I Madero, la etapa nombrada “Guerra Sucia” (1950-1990), así como las campañas negras contra Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador.
“Uno de los elementos de violencia política consiste en producir noticias falsas y fomentar percepciones prejuiciosas a través de campañas sucias, así como denigrar por condición de sexo, preferencia política o de cualquier otra índole, lo que constituye la negación misma de la democracia, y por tanto debe sancionarse con energía y de manera expedita”.
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