El pasado 24 de junio de 2023, la alcaldesa Margarita Saldaña eliminó el Museo Centro de los Pueblos Originarios en Azcapotzalco. En su lugar, inauguró un “Museo de Arte Tridimensional”. Ya había aprovechado la pandemia para desmantelarlo y cubrir los murales del artista de cuetzalan, don Gregorio Méndez.
Ésto es grave, pues forma parte de un proyecto que incluye cientos de metros de murales en el Centro y en el Museo de Azcapotzalco. Desde que se concibieron en 1997, los museos están ideados como una dualidad e integrados en el parque Tezozómoc. Además, en ambos hay espacio para los pueblos y barrios originarios de Azcapotzalco: temazcales, baños secos, medicina tradicional. Se instalaron un ajolotario y una chinampa. En cada rincón se pusieron los señalamientos en náhuatl. El concepto es unitario.
En 1997 en el parque Tezozómoc existía un cuartel de la policía. El gobierno de Azcapotzalco comenzó el trabajo para trasladar la gendarmería a un lugar mejor y tras largos meses de trabajo se reubicó en la colonia San Mateo. Entonces, se pudo comenzar a remodelar instalaciones. Se construyeron dos museos ligados: el Museo Centro de Pueblos Originarios y el Museo de Azcapotzalco. Fueron tres años en los que se trabajó sin descanso.
El 13 de septiembre de 2000, se cortó el listón. A la inauguración asistió el secretario de Cultura, Alejandro Aura. El querido obispo Samuel Ruiz se presentó a la preinauguración del primero. Él examinó el espacio y quedó muy contento con el proyecto. Éste incluía talleres de lengua, canto, medicina tradicional, temazcales, eventos para el trueque, danza, entre otros. El Museo Centro estaba listo. Faltaba ultimar detalles.
La planificación se plasmó en un documento ejecutivo que realizó el maestro Miguel Ángel Mendoza, “Kuaukoatl”. Por desgracia, el tiempo se agotó, pero la información y documentación se entregó a la candidata triunfadora del PAN, Margarita Saldaña.
Ambos museos se encuentran en el parque Tezozómoc. No procedía tener un cuartel de policía ahí porque era un espacio cultural y educativo. Es el área verde más importante de Azcapotzalco: un parque dedicado a la recreación de la cuenca de México con sus pueblos originarios y un lago “maqueta” que reproduce los cinco cuerpos acuáticos prehispánicos: Xaltocan, Zumpango, Texcoco, Xochimilco y Chalco con sus montes y colinas.
Es una zona destinada a las culturas originarias. Tiene numerosos señalamientos en náhuatl y español. El ajolotario tenía 1 mil ajolotes de ocho especies diferentes. La administración de la alcaldía 2018-2021 los dejó morir al no alimentarlos. Así como dejó morir la chinampa que se había inaugurado. Así como eliminaron el Museo de la Hormiga en la Casa de la Cultura y colocaron oficinas en su lugar.
En el año 2000, tras esperar unos meses la siguiente administración del PAN pintó el Museo de Azcapotzalco de otro color. Se inauguró como “Museo Regional”, anunciándose como una obra del gobierno delegacional 2000-2003.
Desmantelaron el trabajo de la curadora Rosario López Escobedo y del destacado arquitecto Carlos Flores Marini. Desaparecieron las colecciones de arte prehispánico, donadas por varios chintololos como el pintor Pepe Padilla, el señor Rodolfo Gil –dueño del restaurante “El Nevado”– entre otros.
Cabe mencionar que se realizó una fuerte inversión en la curaduría para abrir el Museo de Azcapotzalco. Ésta fue desperdiciada. El Museo de los Pueblos Originarios quedó cancelado. En su lugar, se instaló uno al que llamaron de “Arte Tridimensional”. Las siguientes administraciones abandonaron los espacios culturales. Los convirtieron en oficinas o bodegas. Y de vez en cuando realizaban alguna triste exposición.
Azcapotzalco se quedó una vez más como una delegación sin un museo propio que le diera identidad. Ésta es la segunda ocasión, en la cual la alcaldesa Margarita Saldaña desecha el trabajo anterior para improvisar su idea. Da la espalda a los pueblos originarios y al proyecto integral del parque Tezozómoc.
Al triunfo de Morena, se recuperó el Museo Centro de Pueblos Originarios construido en el 2000. En 2015 se retomó el proyecto de 1997-2000 y se comenzó a trabajar en ese espacio. El 11 de diciembre de 2015, se presentó la inauguración de Arte Plumario en el Museo del Tezozómoc por el maestro Manuel Tekpatl que se mantuvo abierto hasta febrero de 2016.
Además, se pintaron murales relativos a nuestras culturas originarias del reconocido maestro Iseo Noyola Iglesias. Más otros dos murales del prestigiado artista de Cuetzalan, Goyo Méndez Nava. Él vivió en Azcapotzalco unos meses para plasmar su obra. Misma que ha sido tapada por la actual administración del PAN-PRI-PRD.
La reinauguración el Museo Centro de Pueblos Originarios fue dedicada a dos destacados chintololos, pues se exhibía la valiosa obra de Jaled Muyaes y Estela Ogazón. Además de esta pareja emblemática de Azcapotzalco, se exhibió una muestra significativa de máscaras de la República; todas bailadas y coleccionadas durante 60 años. Ahora han sido retiradas del lugar para colocarlas en el museo aledaño.
De las obras de Muyaes, sólo respetaron la magna instalación de herramientas de trabajo empleadas durante el siglo XIX: una verdadera obra de arte conjugada de manera precisa y ordenada. Es único en su especie.
Lejos de considerarla como basura o materia inservible, el artista dedicó la última parte de su vida a trabajar el fierro corroído por el tiempo. Oda al trabajo es una de las máximas expresiones artísticas contemporáneas, la cual enaltece a los diferentes oficios practicados por el ser humano: desde la carpintería, la plomería, la albañilería hasta la odontología en el México decimonónico. Este mural impresionante tiene un valor incalculable; tangible e intangible.
Se dedicó el Centro Museo de Pueblos Originarios a Ogazón y Muyaes como reconocimiento a su labor entre los pueblos originarios, a su valoración de las culturas ancestrales, a las cuales destinaron la vida. Por ello, el Centro Museo debe guardar las máscaras.
El resaltar a los personajes locales de gran valor es indispensable en la construcción identitaria de cada lugar. En el Museo Centro se planearon y realizaron actividades desde medicina tradicional, artesanía, danza, lengua, temazcales, trueque y venta de artesanías. Se usó como espacio para las actividades de los pueblos y barrios de Azcapotzalco. El 13 de julio de 2020, se reinauguró con la exhibición de la obra de ambos talentosos artistas.
Por su parte y tras una remodelación, el 30 de agosto de 2018 fue reinaugurado el Museo de Azcapotzalco por el director del INAH, el antropólogo Diego Prieto Hernández. Exhibió 400 piezas que se encontraban en sus bodegas.
Luego de un trabajo de colaboración y una gran inversión en el espacio –en el cual trabajaron la museografía de Gabriela López Pérez y el arqueólogo Luis Córdoba–, este museo cuenta con una sala de arqueología donde se exponen los centenares de piezas encontradas en Azcapotzalco durante distintas épocas. Se exhiben valiosas muestras de cerámica y piedra: platos, bezotes, figurillas, malacates, cajetes y mucho más.
Asimismo, tiene una sala que detalla el proceso de Azcapotzalco. Nos lleva por la historia de la alcaldía chintolola desde el pleistoceno hasta el siglo XX: Se reproduce un gran mamut y una teocalli –pirámide– en ruinas en contrapunto con la parroquia de Felipe y Santiago, lugar que guarda la capilla del Rosario –joya barroca de nuestra ciudad–.
En el gran atrio se llevó a cabo la última batalla de la Independencia. Aparecen personajes importantes. Se conoce la relevancia de las encomiendas, tributos, el reparto de tierras, etcétera. Por último, se compró el Hormibus que llevaba gratuitamente a niñas y niños para inculcarles el amor a la cultura.
Este museo también sufrió alteraciones importantes. Aunque no lo liquidaron, sí se colocó una placa monumental para aparentar que el trabajo es obra de la administración actual.
Cada alcaldía y municipio necesita un espacio para los pueblos originarios, cimiento de nuestra cultura que han sido marginados y despreciados. La conservación de la memoria histórica, identidad y el apego a sus lugares de origen es clave en la vida nacional.
Por la misma razón, Azcapotzalco era un verdadero hormiguero de organización, comunidad y trabajo. Este proyecto de 25 años fue muy necesario, pues finalizaba el siglo XX y no había ningún espacio en el norponiente de la ciudad para los pueblos originarios. Se necesitaba un museo que recuperara su importancia histórica y le diera sentido de identidad a la población.
En 2015 desde la campaña por la jefatura Delegacional 2015-2018 se propuso rescatar los museos. Con la aprobación de la gente, el gobierno electo comenzó el trabajo. Otra vez fue muy complicado las reinauguraciones. Se trabajó a fondo. Se invirtieron muchos recursos humanos y financieros. Se colaboró con el INAH y con la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México.
Sin embargo, es necesario echar a andar los talleres en el Museo Centro de Pueblos Originarios porque fue construido para recoger y recrear nuestros saberes. Esa inversión debe aprovecharse y dar múltiples frutos para Azcapotzalco y su gente.
Sabemos que, desde sus orígenes, la ideología panista considera a las culturas indígenas como “salvajes”. De acuerdo con su punto de vista, sólo la ayuda de la cultura española las sacó del atraso. Los escritos de fundadores como Efraín González Luna lo expresan con claridad.
Esta actitud se muestra en las acciones que mencionamos en este artículo. Por desgracia, no sólo se atenta contra la cultura en el parque Tezozómoc, la Casa de la Cultura de Azcapotzalco está cerrada y sin actividades. Incluso evitan que la gente suba las escaleras para apreciar una de las joyas culturales más importantes de los chintololos: el mural La Herencia Tepaneca en el umbral del Tercer Milenio de Arturo García Bustos, pintor perteneciente al grupo de Los 7 Fridos.
Los talleres ya no existen, lo llenaron de oficinas. Las actividades para que la población tenga un acercamiento a la cultura sólo se limitan a exposiciones itinerantes cada dos semanas. Con eso, sienten haber cumplido.
Las casas, salas y recintos culturales que existen en la demarcación y que pertenecen a la Alcaldía sólo se limitan a actividades como zumba, danza árabe y, a veces, ballet. Algunas como sede de programas de apoyo que nada tienen que ver con la cultura.
La misma ideología panista y lo mismo que hace más de 20 años… Por dar un ejemplo, los maestros de náhuatl, José Juan Cruz, y de zapoteco, Julio César Arguelles, son ocupados para lavar baños y barrer.
El Archivo Histórico –inaugurado por Miguel León Portilla en la antigua casa de bombas del jardín Hidalgo– ya no existe. En el 2000, Margarita Saldaña cerró el lugar al llegar a la delegación. Le quitó difusión y lo volvió un fantasma del centro de su demarcación.
Los autobuses se usan para recorridos a Acapulco, Puebla, Hidalgo, etcétera. Dan menor prioridad a las visitas escolares. El Hormibus también es limitado en esta administración. Es empleado para transporte de carga o traslado de personal, en vez de visitas turísticas por los pueblos originarios.
En la Casa de Cultura de Azcapotzalco, la entrada al público es a cuenta gotas. De acuerdo con la directora de Cultura de la administración actual, María Eugenia, la duela y otros elementos relacionados con la rehabilitación de este recinto “se pueden gastar o dañar”. Ésto ha generado quejas entre la población, la cual ha sido corrida por el propio personal de manera grosera.
Exigimos la reapertura del Centro Museo de Azcapotzalco y el desarrollo de las actividades para las que fue proyectado. Exigimos que no se abandone la cultura en tierras chintololas, ahora gobernada por la alianza PAN-PRI-PRD.
Pablo Moctezuma Barragán*
*Doctor en estudios urbanos, politólogo, historiador y militante social
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