El principal órgano de seguridad del Estado, el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), se ha transformado en los primeros tres años del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador de lo que se conoció en sexenios pasados como Cisen (Centro de Investigación y Seguridad Nacional).
Entre los principales cambios impulsados por su director –el general Audomaro Martínez Zapata– destacan la disminución del 30 por ciento de la platilla laboral, acorde con las instrucciones presidenciales de austeridad. Esta pasó de 3 mil 500 empleados a 2 mil 300. Además se redujeron los salarios de los altos mandos –unos 40 directivos– en 50 por ciento, al pasar de 200 mil pesos mensuales en promedio a 100 mil pesos, menos de lo que gana el presidente López Obrador. También se eliminaron dos de las siete coordinaciones generales, para quedar sólo cinco unidades operativas de inteligencia e investigación y, lo principal y más importante, el Centro dejó de ser una agencia de espionaje y vigilancia en contra de opositores políticos, líderes sociales, empresarios y periodistas.
Con un presupuesto de 2 mil 809 millones 160 mil 127 pesos anuales, el CNI ya no es una institución gris ni un barril sin fondo del gasto público, como lo fue en gobiernos panistas y priístas, y ha retomado su función de ser un órgano de inteligencia civil, cuyo propósito es “la inteligencia estratégica, táctica y operativa que permita preservar la integridad, estabilidad y permanencia del Estado mexicano, dar sustento a la gobernabilidad y fortalecer al Estado de derecho”.
También, atrás quedaron los festejos y borracheras interminables en el patio central de las instalaciones de lo que fue el Cisen, en la delegación Magdalena Contreras de la Ciudad de México, en donde exdirectores y funcionarios celebraban –con alcohol y baile– fiestas de cumpleaños o caprichosas reuniones de “cuates” con gasto al erario.
Hasta el último día del gobierno de Enrique Peña Nieto, la estructura directiva del principal órgano de inteligencia del gobierno federal (Cisen) contaba con una Dirección General; una Secretaría General; siete coordinaciones generales; una Unidad de Administración, Finanzas y Desarrollo Humano; 32 delegaciones de investigación, una por cada estado de la República, y 13 representaciones en el extranjero.
Ahora, de aquella robusta estructura, al Centro Nacional de Inteligencia le queda una Dirección General a cargo del general Audomaro Martínez Zapata; en la Secretaría General está Saúl Parra; cuenta con cinco coordinaciones generales: Operaciones, bajo el mando del general José Luis Sedano Ramírez; Contrainteligencia, de José Miguel Espinoza Pérez, exdelegado del Cisen en el Estado de México; Inteligencia, de Gladys Radilla Garibo; Servicios Tecnológicos, del abogado Andrés Andrade Téllez; y Jurídica. Se eliminaron las coordinaciones generales de Vinculación Nacional e Internacional y la de Administración y Finanzas.
Aunque el CNI es dirigido por un general de división diplomado del Estado Mayor del Ejército Mexicano –especialista en asuntos de seguridad nacional–, este órgano de inteligencia no es autónomo y depende de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, cuya titular es Rosa Icela Rodríguez Velázquez, exsecretaria general de Gobierno en la Ciudad de México.
En la estructura directiva están también los titulares del Órgano Interno de Control, Aarón Marino Álvarez Montiel; de la Unidad de Administración, Finanzas y Desarrollo Humano, Alberto Bernal; y de la Oficina de Gestión Institucional.
La Coordinación General de Operaciones, a cargo del general Sedano Ramírez, cuenta con tres direcciones: Atención a la Delincuencia Organizada; Centro Nacional de Fusión de Inteligencia, Atención a la Seguridad Pública.
En la Coordinación General de Contrainteligencia, bajo el mando de José Miguel Espinoza Pérez, hay tres direcciones: Contrainteligencia para el Estado; Atención al Terrorismo, e Inteligencia Cibernética.
La Coordinación General de Inteligencia –encabezada por Gladys Radilla– cuenta con cinco direcciones: Análisis; Investigación; Información de Fuentes Abiertas; Red Nacional de Información, y Asuntos Internacionales. Esta última tiene bajo su mando las representaciones en el extranjero, que desde el gobierno anterior son 13.
En la Coordinación General de Desarrollo Tecnológico, con Andrés Andrade Téllez, hay tres direcciones: Tecnologías de la Información; Proyectos Tecnológicos Estratégicos, y Seguridad e Innovación Tecnológica.
La Coordinación Jurídica tiene bajo su mando cuatro direcciones: Planeación y Vinculación; Escuela de Inteligencia para la Seguridad Nacional –encabezada por Marco Antonio Curzio Gutiérrez–; Control de Confianza, y Seguridad Institucional.
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