Connecticut, Estados Unidos. El 11 de octubre, un camión blanco se detuvo frente a la entrada principal de la Universidad de Harvard en Cambridge, Massachussets, una hermosa puerta negra de hierro forjado. En los costados y la parte trasera, había tres llamativas pantallas LED en un estilo reminiscente a vallas publicitarias. Mostraban imágenes de docenas de estudiantes de la mundialmente famosa casa de estudios. Debajo de sus caras, letreros diciendo: “Principales antisemitas de Harvard” junto a una supuesta URL HarvardHatesJews.com (HarvardOdiaJudios.com).
El camión de doxxing1 fue patrocinado por el grupo de derecha Accuracy in Media. Sus objetivos eran estudiantes que habían firmado una carta patrocinada por el Comité de Solidaridad Palestina de Harvard: “Los acontecimientos de hoy no ocurrieron en el vacío”, refiriéndose al ataque de Hamás el 7 de octubre.
“Durante las últimas dos décadas, millones de palestinos en Gaza se han visto obligados a vivir en una prisión al aire libre. Los funcionarios israelíes prometen ‘abrir las puertas del infierno’ y las masacres en Gaza ya han comenzado”.
Algunos de los estudiantes recibirían amenazas de muerte, mientras que otros se preocuparían por lo que podría venir después y al menos uno perdería una oferta de trabajo. “Tengo mi carrera en juego”, dijo un joven preocupado.
Se han producido muchas otras formas de acoso contra alumnos propalestinos. La “pregunta” es si la inteligencia israelí está detrás de algo de esto. Hay una larga historia de operaciones ilegales de espionaje y acciones encubiertas de Israel contra estadunidenses dentro de su propio país, todo ello sin la más mínima interferencia por parte de las organizaciones de inteligencia de Estados Unidos. Para poner unos ejemplos:
A continuación, Netanyahu dirigió su atención a los estudiantes, profesores y grupos universitarios estadunidenses que luchan por los derechos de los palestinos.
Para este esfuerzo, fue creada la poco conocida Israel on Campus Coalition (ICC), con sede en Washington. Durante años, la organización –con vínculos tanto con la inteligencia israelí como con el Comité de Asuntos Públicos Estados Unidos-Israel (AIPAC por sus siglas en inglés)3– ha utilizado estudiantes informantes pertenecientes a organizaciones universitarias judías y proisraelíes para recopilar inteligencia sobre estudiantes y grupos propalestinos.
Jacob Baime –el principal ejecutivo de ICC– da una sesión de acoso diaria denunciando a profesores y estudiantes propalestinos. “El ICC reúne recursos de todas las organizaciones del campus. Para que puedan aprovechar todos los ángulos”, le dijo a “Tony” Kleinfeld en 2016 Lila Greenberg, la principal organizadora nacional de AIPAC en ese momento.
En ese momento, Kleinfeld –que es judío– se hacía pasar por un activista proisraelí, mientras trabajaba como reportero encubierto para un documental de Al Jazeera. También se reunió con Jacob Baime –actual director ejecutivo de la ICC y exdirector nacional de AIPAC–. En su sede de Washington, se jactó ante Kleinfeld del poder de su organización para hostigar en secreto a los estudiantes estadunidenses que apoyan los derechos de los palestinos.
Ante la cámara oculta de Kleinfeld, Baime describió a la ICC como un comando militar israelí clandestino. “Está inspirado en la estrategia de contrainsurgencia del general Stanley McCrystal en Irak. Hemos copiado mucho de esa estrategia que, de hecho, nos ha funcionado muy bien. Y una de las piezas es este Informe de Operaciones e Inteligencia”.
Ese informe de inteligencia –que contiene detalles secretos sobre estudiantes y profesores estadunidenses– es pasada al Ministerio de Asuntos Estratégicos de Israel, según Ian Hersh, director de operaciones de ICC. Al igual que Baime, Hersh es un exalto funcionario del AIPAC. “En términos de intercambio de información, agregamos el Ministerio de Asuntos Estratégicos a nuestro Informe de Operaciones e Inteligencia”, dijo4.
Fueron revelaciones que indican que Israel está llevando a cabo una operación secreta de espionaje universitario a nivel nacional dentro de Estados Unidos. Una vez que los datos sobre los estudiantes propalestinos se transmitan a la inteligencia israelí, podrán usarse en operaciones encubiertas para “aplastarlos”, en palabras de Baime.
En 2016, por ejemplo, el Psy Group de Israel –una organización de guerra psicológica vinculada al Mossad– lanzó el “Proyecto Mariposa”. Financiado en secreto por ricos donantes judíos en Estados Unidos, entre sus objetivos estaba utilizar información falsa para atacar y destruir la reputación de sus objetivos y tildarlos de terroristas. Ram Ben-Barak –entonces alto funcionario del Grupo Psy y exsubdirector del Mossad– estaba entusiasmado con “Mariposa”.
Entre las muchas víctimas se encontraba Hatem Bazian, profesor de la Universidad de California en Berkeley y líder del movimiento propalestino. Una mañana, cuando estaba a punto de llevar a su hija a la escuela, descubrió un volante en el parabrisas de su automóvil que contenía su foto con el texto en letras mayúsculas y negrita: “ÉL APOYA EL TERROR”.
Según Baime, el centro de mando de la ICC utiliza la tecnología de inteligencia más avanzada. Incluía Radian6 que monitoreaba conversaciones en línea en tiempo real desde más de 650 millones de fuentes de redes sociales, incluidas Facebook, Twitter, YouTube, blogs y otras comunidades en línea. Un panel proporcionaba datos de geolocalización y otros detalles. “Lo eliminaremos gradualmente durante el próximo año y traeremos tecnología más sofisticada desarrollada en Israel”.
El grupo incluso pagó más de 1 millón de dólares a una poderosa firma consultora política de Washington –FP1– para promover publicaciones en las redes sociales que atacaran a los estudiantes que apoyaban los derechos de los palestinos.
Oculta detrás de su opaco muro digital, la ICC es libre de nombrar, avergonzar y formular acusaciones espurias y escandalosas de antisemitismo y terrorismo, tal como el camión de doxxing en Harvard –aunque no hay indicios de que se tratara de una operación de la ICC–.
El objetivo es la intimidación sin temor a tener que rendir cuentas o revelar sus vínculos directos con el gobierno israelí. Por tanto, el secreto es primordial.
“Tenemos muchas capacidades de comunicación, y creo que lo más interesante de esto”, dijo Baime a la cámara oculta, “es que el 90 por ciento de las personas que prestan atención a este espacio no tienen idea de lo que estamos haciendo. Realmente estoy haciendo, lo cual me gusta. Lo hacemos de forma segura y anónima y esa es la clave”.
Una vez recopilados los datos de la red de espías universitarios y equipos de vigilancia israelíes de alta tecnología de la ICC fluyen a la Liga Antidifamación (ADL) –que a pesar de su nombre–, actúa como una organización de propaganda a favor de Israel y su director, Jonathan Greenblatt, pasa gran parte de su tiempo realizando entrevistas en los medios sobre estudiantes y grupos que se oponen a la ocupación ilegal y a las violaciones de derechos humanos. Señaló a dos grupos estudiantiles pacíficos Voz Judía por la Paz y Estudiantes por la Justicia en Palestina.
Luego, la ADL utiliza la información de la operación de espionaje universitario de la ICC –junto con otros datos– para crear un informe anual: “Activismo antiisraelí en los campus estadunidenses”. A pesar del interminable alarmismo, los resultados para 2021-2022 fueron insignificantes: “Una agresión física; 11 casos de vandalismo, y 19 casos de acoso” entre millones de estudiantes en 359 campus del país.
El dinero no es un problema para la ICC. Los organizadores de la manifestación Marcha por Israel hace una semana en Washington estaban preocupados de que pocos estudiantes se presentaran al evento. Por lo tanto, la ICC se ofreció y pagó 250 dólares a los estudiantes proisraelí que asistieran.
¿De dónde viene el dinero de la CPI?
Gran parte de la financiación proviene de Adam Milstein –un oscuro delincuente convicto con vínculos muy estrechos tanto con Israel como con el fallecido Sheldon Adelson–. En 2015, estaba al lado de Adelson en Las Vegas cuando, a petición de Benjamin Netanyahu, el multimillonario propietario de casinos formó un grupo de trabajo secreto para luchar contra el movimiento propalestino de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS).
Incluido como único miembro de la junta directiva y principal donante de la ICC, fue declarado culpable de evasión de impuestos federales y enviado a prisión en 2009. Poco después de su liberación, hizo una solicitud muy extraña al Departamento de Justicia. Quería volar a Israel, donde –entre otras cosas– se “reuniría con el primer ministro”, Benjamín Netanyahu. El Departamento de Justicia accedió a la solicitud.
Es fundamental para Israel ocultar los vínculos gubernamentales y financieros con organizaciones estadunidenses que atacan encubiertamente a sus connacionales. Para lograr esto, el Ministerio de Asuntos Estratégicos creó una organización fachada falsa y de apariencia inocente, “Concert” –anteriormente Kela Shlomo–.
Es una supuesta “organización benéfica” israelí sin fines de lucro. Fue financiada con aproximadamente 35 millones de dólares del gobierno estadunidense. Antes de la decisión de crear el frente, el ministerio intentó pasar millones de dólares a organizaciones judías estadunidenses para pagarles apoyo y cooperación en la realización de sus operaciones clandestinas.
Algunas rechazaron al ministerio, incluidas las Federaciones Judías de América del Norte, así como el Consejo Judío de Asuntos Públicos. Sabían que sin un registro formal, tales acciones constituirían violaciones de la Ley contra agentes de una potencia extranjera, conocida como Sección 951; son delitos graves.
Las negativas dejaron a los funcionarios del Ministerio de Asuntos Estratégicos “ansiosos y frustrados”, según uno de los funcionarios judíos estadunidenses contactados. El resultado fue la creación de la falsa “organización benéfica” Concert.
De igual manera, Israel contrata en secreto a judíos estadunidenses como espías para que trabajen desde su embajada en Washington y sus consulados, con el objetivo de vigilar y monitorear a sus compatriotas, incluidos los estudiantes.
Entre ellos, se encuentra Julia Reifkind, quien dirigió un grupo proisraelí en la Universidad de California antes de convertirse en activista del AIPAC. En 2016, Israel la contrató y la asignó a su embajada en Washington. Su trabajo es recolectar información de activistas propalestinos para el gobierno israelí.
Reifkind tuvo una buena preparación para su tarea. Pensando que Kleinfeld era una compañera activista a favor de Israel, reveló que mientras estaba en AIPAC pasó gran parte de su tiempo engañando a estudiantes universitarios sobre su conexión encubierta con la organización. “Obviamente, soy una activista universitaria capacitada por AIPAC”, dijo. “Cuando haces lobby en nombre de AIPAC, no dices AIPAC, sino: ‘Soy un estudiante proisraelí de UC Davis’”.
Reifkind abundó: “Se trata principalmente de recopilar información e informar a Israel. Eso es mucho de lo que hago. Informar al Ministerio de Relaciones Exteriores, al Ministerio de Asuntos Estratégicos, y asegurarnos de que tengan la información correcta”.
Una de las formas en que espía a los activistas propalestinos y a los defensores de los derechos humanos es mediante cuentas falsas de Facebook. “Tengo mi Facebook falso y sigo todas las cuentas de SJP –Estudiantes por la Justicia en Palestina–. Uso varios nombres falsos”.
Una vez que Reifkind recopila la información de inteligencia sobre sus objetivos, se la pasa a su jefe en la embajada. Luego se envía al Ministerio de Asuntos Estratégicos y otras oficinas a través de un sistema cifrado seguro llamado “Cables”.
Como es visible, Israel realiza un enorme trabajo de inteligencia, propaganda e intimidación dentro de Estados Unidos. Afecta a muchos ciudadanos sin que esta inaudita actividad sea enfrentada por las autoridades. Durante el actual conflicto de Gaza, estas acciones se han recrudecido cuantitativa y cualitativamente.
Notas:
Sus actividades incluían “comprar componentes para construir y mantener el arsenal nuclear de Israel”. También apoyó al régimen del apartheid en Sudáfrica, para que permitiera a Israel adquirir uranio para su programa nuclear. En junio pasado, Milchan proporcionó algunos detalles sobre su amistad con el líder israelí, Netanyahu, ambos se relacionan “como hermanos”
Tiene más de 100 mil miembros, 17 oficinas regionales y “un vasto grupo de donantes”. El representante Brad Sherman –demócrata por California– ha llamado a AIPAC “la organización más importante en la promoción de la alianza entre Estados Unidos e Israel”. Su presupuesto reconocido –el presupuesto secreto puede ser mucho mayor– excede los 50 millones de dólares anuales
4.Para más información al respecto del documental filmado por Al-Jazeera.
José R Oro/Prensa Latina*
*Ingeniero cubano residente en Estados Unidos
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