Las farmacéuticas mantienen gran interés por distintas especies de plantas con propiedades curativas de México, indica en entrevista la doctora María Félix Ramos Ordóñez. Como ejemplo, cita a la cuachalalate, una planta endémica que no cuenta con registro de protección de la Norma Oficial de México (NOM) y se encuentra en riesgo por sobreexplotación.
La planta, advierte en entrevista, tiene propiedades benéficas que alivian alrededor de 40 enfermedades, e incluso se investiga su capacidad curativa para el cáncer en el estómago. La profesora-investigadora adscrita a la carrera de biología de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala, de la Universidad Nacional Autónoma de México, indica que en Morelos existen granjas de cultivos de la cuachalalate, pero –advierte– su sobreexplotación está provocando que la especie entre en decadencia.
Agrega que la desaparición del cuachalalate generaría un impacto en la cadena trófica, porque no sólo desaparece la especie sino que también otras que se benefician de sus propiedades de nodriza se ven afectadas. Con ello, los animales que siempre están dependiendo de las plantas se someten a carencias y daños perjudiciales.
De acuerdo con la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, en México 48 especies están probablemente extintas en el medio silvestre; 535 especies están en peligro de extinción –se trata de aquellas “cuyas áreas de distribución o tamaño de sus poblaciones en el territorio nacional han disminuido drásticamente poniendo en riesgo su viabilidad biológica en todo su hábitat natural, debido a factores tales como la destrucción o modificación drástica del hábitat, aprovechamiento no sustentable, enfermedades o depredación, entre otros”–; y hay 912 especies amenazadas –esto es que “podrían llegar a encontrarse en peligro de desaparecer a corto o mediano plazos, si siguen operando los factores que inciden negativamente en su viabilidad, al ocasionar el deterioro o modificación de su hábitat o disminuir directamente el tamaño de sus poblaciones”–; además hay 1 mil 183 especies sujetas a protección especial –porque podrían llegar a encontrarse amenazadas por factores que inciden negativamente en su viabilidad.
La investigadora de la UNAM señala que en el país aún hay mucho trabajo por hacer, no sólo porque se tiene que proteger a las especies que están en la NOM, sino también a aquellas que debieron entrar a la norma en una categoría de protección. “Además es necesario que el comercio de especies también se regularice”.
La doctora Ramos Ordóñez indica que, por su posición geográfica, México tiene una gran variedad de especies endémicas que no están en ningún otro lado del planeta, y que “esto nos hace responsables de mantener a esas especies y a esos lugares en donde habitan que son muy particulares”.
Señala que a nivel mundial, en lo que a la lista roja de especies amenazadas se refiere, en México aparecen cerca de 4 mil 500 especies en alguna categoría de protección; y en lo que son las leyes mexicanas: la Norma Ecológica 059, que se actualizó en 2019, arroja 2 mil 678 especies.
“Esto es preocupante, dado que del porcentaje más alto de especies que están en la NOM, el 55 por ciento son vertebrados: mamíferos, aves, reptiles, peces, anfibios, reptiles; y más o menos el 38 o 40 por ciento es flora, desde los musgos hasta plantas con flores.”
La investigadora advierte que el saqueo es una de las principales causas de extinción de especies en México. Ello, porque en muchos lugares del país, no se cuenta con vigilancia en las zonas donde abundan especies de plantas y animales.
Al respecto, ejemplificó con el Valle de Tehuacán en Puebla, “en donde cualquier persona que va por la carretera es libre de parar en un punto, entrar a un bosque de cactáceas y llevarse lo que quiera”.
Pese a que las personas pueden ser detenidas, es difícil proceder, explica la doctora Ramos Ordóñez. Por ello, explica, es necesario hacer un esfuerzo por informar y capacitar a la población que vive en los alrededores de la zona así como a las autoridades para que estos recursos y el territorio se puedan defender.
El tráfico de especies, la sobreexplotación y los saqueos, son algunos factores que propician la extinción de especies; así como los eventos meteorológicos y la contaminación lumínica, del agua y aire, indica la experta. Agrega que actualmente, con la contaminación, las plantas no están produciendo flores para los polinizadores y tampoco producen frutos para las aves que emigran.
En cuanto a los animales domésticos, advierte que muchas de las veces éstos son introducidos a un hábitat que no les corresponde, afectando con ello el equilibrio del lugar, porque se comen a los animales oriundos.
Por otra parte, explica a Contralínea que algunas especies están cambiando sus rasgos de distribución. Un ejemplo es el mosquito del dengue. Al respecto, expone que “antes se escuchaba mucho en la costa nada más; al día de hoy, se encuentra en el Estado de México, porque las condiciones ambientales están cambiando y esto nos puede traer un gran problema”.
Otros factores relevantes, de acuerdo con la investigadora, son la tala de árboles y el cambio del usos de suelo para retirar la vegetación original y poner casas, cultivos, carreteras y grandes hoteles. Este tipo de desarrollos, explica, generan una gran cantidad de contaminación y deforestación, lo que provoca que miles de especies se vean desplazadas o en peligro de desaparecer.
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