San Pedro de Atacama, Chile. El viento no da tregua. Y menos si sopla mezclado con la tierra que conforma las calles de arena del poblado, rodeado de casas de adobe. Un consejo a considerar es cargar un pañuelo para cubrir el rostro. De esta manera, se puede respirar sin atragantarse con el polvo que levantan los autos de turismo al esquivar a los perros vagabundos agotados por el sol.
La localidad de San Pedro de Atacama es, por lejos, el polo turístico favorito del altiplano chileno. Y es en medio de ese oasis donde se reúne el Consejo de Pueblos Atacameños (CPA). Ésta es una asociación indígena que agrupa a 18 comunidades de la cuenca del salar de Atacama. Nació con la intención de unificar criterios, “dado que la ley indígena nos separa, pues habla de pueblos y no de comunidades”, dice Francisco Mondaca, coordinador de la Unidad de Medio Ambiente (UMA) del CPA.
El ingeniero civil ambiental Mondaca cuenta que la UMA es única en Sudamérica. Tiene como objetivo velar por la protección y monitoreo de los ecosistemas de las comunidades dentro de un contexto cultural, en donde se respeta y se complementa con la cultura.
“La idea es que las comunidades indígenas se hagan cargo de la administración y control de las aguas”, dice. Una situación que genera tanto roces como acuerdos colaborativos con las empresas que operan en el núcleo del salar de Atacama.
Aunque las demandas que menciona el CPA son muchas, la extracción directa es una discusión vigente. Genera más incógnitas que certezas.
A fines de diciembre de 2023, la estatal Corporación Nacional del Cobre (Codelco) y SQM anunciaron una asociación público-privada, con el fin de explotar el salar de Atacama hasta 2060. Esto generó diversas reacciones.
Uno de los principales cuestionamientos apunta a los impactos socioambientales de la minería, mientras el sector empresarial alude a iniciativas y tecnologías que prometen hacer a la industria del litio más “sostenible” y amigable con el medioambiente.
Entre ellas, se encuentran las tecnologías de extracción directa de litio. Éstas comenzaron a adquirir mayor notoriedad tras el anuncio de la Estrategia Nacional del Litio en abril de 2023. En ese entonces, el presidente de Chile Gabriel Boric recalcó que la explotación del mineral debe asegurar la sustentabilidad, además de producir el menor impacto posible en los territorios. Pero, ¿de qué se trata este método?
En palabras simples, la Extracción Directa de Litio (EDL) es un proceso que consiste en separar el litio o aislarlo de los otros componentes de la salmuera –agua con concentración de sales–. De esta manera, pueda ser retirado sin necesidad de utilizar grandes piscinas de evaporación.
Además, diversas empresas ligadas a la industria del litio aseguran que la salmuera de descarte –la que sobra luego de obtener el litio– puede ser devuelta al salar sin perjudicar el balance hídrico de la cuenca y el ecosistema.
Existen tres principales métodos: adsorción, intercambio iónico y extracción por solvente. Básicamente lo que hacen “es separar el litio de la salmuera”, dice Diego Puca, hidrogeólogo e integrante de la UMA.
Tanto Puca como Mondaca coinciden en que cada tecnología “tiene ventajas y desventajas”. No obstante, el ingeniero civil ambiental hace hincapié en decir que una cosa es la extracción directa, y otra diferente es el proceso posterior: la reinyección de salmuera.
El antiguo académico de la escuela de Química y Farmacia de la Universidad Católica, Emilio Bunel –quien, además, fue gerente de innovación de SQM– explica que el asunto más interesante es tratar de evitar que estas salmueras –que ahora ya no tienen litio– se mezclen con las que sí tienen, porque se empieza a diluir la materia prima. “Por eso es que la forma en que se debe hacer la reinyección es a varios cientos de kilómetros de profundidad y bajo presión”.
Sin embargo, para algunos científicos no existe consenso sobre la real inocuidad del proceso de reinyección de salmueras. La razón es simple: no hay ninguna experiencia a escala industrial en Chile que la avale.
Así lo confirma la académica e investigadora del Departamento de Ingeniería y Procesos de Minerales de la Universidad de Antofagasta, Ingrid Garcés. Sostiene que si bien el proceso completo de EDL no va a perjudicar o contaminar el salar, debe ser refutado desde el punto de vista científico. “No tenemos pruebas experimentales en el salar que digan que esta tecnología es mejor que la otra, porque los resultados se tienen que ver in situ”.
Garcés –quien es doctora en Ciencias Geológicas– arguye que más bien existe “un desarrollo tecnológico que abarca un proceso con un mayor rendimiento, pero no sabemos si esas reinyecciones van a producir alteraciones al sistema”.
A esto, se suman otros antecedentes. Por ejemplo, un estudio publicado este año por la revista Nature Reviews Earth & Environment destaca que la EDL podría utilizar mayores cantidades de agua que el método actual. Esto comprometería su aplicabilidad en lugares áridos.
Además, la investigación alerta que algunas tecnologías de extracción directa implican cambios de pH en la salmuera –calentamiento hasta de 80 grados Celsius–. Además de la utilización de productos químicos que deben tenerse en cuenta durante las evaluaciones de impacto ambiental.
“Más que una solución viene a sumar una mayor incertidumbre, recién se está comenzando a probar y hay más dudas que soluciones”, dice Mondaca.
Contrario a eso, Bunel –actual asesor en materias de EDL– asegura que estas tecnologías tienen un potencial más sustentable que el método convencional, al cual califica como “insuficiente”. Esto porque se pierde “hasta un 40 por ciento de litio” en las etapas del proceso. Al quedar adheridas, muchas sales se cristalizan a lo largo de la cadena de piscinas de evaporación.
El salar de Atacama es el tercer salar más grande del denominado Triángulo del litio, zona geográfica que abarca a Chile, Argentina y Bolivia. En su núcleo, se encuentran las únicas empresas que explotan el litio en Chile a partir de salmueras: Albemarle Chile, filial de la empresa estadunidense Albemarle Corporation, y la chilena Sociedad Química y Minera de Chile (SQM).
Esta última lleva “cinco años trabajando en el desarrollo de tecnologías de extracción directa”, dice Javier Silva, gerente de Sostenibilidad y Relacionamiento Comunitario de SQM.
El mundo del litio no es desconocido para Silva. Esto, porque su primer trabajo que mantiene hasta la actualidad fue en el salar de Atacama. Es ingeniero industrial en Bioprocesos de la Universidad Católica y conoce las etapas productivas del litio, desde que es extraído del salar como salmuera, hasta que es enviado a las plantas químicas, luego de un proceso de concentración selectiva vía evaporación solar y manejo físico-químico.
Por ello, no tiene pelos en la lengua al decir que, de todas partes del mundo, llegan “oferentes de tecnologías que prometen ser la solución para la extracción directa de litio”. Admite que “nos hemos demorado”, sin embargo, destaca que cuentan con una planta piloto en el mismo salar para probar las tecnologías.
Silva comenta que algunas tecnologías ofrecidas requieren de un consumo energético elevado y, a la vez, de un consumo hídrico que, en algunos casos, es 10 veces mayor a lo que utiliza SQM en la actualidad.
“Ahora tenemos dos tecnologías que se ven bastante prometedoras”, dice el gerente de Sostenibilidad, esbozando una leve sonrisa. Asegura que también la apuesta de SQM va en dirección a un sistema híbrido; es decir, EDL, más el método convencional.
Sin embargo, repara en que el mayor desafío es la reinyección posterior. No está resuelto, pues “una cosa es reinyectar los volúmenes actuales versus reinyectar casi la totalidad de la solución, claramente es otro el impacto que hay que evaluar”.
Silva asegura que el próximo paso es probar si el proceso de reinyección es factible o no. Para esto, buscan un área y, en paralelo, hablan con las comunidades. “Tenemos que saber primero si ellos están de acuerdo para hacer estas pruebas y, posteriormente, ver el funcionamiento de la zona afectada”.
Por otra parte, en 2022, Albemarle Chile presentó su estrategia de desarrollo, “Nueva Era del Litio”. Fue definida como una forma concreta de “colaborar en la transición energética justa” y promover la sostenibilidad de sus operaciones.
Además, firmó un acuerdo con la empresa Cramsa para contar con hasta 500 litros por segundo de agua de mar desalada, a partir del año 2027 –pendiente de permisos y construcción–. Esto permite analizar la puesta en marcha de métodos de extracción directa de litio.
Mondaca reconoce que el CPA tiene un acuerdo con Albemarle, “no somos amigos, pero sí tenemos un tema de cooperación”. Asegura que la empresa está haciendo pruebas de reinyección, eventos en los que han participado “para tomar datos, verificar la información entregada y saber cómo se comporta el subsuelo”, dice el coordinador de la UMA.
Climate Tracker intentó conversar con Albemarle Chile para saber más sobre estas iniciativas, pero hasta el cierre de este reportaje no obtuvo respuesta.
La efervescencia por hacerse de un pedazo de los más de 60 salares que existen en Chile –45 salares y 18 lagunas salinas–, según datos del Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin), ha desencadenado una carrera sin precedente. Empresas inglesas, canadienses, chinas, rusas, estadunidenses, entre otras, se lucen en seminarios, conferencias y foros de litio. Exponen su tecnología que promete reducir el consumo de agua y el impacto en la biodiversidad.
Según sus impulsores, sus tecnologías pueden mejorar en hasta un 89 por ciento la extracción del mineral, versus lo que se logra por medio de la evaporación de las salmueras.
En conversación con el equipo de Climate Tracker, el presidente para Latinoamérica de la estadunidense Sorcia Minerals –creada en 2015–, Rodrigo Dupuoy, asegura que la tecnología de la empresa “tiene una eficiencia de hasta 95 por ciento en la extracción, por lo que su funcionamiento es mucho más efectivo que las piscinas de evaporación, que suelen no superar 40 por ciento de eficiencia”.
Este año, Sorcia Minerals ganó varios titulares en los medios debido a que realizaron estudios geofísicos en el salar de Tara, sitio que es parte de la Reserva Nacional Los Flamencos. Dupoy no esconde el interés de la compañía por ocupar todos los salares de Chile. Asegura que la EDL que utilizan consume un nivel bajo de agua dulce y que algo similar ocurre con la utilización de energía.
Además, el ejecutivo de la compañía explica que la tecnología utiliza plantas modulares, además de móviles que se pueden colocar a un costado del salar y no dentro del mismo. De esta manera, evitar cualquier afectación al territorio. “Cuando se termina de explotar y de reinyectar sacamos las cañerías y dejamos el salar tal cual estaba antes de iniciar la operación”.
La tecnología de extracción directa que usa Sorcia Minerals fue creada por John Burba, director general de International Battery Metals, mismo creador del método que usa la empresa Livent en el salar de Hombre Muerto, en la provincia de Catamarca, Argentina. Esa planta –instalada en 1998– opera con extracción directa desde aquella fecha y produce más de “15 mil toneladas de carbonato de litio al año”, asegura Dupuoy.
Sin embargo, esa misma tecnología fue la que Burba mejoró, sumándole la reinyección y una mayor eficiencia de extracción. Con eso, consiguió una versión 2.0, la cual hoy opera Sorcia Minerals.
Por otra parte, se encuentra Cominor –del Grupo Errázuriz, uno de los principales grupos empresariales del país–. Tiene un joint venture –asociación comercial– con Simbalik, empresa asiática: Simco Spa.
Esta alianza busca implementar el proyecto de explotación Producción Sales de Maricunga en el salar de Maricunga. También, desarrolla una tecnología de EDL, a través de un Centro Tecnológico de Pilotaje, el cual permite producir hidróxido de litio –grado batería–. Éste es un producto directo con alto valor agregado.
Simco SpA es la única operación en Chile que tiene un permiso de reinyección. Sin embargo, a pesar de que logró aprobar su Resolución de Calificación Ambiental (RCA) en septiembre de 2020, la Corte Suprema la obligó a retrotraer este proceso a la etapa de consulta indígena, proceso que aún no se inicia.
El geólogo de la Unidad de Medio Ambiente del CPA, Javier Escudero, dice que se habla mucho de la transición energética –transformación progresiva hacia un modelo energético menos dependiente o no dependiente de los combustibles fósiles–, pero cuestiona las externalidades que se están generando en los territorios. “Esa transición no va a ser instantánea para San Pedro de Atacama. Puede existir un beneficio para el mundo, pero se va a sacrificar un territorio en pos de un nuevo mundo”.
De acuerdo con el Critical Minerals Market Review 2023 de la International Energy Agency, el sector energético fue el principal factor que triplicó la demanda global de litio entre 2017 y 2022, de los cuales 56 por ciento fue destinado a aplicaciones para energías limpias.
Además, el informe señala que la rapidez y asequibilidad de la transición energética –para lograr las emisiones cero netas al 2050– dependerá en gran medida de la disponibilidad de suministros de minerales esenciales, como el cobre y el litio, motivo tras el crecimiento récord que sufrieron en 2022 las exploraciones de litio a nivel mundial.
Por otro lado, Mondaca afirma que no cree en los discursos que aluden a la transición energética. Por más que mañana se implemente la EDL, se seguirá emitiendo dióxido de carbono (CO2).
El litio se debe transportar al puerto de Antofagasta y el traslado va a emitir CO2. La planta que va a fabricar el auto eléctrico va a emitir CO2. Y, al final, “¿para fabricar un auto que no va a emitir, pero todo el ciclo que hizo emite mucho CO2? La extracción de salmuera necesita energía y desde ya empieza la emisión”.
Por su parte, el gerente de Sostenibilidad y Relacionamiento con las comunidades de SQM dice que “si estás buscando que la transición energética le traiga beneficios al mundo, no deben existir zonas de sacrificio”. Asegura que para esto es esencial mantener a las comunidades informadas de los proyectos que se van a realizar mediante el mecanismo de la consulta previa libre e informada. “Ellos hacen parte en todo y nos urge minimizar el riesgo de un impacto negativo”.
El ejecutivo de SQM asegura que en caso de generar impactos negativos se conversa con los habitantes de la zona. De esta manera, se tomarán las medidas necesarias en conjunto con la compañía. “Las comunidades han visto un cambio en su vida gracias a la industria del litio”.
Mondaca se pregunta: “¿Cuánto tiempo le queda al litio? ¿10 años? ¿Qué tan dispuestos estamos a sacrificar el salar de Atacama y todo lo que implica por estos supuestos 10 años? El mejor ejemplo es Calama [la capital minera de Chile] que genera millones de pesos para el país, pero la retribución a su territorio es escasa”.
“Están todo el día tragando polvo”, sentencia el ingeniero ambiental.
Barina Montoya/Inter Press Service (IPS)*
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