En sólo un año, 2023, la temperatura del planeta superó los niveles preindustriales en 1.5 grados centígrados, lo que combinado factores de riesgo medioambientales y sociales, plantea graves desafíos para todo el mundo.
Específicamente, el cambio climático provocado por el hombre compromete la seguridad alimentaria y el abasto de agua, la seguridad energética y la estabilidad financiera; además, pone en grave riesgo la salud de la población, al grado de provocar su muerte, advierte el documento Evaluación Europea del Cambio Climático.
Este informe de la Agencia Europea del Medio Ambiente EMA 01/2024, señala que el calor extremo es cada vez más común, lo que expone a una gran parte de la población al estrés por calor, especialmente en el sur y el oeste de Europa. El verano récord de 2022, se ha relacionado con entre 60 mil y 70 mil muertes prematuras en Europa, aún cuando se ha dispuesto de inversiones considerables en planes de acción de salud relacionadas con el intenso calor.
La mayoría de los peligros climáticos en Europa aumentarán aún más en lo que resta del siglo XXI, incluso bajo escenarios optimistas compatibles con el Acuerdo de París, pero la magnitud y el ritmo del cambio dependen de los esfuerzos globales para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (ver Figura ES.2). Un escenario pesimista sin medidas políticas adicionales sugiere que los daños económicos relacionados sólo con las inundaciones costeras podrían superar el billón de euros al año para finales de siglo en la Unión Europea (UE).
Las temperaturas más cálidas también facilitan el movimiento hacia el norte de los vectores de enfermedades y su propagación a elevaciones más altas. El sur de Europa es ahora lo suficientemente cálido como para que los mosquitos transmitan enfermedades que antes sólo eran tropicales.
Si no se toman medidas decisivas ahora, la mayoría de los riesgos climáticos identificados podrían alcanzar niveles críticos o catastróficos para finales de este siglo. Cientos de miles de personas morirían a causa de las olas de calor, y las pérdidas económicas sólo por las inundaciones costeras podrían superar el billón de euros al año.
El cambio climático puede provocar crisis agudas, como incendios forestales generalizados, fallas de infraestructura crítica, apagones e importantes impactos económicos y de salud. Europa enfrenta un riesgo creciente de mega sequías que abarcan grandes regiones y duran varios años, y que son incluso más graves que las recientes sequías en Europa, las cuales de prolongarse causan grandes daños económicos y pueden degradar gravemente los recursos hídricos de los que depende la humanidad, la agricultura, la industria, las centrales eléctricas, el transporte fluvial y los ecosistemas.
El informe advierte que Europa es el continente que se calienta más rápido del mundo. El calor extremo, que alguna vez fue elativamente raro, se está volviendo más frecuente, mientras los patrones de precipitación están cambiando. En contrario, los aguaceros y otras precipitaciones extremas están aumentando en intensidad, y en los últimos años se han producido inundaciones catastróficas en varias regiones. Al mismo tiempo, en el sur de Europa se pueden esperar disminuciones considerables de las precipitaciones generales y sequías graves. El cambio climático es un multiplicador de riesgos que puede exacerbar las crisis existentes.
Los riesgos climáticos pueden pasar de un sistema o región a otro, incluso desde el mundo exterior hasta Europa. Los riesgos climáticos en cascada pueden generar desafíos a nivel de todo el sistema que afecten a sociedades enteras y a grupos sociales vulnerables particularmente afectados. Los ejemplos incluyen mega sequías que provocan inseguridad hídrica y alimentaria, alteraciones de infraestructura crítica y amenazas a los mercados financieros y la estabilidad.
Las olas de calor y las sequías prolongadas están aumentando con el cambio climático. Esto puede provocar crisis agudas, como incendios forestales generalizados, fallas de infraestructura crítica, apagones e importantes impactos económicos y de salud.
Los grandes incendios forestales se ven facilitados por el calor extremo en combinación con la sequía prolongada, aunque los humanos desempeñan el papel dominante en su ignición. Los incendios forestales extremos en 2022 y 2023 han tenido impactos directos y graves en los ecosistemas, el almacenamiento de carbono y los asentamientos humanos. También provocaron impactos más amplios en la salud humana, la infraestructura crítica, el turismo y la economía en las regiones afectadas.
Los riesgos climáticos para los ecosistemas, las personas y la economía dependen tanto de factores de riesgo no climáticos como de los propios peligros relacionados con el clima. Por lo tanto, políticas y acciones eficaces a nivel europeo y nacional pueden ayudar a reducir estos riesgos en un grado muy significativo. La medida en que podamos evitar daños dependerá en gran medida de la rapidez con la que podamos reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero y de la rapidez y eficacia con la que podamos preparar nuestras sociedades y adaptarnos a los impactos inevitables del cambio climático.
La UE y sus Estados miembros han logrado avances considerables en la comprensión de los riesgos climáticos que enfrentan y en la preparación para ellos. Las evaluaciones nacionales de riesgos climáticos se utilizan cada vez más para informar el desarrollo de políticas de adaptación. Sin embargo, la preparación de la sociedad sigue siendo baja, ya que la implementación de políticas está muy por detrás de los niveles de riesgo que aumentan rápidamente. La mayoría de los riesgos climáticos son copropiedad de la UE y sus Estados miembros; por lo tanto, se requieren acciones adicionales coordinadas y urgentes en todos los niveles de gobernanza.
La mayoría de las políticas y acciones para fortalecer la resiliencia de Europa al cambio climático son a largo plazo, y algunas acciones tienen largos plazos de preparación. Se necesitan medidas urgentes ahora para evitar decisiones rígidas que no son adecuadas para el futuro en un clima cambiante, como en la planificación del uso de la tierra y la infraestructura de larga duración.
Debemos evitar encerrarnos en caminos desadaptados y evitar riesgos potencialmente catastróficos.
Los riesgos climáticos en Europa y los sistemas sensibles al clima donde se manifiestan están estrechamente relacionados. Estas conexiones pueden provocar cascadas de riesgos que se transmiten de un sistema a otros.
Los impactos climáticos en la producción de alimentos (particularmente en el sur de Europa) pueden en cascada afectar a los medios de vida rurales y costeros, el uso de la tierra, la salud de las personas socialmente vulnerables, poblaciones y la economía en general.
Los impactos climáticos en la salud y el bienestar humanos afectan la productividad laboral y las necesidades de recursos del sistema de salud y, por ende, la economía en general.
También tiene impacto en los ecosistemas terrestres, de agua dulce y marinos, los cuales pueden afectar la producción y seguridad alimentaria, la salud humana y animal, la infraestructura, el uso de la tierra y la economía en general.
El impacto en infraestructuras críticas como energía, agua o transporte puede afectar a casi todos los aspectos, desde la salud humana a la economía en general y al sistema financiero activos y redes de infraestructura.
En economía y finanzas, si impacto puede extenderse a otras áreas de políticas que pueden verse privados de recursos financieros. Los riesgos pueden conducir a desafíos a nivel de todo el sistema que afectan a sociedades enteras y los grupos sociales vulnerables se ven especialmente vulnerados.
El documento, identifica prioridades para la acción política de la UE, basándose en una evaluación de riesgos estructurada con aspectos cualitativos, como la consideración de la justicia social.
La Agencia Europea de Medio Ambiente señala que la mayoría de las políticas y acciones para fortalecer la resiliencia de Europa al clima, se realizan a largo plazo y algunas acciones llevan mucho tiempo, por lo que es necesaria una acción urgente ahora para evitar decisiones rígidas que son no aptas para el futuro en un clima cambiante, como en la planificación del uso de la tierra y una infraestructura duradera.
“Debemos evitar encerrarnos en vías desadaptativas y evitar riesgos potencialmente catastróficos. Las políticas de adaptación pueden apoyar o centrar en conflicto con otros objetivos de política ambiental, social y económica”, advierte el informe.
Los riesgos climáticos específicos pueden tener puntos críticos en regiones más allá de las resaltadas aquí. Economías regionales y locales que dependen del turismo, la agricultura, la pesca y la silvicultura son sensibles a los cambios climáticos. Esto incluye regiones montañosas, costeras e islas.
Regiones caracterizadas por altos niveles de desempleo, pobreza, emigración y las poblaciones que envejecen tienen una menor capacidad de adaptarse a los impactos del cambio climático.
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