El 2024 es un año electoral en varios países del mundo. De hecho, alrededor de 50 naciones tendrán comicios. En México, se renueva la Presidencia, nueve gobernadores, diputados, senadores y más de 20 mil cargos locales. Una elección clave es la de Estados Unidos con sólo dos opciones: el octogenario Joe Biden y el expresidente Donald Trump. La elección se efectúa en el marco de la guerra de Ucrania y el genocidio en Palestina.
El 26 de febrero, el presidente estadunidense, Biden, enfatizó una vez más que es sionista en el programa Late Night con Seth Meyers. Confirmó que Estados Unidos respalda y financia a las fuerzas más reaccionarias, racistas y retrógradas de Israel, y que está orgulloso de ello. También trató de atraer a las personas que no son judías, al decir: “No es necesario ser judío para ser sionista. Soy sionista”.
Ha reiterado esta misma declaración varias veces: el 23 de octubre de 2023 y en diciembre. Sin embargo, actualmente, las fuerzas estadunidenses y sionistas están cometiendo crímenes cada vez mayores de genocidio.
Asimismo, apoya al Comité de Asuntos Públicos Americano-Israelí (AIPAC) y a la Liga Antidifamación (ADL), que quieren acusar de crímenes de “odio” y “terrorismo” a los manifestantes que apoyan a Palestina, lo que va a desacreditar aún más la democracia estadunidense.
Pretenden calificar de “terroristas” a los que protestan en puentes y carreteras. Además, quieren catalogar a organizaciones y estudiantes como enemigos del Estado, para arrestarlos y procesarlos en muchas universidades.
Como sionista, Biden deja en claro que apoya estos brutales ataques a los derechos de expresión, de reunión y de conciencia. Por lo anterior, está perdiendo votantes entre los jóvenes; muchos de ellos apoyaban a los demócratas en el pasado. En estos momentos, tiene sólo 38 por ciento de aceptación y el 80 por ciento opina que está muy viejo para gobernar.
Sin embargo, el otro sionista no se queda atrás. En diciembre de 2017, Donald Trum provocó un grito de protesta internacional. De manera unilateral, reconoció a Jerusalén como la capital de Israel y prometió reubicar la embajada de Washington en esa ciudad.
Elegir entre Biden o Trump es como escoger qué quieres que te muerda: un tigre o un león. En Estados Unidos, existen millones de personas capaces, nobles y trabajadoras. El sistema de la “Democracia Americana” lleva a que la selección de candidatos dependa de dinero, propaganda, cúpulas partidarias y campañas desinformativas de los medios de comunicación.
El magnate Trump afirmó: “Ahora, si no soy elegido, será un baño de sangre; eso será lo de menos. Será un baño de sangre para el país. Pero no van a vender esos autos. Están construyendo fábricas enormes”. Luego “aclaró” que se refería a la venta de automóviles. Posteriormente, indicó: “Si no ganamos estas elecciones, no creo que vayamos a tener otras elecciones o, ciertamente, no habrá otras elecciones que sean significativas”.
En Europa, las elecciones presidenciales de Ucrania estaban previstas para el 31 de marzo de este año. Según la Constitución, los comicios deben celebrarse el último domingo de marzo del quinto año del mandato del presidente en ejercicio.
Así que el comediante Volodimir Zelenski debería enfrentar elecciones en marzo, sin embargo, ha maniobrado para posponerlas y seguir en el poder. Al mismo tiempo, recibe fondos multimillonarios para su gobierno y su ejército, en el que campea la más escandalosa corrupción.
Señala que por la guerra no hay condiciones. ¿Acaso no hay guerra en Rusia? Pero eso sí, Zelenski se deshizo de su principal competidor: el general Valerii Zaluzhnyi, comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania, destituyéndolo el 8 de febrero de 2024.
En Rusia, sí hubo elecciones y Vladimir Putin fue reelegido para su quinto mandato con 87 por ciento de los votos; 10 por ciento más de los que obtuvo en 2018. Los tres candidatos de oposición obtuvieron alrededor del 3 y el 4 por ciento. Buscó su quinto mandato, luego de la reforma constitucional aprobada en 2020 que le permitió competir.
Estos resultados muestran el fracaso de la política de sanciones de Estados Unidos contra Rusia y de su progresivo acorralamiento por parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que provocó la guerra de Ucrania. Esta misma efecta la economía general de Estados Unidos y el Occidente; pero eso sí, con enormes ganancias para las grandes corporaciones bélicas, como Loocked Martin, Boeing, BAE Systems, Raytheon y Northrop Grummans.
En Latinoamérica, ya se efectuó la elección en El Salvador, el 4 de febrero de 2024. Nayib Bukele fue relegido, a pesar de que la Constitución prohíbe esa acción, pero resulta que la Corte Suprema le permitió participar. Arrasó con un 84.6 por ciento de los votos, según anunció el Tribunal Supremo Electoral.
El 27 de octubre, se realizarán elecciones en Uruguay. José Mujica, quien militó en el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, fue presidente de 2010 a 2015. Tabaré Vázquez fue su antecesor y sucesor sin que haya realizado transformaciones en Uruguay, lo cual abrió la puerta a los conservadores.
Luis Alberto Lacalle Pou, actual presidente, es hijo del expresidente Luis Lacalle Herrera. Es miembro del blanquiazul Partido Nacional, descendiente del presidente colorado Joaquín Suárez y bisnieto del caudillo del Partido Nacional, Luis Alberto de Herrera.
Representa a los sectores más retardatarios y quiere que lo suceda su mano derecha, Álvaro Delgado. Al mismo tiempo, en el polo progresista, los candidatos pueden ser: Yamandú Orsi, que cuenta con el apoyo de José Mujica, y Carolina Cosse, actual intendenta de Montevideo, quien es respaldada por el Partido Comunista y Partido Socialista; entre otros.
En Venezuela, el 17 de marzo, el presidente bolivariano Nicolás Maduro fue lanzado como candidato presidencial por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). El 28 de julio, día de la votación, buscará la reelección y todo indica que va a ganar con amplio margen.
La política independiente de Venezuela molesta a Estados Unidos y a los países occidentales. En 2018, no fue reconocido el triunfo de Maduro por estas potencias imperiales. Trataron de imponer al títere Juan Guaidó, al aplicar múltiples sanciones al legítimo gobierno bolivariano, al mismo tiempo que robaban recursos de Venezuela.
La dividida oposición trata de impulsar la candidatura de Corina Machado, quien está impedida legalmente para competir. Esta hija de la oligarquía y de quienes fueron dueños de las empresas eléctricas ha pedido la invasión de su país. Incluso solicitó a la representación de Panamá que le cedieran su silla en la Organización de los Estados Americanos (OEA), con el objetivo de requerir la intervención en Venezuela.
En Centroamérica, habrá elecciones en Panamá para presidente y vicepresidente, el domingo 5 de mayo. Ricardo Martinelli, empresario, expresidente y fundador del Partido Cambio Democrático (CD), vuelve a postularse a la presidencia, esta vez por el Partido Realizando Metas, creado por él en 2021.
Martín Torrijos, economista y también expresidente de Panamá, se postula por el Partido Popular (PP). Torrijos, hijo del líder militar y político, Omar Torrijos, aspira a la presidencia en 2024, de la mano de uno de los partidos más pequeños.
José Gabriel Carrizo, abogado de 40 años y actual vicepresidente, se postula por el Partido Revolucionario Democrático (PRD), partido del presidente actual, Laurentino Cortizo, quien violó la Constitución firmando un contrato leonino con la minera First Quantum, del cual Panamá no obtenía casi nada.
Esto provocó un paro nacional del 23 de octubre al 28 de noviembre de 2023. En éste, se movilizaron los sectores de la población, tanto rurales como urbanos, en las diez provincias de Panamá. De esta manera, lograron el cierre de la mina. El nuevo gobierno panameño tendrá que enfrentar una deuda que Cortizo duplicó y que en nada beneficia al pueblo.
El panorama es difícil porque ninguno de los candidatos surge de los movimientos sociales que luchan por la soberanía. La empresa minera, que todavía no ha cerrado, está buscando a distintos candidatos a la presidencia para renegociar la continuidad de las operaciones de extracción.
En República Dominicana, la elección será el 19 de mayo. Todo indica que el actual presidente Luis Abinader, del Partido Revolucionario Moderno (PRM), podrá reelegirse, al superar a los otros ocho candidatos. El también empresario goza de gran popularidad, aunque impulsa megaproyectos público-privados y tiene una política alineada a Estados Unidos. A pesar de compartir la isla con Haití, durante su gestión, se ha atacado la migración al grado de iniciar la construcción de un muro fronterizo.
Otro país que celebró elecciones presidenciales este año es Finlandia. Alexander Stubb, exprimer ministro, ganó en segunda vuelta, el 28 de enero. A sus 55 años, presume ser el presidente más joven.
Este proyanqui, que estudió en Estados Unidos con una beca de golf, basó su campaña en lucirse como deportista y en tomarse selfies con sus seguidores. Asismismo, alardeó que Finlandia tiene un ejército bien equipado y entrenado, mientras alimentó el miedo a Rusia para justificar su adhesión al pacto agresivo de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Enterró más de 80 años de neutralidad militar.
De igual manera, tendrán elecciones en Eslovaquia, el 23 de marzo; Lituania, el 12 de mayo; Macedonia del Norte, el 24 de mayo; Islandia, el 1 de junio; Georgia, el 30 de noviembre; Moldavia y Rumania, en noviembre, y Croacia, en diciembre. En el continente, se nota la creciente presencia de partidos de extrema derecha que se oponen a la existencia del bloque.
En África, continente que en apenas tres años ha vivido ocho golpes de Estado, celebrarán comicios en 10 países. Sudáfrica, un país de gran relevancia, desarrollará su proceso electoral entre mayo y agosto. En Senegal, las votaciones a celebrarse en febrero, se pospusieron por el presidente Macky Sall. Esto ha sido interpretado como un golpe de Estado.
En India, el país más poblado del mundo, el primer ministro Narendra Modi, sionista amigo de Netanyahu y publicitado como “uno de los gobernantes más populares del planeta”, está aumentando la represión para ocultar un deterioro de los derechos humanos. Busca la relección después de 10 años en el poder.
Hace dos años, se efectuó una huelga general respaldada por 250 millones de indios organizada por 10 sindicatos. A principios de 2021, convergieron en Deli cientos de miles de trabajadoras y trabajadores que permanecieron ahí durante un año. En las próximas elecciones, estos sectores no tendrán representación alguna, ni candidato viable por quien votar.
El viejo sistema político y electoral que predomina en el mundo debe ser renovado por una democracia auténtica. En el actual sistema de partidos, se presentan candidatos con “popularidad” que no garantizan la defensa de los intereses de la población.
Las candidaturas son seleccionadas por las cúpulas. El elector vota por “el menos malo”, no por lo mejor. Las elecciones son de dinero y propaganda mentirosa y demagógica. El sistema permite que los congresos o los tribunales echen abajo las medidas de gobiernos progresistas, como sucede tan a menudo.
Los representantes no están mandatados por los electores y pueden hacer lo que se les antoje ya en el poder. Se buscan los ataques y escándalos; no la discusión seria de propuestas y soluciones.
Es un sistema que garantiza el poder de los grandes capitalistas. Cuando llega un gobierno de avanzada maniobran para, en un futuro cercano, dar el viraje hacia la derecha, como ha sucedido en Brasil, Argentina, Honduras, Uruguay, Ecuador, Panamá, etcétera.
En México, la actual campaña electoral se caracteriza por una oposición prianista que usa las campañas sucias, el miedo y el escándalo para ganar a la mala. Siembra la desconfianza y usa la mentira, además de apelar a la intervención de la OEA y de Washington en nuestros asuntos internos.
A nivel nacional y mundial, llega la hora de que los pueblos tengan el poder de decisión, que la democracia sea efectiva y se base en la participación, la organización y la toma de decisiones. Es tiempo de hacer valer la voluntad popular.
Es necesario que en México se continúe y se profundice la transformación, al derrotar a los candidatos del retroceso. El futuro de México está en juego. Sigamos avanzando, para ello urge la organización y movilización social que impida que se reviertan los avances.
Tomemos experiencia de las luchas pasadas, Benito Juárez era liberal, pero se quejaba de que los partidarios del progreso eran vacilantes y claudicaban con facilidad por no tener fe en el triunfo de los principios que proclamaban.
Señalaba que, aunque en repetidas veces se lograba derrocar a la administraciones retrógradas, el cambio era sólo de personas. Quedaban subsistentes las leyes y las Constituciones y “así fue que apenas se establecía una administración liberal, cuando a los pocos meses era derrocada y perseguidos sus partidarios”.
La democracia liberal no garantiza que se consoliden los gobiernos que representan al pueblo. Esa democracia tan en boga en el siglo XIX ha mostrado su inoperancia, por lo que hace falta una renovación que responda a la situación actual y que garantice que el pueblo decida su futuro, que sea el que mande y consolide su poder.
Debe continuar esta cuarta transformación y avanzar con una profunda renovación del sistema político y electoral, el cual permita que el pueblo participe, seleccione candidatos y tenga control sobre las decisiones de gobierno.
De esta manera, cerrarle el paso a los partidos corruptos y decadentes, como el PRI y el PAN. Éstos sólo quieren favorecer a los poderosos. Le han ocasionado tanto daño al pueblo y al país.
Utilizan elecciones de propaganda basura y promesas vacuas; apelan a emociones negativas; usan al miedo como nueva herramienta, así como la más descarada desinformación.
No tendrán éxito. Para cerrar la puerta al pasado, es hora de la Renovación Democrática aquí y en todos los países. En México …. ¡La transformación va!
Pablo Moctezuma Barragán*
*Doctor en estudios urbanos, politólogo, historiador y militante social
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