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En América Latina y el Caribe, 1.6 millones de adolescentes dan a luz cada año; ello equivale a un nacimiento cada 20 segundos. Esto coloca a la región como la segunda con la tasa de fecundidad adolescente más alta, sólo por debajo de África subsahariana, según el informe El precio de la desigualdad: Las consecuencias socioeconómicas del embarazo en adolescentes y la maternidad temprana en América Latina y el Caribe.
El análisis fue presentado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y detalló que el costo socioeconómico del embarazo en adolescentes representa un gasto de 15 mil 300 millones de dólares al año; en promedio, esto representa el 1 por ciento del producto interno bruto (PIB).
Asimismo, señaló que el impacto económico de los embarazos adolescentes se distribuye de manera desigual. Si bien el Estado asume un costo considerable, financiando 1 mil 800 millones de dólares al año en atención de salud y pérdidas fiscales, la carga financiera más pesada recae sobre las propias adolescentes y sus familias, quienes absorben el 88.2 por ciento del costo total.
“Las vidas se truncan y los sueños se aplastan bajo el peso de la maternidad temprana, […] adolescentes que deberían estar llenando las aulas, conquistando el mundo, quedan atrapadas en un círculo de pobreza, desigualdad y oportunidades perdidas”, dijo Susana Scottoli, directora regional del UNFPA para América Latina y el Caribe.
El documento también detalló que las mujeres que fueron madres antes de los 20 años tienen menor acceso a la educación y menos oportunidades laborales; ello, porque suelen enfrentar barreras que las llevan a abandonar sus estudios. Mientras que una madre adulta tiene tres veces más probabilidades de completar sus estudios universitarios y, por tanto, sus ingresos en el mercado laboral pueden ser hasta tres veces mayores en comparación con quienes tuvieron un embarazo en la adolescencia.
Además, existen disparidades significativas según edad, origen étnico, nivel de ingresos y ubicación geográfica. Por ejemplo, las adolescentes afrodescendientes tienen un 50 por ciento más de probabilidades de ser madres en comparación con las mujeres no afrodescendientes.
En respuesta para la prevención de embarazos adolescentes, 35 entidades regionales conformaron el Movimiento Cero Embarazos en Adolescentes, una iniciativa que busca posicionar el tema como una prioridad de desarrollo, promover financiamiento innovador y fortalecer la generación de datos para guiar políticas y programas.
Las estrategias incluyen garantizar el acceso informado a servicios de salud sexual y reproductiva de calidad; diseñar planes nacionales con la participación de diversos sectores; crear leyes que prohíban el matrimonio infantil y uniones tempranas; promover el empoderamiento de las adolescentes; e implementar educación integral en sexualidad.
El informe enfatizó que el embarazo adolescente no sólo es un problema de salud pública, sino también un obstáculo para el desarrollo económico y social de la región. La atención a la problemática debe pasar por una acción conjunta que garantice derechos, oportunidades y un futuro mejor para las jóvenes de América Latina y el Caribe. “Prevenir el embarazo en adolescentes es tanto una buena inversión como un imperativo ético”, explicó la directora regional del UNFPA.
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