El contrabando de fentanilo es financiado por el 99 por ciento de los consumidores estadunidenses que pagan por los opioides ilícitos, afirmó David J Bier, en su análisis Fentanyl Is Smuggled for U.S. Citizens By U.S. Citizens, Not Asylum Seekers. El investigador de políticas públicas del Instituto Cato indicó que “en 2021, los ciudadanos estadunidenses fueron el 86.3 por ciento de los traficantes de drogas de fentanilo condenados, 10 veces más que las condenas de inmigrantes ilegales por el mismo delito”.
Sin embargo, dijo que muchos políticos que quieren poner fin a la Ley de Asilo de Estados Unidos afirman que los inmigrantes que cruzan la frontera ilegalmente son los responsables de tráfico de fentanilo.
Incluso, apuntó que una encuesta de NPR-Ipsos encontró que el 39 por ciento de los estadunidenses y el 60 por ciento de los republicanos creen que “la mayor parte del fentanilo que ingresa a Estados Unidos es introducido de contrabando por inmigrantes ilegales”.
Nada más falso que esa afirmación, aseguró el investigador del Instituto Cato, con sede en Washington. Bier señaló que más del 90 por ciento de las incautaciones de fentanilo ocurren en los puntos de cruce legales en la frontera o en los puntos de control del interior de los vehículos, no en las rutas de migración ilegal, por lo que aseguró que “ciudadanos estadunidenses, que están sujetos a menos escrutinio cuando cruzan legalmente, son los mejores contrabandistas”.
En su análisis, argumentó que la ubicación de contrabandistas estadunidenses tiene sentido porque las drogas duras en los puertos de entrada tienen un 97 por ciento menos de probabilidades de ser detenidas que las personas que cruzan ilegalmente. “Sólo el 0.02 por ciento de las personas arrestadas por la Patrulla Fronteriza por cruzar ilegalmente poseía fentanilo”.
El gobierno estadunidense exacerbó el problema al prohibir la mayor parte del tráfico transfronterizo legal en 2020 y 2021, acelerando el cambio al fentanilo (la droga más fácil de ocultar), consideró Bier.
Su análisis señaló que durante las restricciones de viaje, las incautaciones de fentanilo en los puertos se cuadruplicaron del año fiscal 2019 al 2021, cuando este opioide pasó de ser un tercio de las incautaciones combinadas de heroína y fentanilo a más del 90 por ciento.
Las muertes anuales por fentanilo casi se duplicaron entre 2019 y 2021 después de que el gobierno prohibiera la mayoría de los viajes (y el asilo). “Es monstruoso que decenas de miles de personas mueran innecesariamente cada año a causa del fentanilo, pero prohibir el asilo y limitar los viajes fracasó”, subrayó el experto.
Planteó que reducir las muertes requiere averiguar la causa, no lanzarse a culpar a un grupo que no es responsable de ellas. “En lugar de atacar a los inmigrantes, los legisladores deberían centrarse en soluciones efectivas que ayuden a las personas en riesgo de sufrir una sobredosis de fentanilo”.
A esto se suma la afirmación del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien dijo que los migrantes mexicanos indocumentados no son quienes trafican fentanilo a Estados Unidos. El primer mandatario señaló que es falso “creer que los migrantes son los que llevan el fentanilo o que aquí se fabrica, o que todo el fentanilo que se consume en Estados Unidos llega de México, cuando llega fentanilo de Asia a Canadá y a Estados Unidos, o que son los cárteles de México los que lo introducen y distribuyen”.
Incluso, López Obrador expuso que se ha demostrado [que el] 80, 85 por ciento de los detenidos por el delito de [tráfico de] fentanilo en Estados Unidos son estadunidenses. “Entonces, necesitamos informar, no hablo de orientar, mucho menos de editorializar o concientizar, no, informar nada más, para que cada quien actúe con criterio y libertad”.
El estudio de David J Bier indicó que los consumidores de fentanilo pagan a los comerciantes minoristas que pagan a los mayoristas, y luego el efectivo se transfiere de vuelta a granel a México. Estos fondos luego se utilizan para pagar a los contrabandistas para que introduzcan drogas nuevamente a Estados Unidos.
“La mejor evidencia indica que alrededor del 99 por ciento de los consumidores estadunidenses de fentanilo (o productos que contienen fentanilo) son ciudadanos estadunidenses”, destacó. Mientras que los no ciudadanos estadunidenses parecen tener un 80 por ciento menos de probabilidades de ser consumidores de fentanilo de lo que se predice en este sector de la población.
Agregó que los consumidores preferirían opioides mucho más seguros y legales que el fentanilo ilícito, pero lamentablemente el gobierno los ha obligado a ingresar al mercado negro con pocas opciones seguras.
Para demostrar que estadunidenses son principales contrabandistas, el análisis de David J Bier recuperó datos como los de la Comisión de Sentencias de Estados Unidos sobre todas las condenas federales, que incluyen información demográfica sobre las personas condenadas por tráfico de fentanilo.
“Cada año, ciudadanos estadunidenses reciben la mayor cantidad de condenas por tráfico de fentanilo. En 2021, representaron el 86,3 por ciento de las condenas por tráfico de fentanilo en comparación con solo el 8,9 por ciento de los inmigrantes ilegales”, acotó.
Resaltó que se debe tomar en cuenta que, dado que la trata implica el movimiento de México a Estados Unidos, no está claro cómo medir la probabilidad de condena para un no ciudadano sin estatus migratorio legal de Estados Unidos o ciudadanía, ya que el denominador incluiría a la mayoría de los mexicanos en México, así como a cualquiera que cruce este país.
Pero, la realidad es que las personas con ciudadanía estadunidense o residencia trafican la gran mayoría del fentanilo, no los que cruzan la frontera ilegalmente o los inmigrantes ilegales en general. De hecho, este parece ser el caso incluso para los casos de más alto perfil.
Aaron Reichlin-Melnick, del Consejo Estadunidense de Inmigración, analizó todos los comunicados de prensa de la Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza que mencionaban el fentanilo durante un período de 6 meses y encontró que solo el 3 por ciento involucraba a inmigrantes ilegales.
“Esto significa que la propia agencia cree que contrabandistas más importantes son ciudadanos estadunidenses, traen fentanilo a través de puntos de cruce legales, representen la mayoría de las condenas por tráfico de fentanilo, lo cual no es sorprendente dada la ubicación de las incautaciones fronterizas de fentanilo”, explicó en investigador David J Bier.
Más del 90 por ciento de las incautaciones de fentanilo en la frontera ocurren en los cruces fronterizos legales y en los puntos de control del interior de los vehículos (y el 91 por ciento de las incautaciones de drogas en los puntos de control son de ciudadanos estadunidenses, y sólo el 4 por ciento de inmigrantes “potencialmente deportables”.
En 2022, los agentes de la Patrulla Fronteriza que no estaban en los puntos de control de vehículos representaron solo el 9 por ciento de las incautaciones de fentanilo cerca de la frontera.
Dado que es más fácil para ciudadanos estadunidenses cruzar legalmente que para los no ciudadanos, tiene sentido que los productores de fentanilo contraten a ciudadanos estadunidenses contrabandistas. La DEA informó que las organizaciones criminales “explotan las principales rutas de carreteras para el transporte, y el método más común empleado consiste en el contrabando de drogas ilícitas a través de los puertos de entrada de Estados Unidos en vehículos de pasajeros con compartimentos ocultos o mezclados con mercancías legítimas en camiones con remolque”.
Incluso, varias agencias, incluidas las de inteligencia de CBP, ICE y DHS, informaron al Congreso en mayo de 2022 lo mismo: las drogas duras pasan por los puertos de entrada. Algunas personas postulan que se intercepta menos fentanilo entre los puertos de entrada porque es más difícil de detectar allí.
“Pero lo contrario es cierto: el fentanilo se pasa de contrabando a través de los puntos de cruce oficiales, específicamente porque es más fácil ocultarlo por parte de un viajero legal o en bienes legales que una persona que cruza la frontera ilegalmente”, atajó el investigador en su análisis.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza estima que capturó el 2 por ciento de la cocaína en los puertos de entrada terrestres del suroeste de Estados Unidos en 2020 (la única droga que analizó), mientras que estimó que su tasa de efectividad de interdicción para los que cruzan ilegalmente fue de alrededor del 83 por ciento en 2021. “Esto significa que las drogas que llegan a un puerto de entrada tienen un 97 por ciento menos de probabilidades de ser interceptadas que una persona que llega entre los puertos de entrada, y este incentivo masivo para pasar de contrabando a través de los puertos se mantendría incluso si la Patrulla Fronteriza fuera mucho menos efectiva en detener a las personas que cruzan ilegalmente de lo que ahora estima que es”.
El experto planteó que el contrabando de fentanilo no es motivo para poner fin al asilo y las personas arrestadas por la Patrulla Fronteriza no están contrabandeando fentanilo, ya que solo 279 de los 1.8 millones de arrestos por parte de la Patrulla Fronteriza de personas que cruzaron la frontera ilegalmente resultaron en una incautación de fentanilo.
“Un porcentaje demasiado pequeño (0.02 por ciento) para aparecer en un gráfico, y muchas de estas incautaciones ocurrieron en puntos de control de vehículos de viajeros legales en el interior de Estados Unidos”. No obstante, algunos funcionarios han afirmado que solicitantes de asilo distraen a la Patrulla Fronteriza de los esfuerzos de interdicción de drogas. Sin embargo, si los solicitantes de asilo ayudaran indirectamente al contrabando de drogas, esperaríamos que el efecto apareciera en las tendencias de las incautaciones al cambiar las ubicaciones, las horas o las cantidades de las incautaciones de alguna manera.
El problema del fentanilo es una consecuencia directa de la prohibición e interdicción de las drogas y su aparición en el narcotráfico clandestino es un excelente ejemplo de la “ley de hierro de la prohibición”: cuando el alcohol o las drogas están prohibidas, tienden a producirse en formas más concentradas, porque ocupan menos espacio y peso en el transporte y cosechan más dinero cuando se subdivide para la venta.
El fentanilo es al menos 50 veces más potente por libra que la heroína, lo que significa que se tiene que contrabandear casi 50 libras de heroína para abastecer el mercado que se cubriría con una sola libra de fentanilo. Este es un incentivo enorme para el contrabando de fentanilo, y cuantos más esfuerzos se hagan para restringir el comercio de drogas, más fentanilo será la droga que se contrabandee, asegura el investigador.
La DEA incluso ha admitido que “el bajo costo, la alta potencia y la facilidad de adquisición del fentanilo pueden alentar a los usuarios de heroína a cambiar a la droga en caso de que se interrumpa el suministro futuro de heroína”.
La experiencia de la Patrulla Fronteriza con el contrabando de marihuana puede proporcionar una evidencia aún más clara de este hecho. A pesar de duplicar la Patrulla Fronteriza y construir una valla fronteriza en la década de 2000, en parte para combatir el comercio, lo único que realmente redujo el contrabando de marihuana fue que estados del país vecino la legalizaron.
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