Los desafíos emergentes a la seguridad y defensa, como guerras híbridas, requieren acciones multidimensionales que pueden ser abordadas por mujeres mejor que los hombres. Se abre la oportunidad para que mujeres militares profesionales asuman más responsabilidades para enfrentar amenazas en las políticas de seguridad y defensa, advierte María de Hass Matamoros, subjefa de doctrina de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
“Para la administración 2024-2030 dentro de las Fuerzas Armadas, en la que por primera vez en la historia de México tendremos una mujer presidenta, surge el momento adecuado para que el tema de la inclusión de la mujer en las Fuerzas Armadas tenga un realce y alcance”, señala.
Al participar en el seminario “La inclusión de la mujer en las Fuerzas Armadas: Análisis teórico y recomendaciones prácticas”, explica que “ahora podemos vislumbrar un escenario cuando la mujer militar está inserta en operaciones de apoyo a la seguridad, como es la tendencia en el Continente Americano, puede ser un gran elemento para reforzar la prevención del delito de género y la proximidad con la sociedad”.
Señala que hay Fuerzas Armadas en el mundo que participan en labores de seguridad, como es el caso de México. Ahora lo que se requiere es mayor inclusión de la mujer, no sólo para cubrir las necesidades de las operaciones tradicionales, sino también para aquellas operaciones diferentes a la guerra en específico: proteger a otras mujeres al ejercer labores de prevención y proximidad social, base fundamental de la seguridad.
Para reforzar esta idea, cita el Índice de Mujeres, elaborado por el Instituto para las Mujeres de la Universidad de George Washington, que mide indicadores de inclusión acceso a la justicia y seguridad. Muestra a los países más seguros y a los más inseguros para las mujeres. La docente en programas de diplomado en seguridad nacional de la UNAM, maestra en Administración Militar para la Seguridad y Defensa Nacional del Colegio de la Defensa Nacional de la Sedena, el Continene Americano está rezagado en la inclusión de mujeres en sus Fuerzas Armadas.
“En países como México, donde la violencia de género es un fenómeno preocupante, está en el lugar 142 de 176 en el mundo. Es precisamente donde se puede vislumbrar la necesidad de un despliegue de mujeres para atender estos desafíos de violencia.”
Destaca que las mujeres en las Fuerzas Armadas pueden desempeñarse como profesionales hábiles y adaptables a operaciones diferentes a la guerra, que incluyan defender a la población y apoyar a corporaciones policiales y de justicia para disminuir los altos índices de violencia de género y feminicidio. Para ello es requerido dirigirlas mediante una política dentro de los institutos armados que incluya este fin.
El papel de la mujer en las Fuerzas Armadas de los países del hemisferio se debe ampliar a más rubros, “como un elemento enriquecedor de las capacidades institucionales de las Fuerzas Armadas, pues nos puede ayudar a potenciar las capacidades de defensa y también de ciberdefensa”.
En el siglo XXI –dijo– es necesario no sólo continuar con la inclusión de la mujer en ámbitos de operaciones diferentes a la guerra, sino también aumentarle sus capacidades de mando y liderazgo efectivo, e invertir en su especialización técnica en ámbitos como la ingeniería, defensa, medicina espacial, desarme, así como fortalecer toda su capacitación necesaria para conocer los medios alternativos de solución de controversias e incrementar específicamente la capacidad de mediación, la cual es una capacidad altamente útil en sociedades con altos índices de violencia.
Explica que la sargento primero Raquel Stepman, la primera mujer en el Ejército de Estados Unidos designada para dirigir una Compañía de Ingenieros de combate como sargento primero, sirve de ejemplo.
Considera que se |debe vislumbrar al servicio militar voluntario como una herramienta estratégica: “Es importante para oportunidades de desarrollo y crecimiento para las mujeres jóvenes que no tienen acceso y que permitan acercarse a las Fuerzas Armadas como una oportunidad de desarrollo profesional voluntaria”.
Indica que en varios Ejércitos del hemisferio hay una caída en la elección de mujeres para ingresar a las Fuerza Armadas, “eso me permite señalar que es necesario rediseñar el servicio militar voluntario y los programas de tratamiento desde una perspectiva de género que garantice condiciones de igualdad”.
Para el caso de México sugiere que tanto para la Sedena como para la Secretaría de Marina (Semar) un plan de acción, ya sea que lo desarrolle cada instituto o bien de forma conjunta con Ejércitos de países hermanos. Entre ellos, el de Chile, donde hay planes de acción para implementar una resolución conjunta.
En México, estos planes de acción para potenciar las capacidades de las mujeres militares, aéreas y navales al 2030 y el camino de la plena inclusión en la igualdad de género siguen proceso. Refiere que es un logro de la actual administración de Andrés Manuel López Obrador.
“Es un logro de esta administración, 2018-2024, de la Secretaría de la Defensa Nacional avanzar hacia la implementación plena de la inclusión de la mujer militar en las armas y en tareas estratégicas del Estado.”
Celebra asimismo el apoyo del secretario de la Defensa Nacional, Luis Crecencio Sandoval, en estas directricies, ya que están por graduarse este año 14 mujeres de infantería, seis de caballería una de arma blindada, 5 de artillería, 11 zapadores, que se unen a las mujeres ya incluidas en Intendencia, que son 6, y 69 de Policía Militar. “Esto es una labor sin precedente que lleva a la mujer a las estratégicas para la posteridad y para cerrar la brecha de género en la institución”.
También hay seis elementos del personal femenino de artillería estrenándose como estructuras en platel militares, así como tres zapadoras “con las que podemos hablar de inclusión plena, inclusive ratificando su participación ya en operaciones contra el narcotráfico”.
Considera que otro logro fue la disminución de la estatura mínima para las mujeres que quieran ingresar al Ejército, lo cual aumenta la inclusión del género femenino en el enrolamiento voluntario. Y en 2021 se ha incluido a una técnica con el de enfermera como la primera mujer agregada militar y aérea adjunta en desempeñarse en tareas de diplomacia militar, es decir, en embajadas de México en el mundo.
Asimismo, el Alto Mando de la Semar dispuso por primera vez a una mujer en el cargo de Directora General de Puertos, responsable de la planeación estratégica del desarrollo del sistema portuario nacional y la relación con la marina mercante, la capitán Marisa Barca. Por ello, observa “una mejora institucional a partir de estas decisiones acertadas: creo que ahora es necesario invertir en las obras especialización técnica de las mujeres”.
De Hass Matamoros considera que al 2030 las oficiales de armas requerirán de habilidades y especialidades no sólo para aportar a los institutos armados sino también de habilidades que puedan enfrentar los desafíos no tridimensionales de la seguridad y la defensa, como asesoras de mando así como eventual y progresivamente estrenándose en puestos estratégicos.
“Recordemos, por ejemplo, que estamos viviendo una atención de riesgo nuclear que no se había vivido desde la crisis de los misiles en 1950, así como amenazas en materiales ciberdefensa, que no tienen precedente y avanzan a mayor velocidad que nuestras legislaciones. Es por ello que hay que especializar técnicamente a las mujeres que se incluyan en las armas”, apunta.
Finalmente, sugiere la inclusión de las mujeres y labores de asesoramiento estratégico, dentro de la estructura de la Secretaría de la Defensa Nacional y de la Secretaría de Marina Armada.
“Mujeres formadas en Administración Militar, como ha sido mi caso, no tenemos un espacio aún en el cual podemos fungir como asesoras del secretario de la Defensa Nacional o de la jefatura de Estado Mayor Conjunto, lo mismo para la Secretaria de Marina.”
México puede explorar la inclusión de mujeres civiles preparadas en administración militar en sus estructuras, así como los demás países del Continente, donde ya lo incluyen como una normalidad en sus institutos armados. Incluso, advierte, las mujeres pueden generar una mejor relación con las organizaciones de la sociedad civil en materia de derechos humanos, colectivos de víctimas y personas desaparecidas.
Además, se potenciarían la inclusión de los temas de género y derechos humanos en el ejercicio de las Fuerzas Armadas y en los estándares internacionales de Atención a Víctimas, medios alternativos de solución y controversias, operaciones de mantenimiento de paz, asesoría en doctrina y en asuntos internacionales.
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