El origen de los tres microsismos del pasado martes 12 de diciembre en la Ciudad de México corresponden a la reactivación de un enjambre sísmico en la zona de Plateros y Mixcoac. A pesar de ello, no representan una emergencia debido a que son superficiales, explicó el especialista Arturo Iglesias Mendoza, jefe del Servicio Sismológico Nacional (SSN), entidad adscrita al Instituto de Geofísica (IGF) de la Universidad Nacional Autónoma (UNAM), al ser entrevistado por la Gaceta UNAM.
Al respecto, detalló que aunque en sismología los enjambres sísmicos son bastante frecuentes, se presentan de forma imprevista. Esto, debido a que no se puede anticipar el día, la hora, ni el lugar donde ocurrirán. Sin embargo, recalcó que al ser superficiales, muchas veces se presentan sin ser susceptibles para los mexicanos. Ejemplo de ello, fue el caso del martes cuando la ciudadanía únicamente sintió tres microsismos de un total de 11 que registró el SSN.
“Sabemos que la magnitud de un sismo está relacionada con el tamaño de la falla, pero el mapeo de las fallas en la Ciudad de México es complicado porque la urbe está encima. […] Tenemos certeza en los catálogos de que en los últimos más de 100 años de datos que tenemos en el Sismológico Nacional no hay información instrumental de sismos más grandes que los registrados en mayo de este año”.
De igual manera, Iglesias Mendoza agregó que la naturaleza de estos sismos superficiales no corresponde sustancialmente a una réplica. “No necesariamente hay un sismo grande y luego réplicas, sino que a veces ocurren temblores de tamaños equivalentes y del mismo origen, que probablemente correspondan a la misma falla”.
Para el investigador, el enjambre sísmico se da de forma intensa en la zona epicentral mientras que sus ondas se atenúan en la periferia o lugares como Iztapalapa. “Por fortuna, hasta ahora, no han causado daños considerables, por lo que debemos estar tranquilos pero alertas”.
Asimismo, infirió que si bien la magnitud de un sismo es un parámetro importante, también lo es la profundidad. “La razón es que cuando las ondas de un sismo viajan a cierta distancia se atenúan, afortunadamente. Por eso no sentimos sismos de Japón, por ejemplo”.
“Entre más profundo sea las ondas llegarán más atenuadas. Hay un parámetro objetivo que es muy comparable con lo que siente la gente: la aceleración del terreno en la superficie. Esa también se puede registrar con los acelerómetros y los sismógrafos que tenemos, y es un parámetro muy útil para los tomadores de decisiones para saber dónde fue más intenso y poder desplegar la atención”.
Por último, Iglesias Mendoza recordó que en el SSN se reportan un promedio de 80 sismos al día en el país.
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