El incendio provocado el 5 de junio de 2009 en la Guardería ABC de Hermosillo, Sonora, fue para distraer la atención de la incineración de documentos comprometedores del programa Sonora Proyecta, del que Robinson Bours y su pandilla de ladrones se robaron más de 10 mil millones de pesos. Y no ha podido ser resuelto porque están implicados por denegación de justicia y encubrimiento el expresidente del montón Felipe Calderón y su esposa Margarita Zavala, el citado desgobernador y su asesor Juan Carlos Lam Félix y Ernesto Vargas Gaytán, quienes ordenaron el incendio en un terreno contiguo a la guardería, con la intención de que las llamas la alcanzaran con el resultado de 49 niños muertos por quemaduras.
En la ejecución del pavoroso infierno que también arrojó 74 niños con lesiones de por vida, participaron Santiago Alonso Lugo Carrasco, Carlos Lam, Carlos López Meza, un asesino apodado el Chore, Aarón Alberto Fierro Ruiz y Eimy Yuvicela Olivas, quienes saben demasiado; salvo el asesinado chofer que llevó los archivos para quemar, en vísperas de las elecciones que favorecieron –por ese hecho– la victoria del también exdesgobernador Guillermo Padrés (quien, como Robinson Bours, robó a manos llenas). Y comprometiéndose con Calderón-Zavala a investigar el atroz evento, se dejó hacer a un lado por quienes impidieron que la Procuraduría General de la República (PGR), con Eduardo Medina-Mora –hoy ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación–, investigara el caso.
La información de la reportera Amalia Escobar (corresponsal en la capital sonorense de El Universal, 26 de noviembre de 2015) afirma que la PGR autorizó a peritos químicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y de Petróleos Mexicanos, así como al experto David Michel Smith, ingresar a las instalaciones de la guardería para hacer una nueva investigación, conforme a la línea que señala “que el incendio en la instancia infantil fue provocado”. De acuerdo con el expediente 126/2009, están bajo proceso penal el exgobernador Eduardo Robinson Bours; Juan Carlos Lam Félix, extitular de la Secretaría Técnica del gobernador; y Ernesto Vargas Gaytán, exsecretario de Hacienda. No está la prima o tía de Margarita Zavala, la señora Gómez del Campo, una de las principales concesionarias de la guardería subrogada por el Instituto Mexicano del Seguro Social, institución que les pagaba cuantiosa renta, con la que se enriquecieron.
A continuación se reproduce lo que el periodista Ricardo Raphael titula “El extraño caso de un incendio provocado”, como un ejemplo más del abuso del poder y la impunidad en nuestro país.
El primer testimonio es de Santiago Alonso Lugo Carrasco, quien voluntariamente acudió ante el Ministerio Público federal para rendir un testimonio en el que señaló al occiso Carlos Andrés López Meza, alias el Teniente, como responsable del incendio de la Guardería ABC de Hermosillo, Sonora. De acuerdo con su dicho, el Teniente le habría ofrecido alrededor de 400 mil pesos a cambio de desaparecer unos papeles. En un principio no pareció que fuera a hacerse el negocio, pero pasados los días, Lugo Carrasco se enteró por las noticias, de que había ocurrido un incendio donde fallecieron 49 menores de edad, de entre 5 meses y 5 años. Sesenta días después de aquella espantosa tragedia, Lugo dice haber vuelto a ver al Teniente, con quien fue a cenar unos tacos cuando Carlos Lam, secretario del entonces gobernador de Sonora, Eduardo Bours, llegó a buscarlo al lugar acompañado de otro sujeto apodado el Chore.
Al día siguiente a mediodía, también por los medios de comunicación, Lugo se enteró de que Carlos López Meza, su amigo el Teniente, había sido torturado y ejecutado. Tomó de inmediato el teléfono y llamó al tal Chore para obtener mejor información: éste le tomó la llamada con una actitud de distancia frente a lo ocurrido, a pesar de que presuntamente era persona próxima al finado.
Días después, Lugo volvió a encontrarse con el Chore, quien, como en un filme de hampones, lo interceptó en la calle y le exigió que subiera a su vehículo. Una vez dentro le dio un golpe con la boca de una pistola Smith & Wesson contra la ceja; con violencia lo interrogó sobre su interés en la muerte de Carlos López Meza: “¿Quién te mandó investigar?”, demandó y volvió a propinarle otro doloroso porrazo en el mismo lugar, que ya sangraba. Lugo contestó que su preocupación era meramente amistosa, nadie estaba detrás de su curiosidad. Al parecer el Chore tardó en creer la respuesta, porque recurrió varias veces al maltrato. Aquel trago amargo terminó con una última sentencia: “Hay cosas que tú no tienes que averiguar… hay cosas de las que no tienes que saber”.
El segundo testimonio lo ofreció otro sujeto, de nombre Aarón Alberto Fierro Ruiz. En él se narra un encuentro íntimo 4 días después del incendio de la guardería, en el hotel Siglo XXI de la ciudad de Hermosillo, entre el declarante y Carlos Lam Félix, entonces secretario del gobernador. Fierro asegura que Lam era su cliente, ya que ofrece profesionalmente servicios sexuales. Entrada la madrugada, sonó el teléfono celular de Lam; era su jefe, y el testigo informa sobre una conversación que lo habría impresionado mucho: “Alcancé a escuchar y me consta cuando dice: ‘Si la orden la di en la noche, no en el día; esos pendejos se pasaron de verga’, por culpa de ellos se pasó el incendio a la Guardería ABC. [Lam], muy preocupado, le dice: ‘Jefe, no se preocupe, eso lo voy a arreglar’”.
Si en el buscador de Google se colocan juntas las palabras “impunidad” y “México”, entre las primeras referencias aparecen varias notas periodísticas relativas al incendio de la Guardería ABC. Éste no es un dato menor: en un país donde existen toneladas de episodios disueltos por el ácido de la impunidad, debe llamar la atención que un expediente sobresalga con respecto a los demás.
Álvaro Cepeda Neri*
*Periodista
[BLOQUE: OPINIÓN][SECCIÓN: CONTRAPODER]
Contralínea 470 / del 11 al 17 de Enero de 2016