Fernando Velázquez* / Segunda parte
Las naciones del mundo enfrentan escasez de varios recursos naturales necesarios para la continuidad del sistema capitalista.
En lugar de cuestionar el paradigma oficial de consumo desenfrenado, derroche, desperdicio y acumulación de riqueza en pocas manos, los centros de poder han optado por adueñarse de las reservas energéticas, tierras fértiles, reservas de agua y demás elementos que ellos consideran indispensables para la sobrevivencia de su clase.
Para lograr sus objetivos, están dispuestos a usar la fuerza militar y convertir a los medios de comunicación en un arma más al servicio de sus ejércitos.
Lucha por el control de la mente
Los estrategas y planificadores al servicio de los señores de la guerra están convencidos de que los conflictos del siglo XXI deben resolverse controlando la opinión pública y no con choques físicos con el adversario para conseguir terreno estratégico.
En los últimos años, esa creencia ha llevado a la creación de varios documentos militares que demandan un mayor uso de técnicas de persuasión y propaganda destinadas a “amoldar” el pensar de la gente.
Como se mencionó en la primera parte de este ensayo, las Psy Ops son operaciones planeadas para enviar información e indicadores selectos a una audiencia particular para influir sus emociones, motivos y su razonamiento objetivo. La “audiencia” puede ser un gobierno, una organización o un grupo. Éstas se dividen en tácticas y estratégicas.
En 2006, el general mayor Robert H Scales escribió, en el Armed Forces Journal, que los científicos sociales, especialmente los que estudian la influencia social y diferencias culturales, serían pronto instrumentos de guerra como fueran los físicos y los químicos en los dos conflictos mundiales anteriores. La cuarta guerra mundial será la guerra de los científicos sociales, escribió Scales.
El plan, en marcha
En junio de 2000, el Departamento de Defensa estadunidense, en el documento Joint vision 2020, declara que la meta militar de ese país es controlar todas las dimensiones de la guerra, incluyendo la información.
Los promotores de las operaciones sicológicas aseguran que éstas son las armas por excelencia, ya que permiten mayor rendición de soldados enemigos, minimizan muertes de civiles y reducen el apoyo para las fuerzas adversarias, mientras que aumenta el de poblaciones aliadas o neutrales.
La justificación del los estrategas para el uso de las Psy Ops es que “los terroristas” son, en esencia, organizaciones propagandísticas armadas que están librando una guerra sicológica usando los medios de comunicación.
Defensores de la llamada “administración de la percepción” piden que los gobiernos civiles trabajen en concierto con los militares para amoldar el ambiente de información antes, durante y después de un conflicto, para así poder avanzar en los intereses estadunidenses.
Los pasos incluyen influir, desestabilizar, corromper o usurpar el centro de decisiones del adversario al tiempo que se protege el propio.
La estructura de apoyo de las Psy Ops incluye la diseminación de videos y fotografías que se reparten de inmediato a organizaciones “noticiosas profesionales” (documento del Departamento de Defensa, 2006, páginas 2-8).
Los diseñadores de las Psy Ops aseguran que las nuevas redes sociales son un campo fértil para la manipulación, ya que la gente que recibe información en su teléfono celular supone que ésta viene de una fuente de confianza. Y porque la información se mueve por esas redes casi instantáneamente.
La continua pérdida de credibilidad del gobierno de Estados Unidos en el mundo ha llevado a los propagandistas a pedir que “el mensaje persuasivo” de Washington sea transmitido a través de salas de chat o quizá en algunos medios de evangelistas.
Además en su afán de “purificar” su imagen, los practicantes de las artes negras han encontrado un nombre nuevo para la propaganda: “comunicación estratégica”.
Desde 2004, el Digital Video Imagery Distribution System, del Departamento de Defensa, provee video, audio, noticias e imágenes sobre actividades militares “sin costo alguno” a cualquier medio de comunicación que las solicite, incluyendo cadenas de televisión “domésticas”.
Desde 2001 hasta 2008, ese Departamento reclutó a un grupo de exoficiales militares para responder a la cobertura de “noticias críticas.” Éstos aparecieron en las cadenas Fox, CNN, ABC, NBC y CBS, entre otras. De acuerdo con un estudio de Media Matters, las declaraciones de estos “expertos” fueron citadas más de 4 mil 500 veces en la radio pública nacional y la televisión abierta y de cable.
La empresa de propaganda Rendon Group fue contratada por el Departamento de Defensa para promover operaciones militares en Afganistán y ayudó a “vender” la guerra contra Irak al público estadunidense.
El politólogo iraní Ali Reza Biabanavard, en el Iranian Journal of Psychological Operations, después de analizar las Psy Ops utilizadas por Estados Unidos para justificar y ocupar Irak y Afganistán, concluye: “Washington usa tres tipos de Psy Ops: una diseñada contra su población para convencerla de que la guerra es necesaria; otra contra la comunidad internacional para persuadirla de que la guerra será en beneficio de todos; y una tercera para convencer al pueblo a punto de ser atacado que le conviene el cambio de gobierno.”
El reconocido teórico militar Karl von Clausewitz escribió una vez que la guerra es una continuación de la política por otros medios.
Los críticos de las Psy Ops insisten en que éstas son el mecanismo de pacificación que permite a 4 mil oligarcas, banqueros y ejecutivos corporativos estadunidenses dominar a más de 300 millones de estadunidenses.
*Periodista de Radio Pacífica en California, Estados Unidos
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