Extraño, sumamente extraño que el general Salvador Cienfuegos Zepeda, secretario de la Defensa Nacional, haya salido luego de la exhibición de un video en el cual se muestra que varios uniformados torturan a la señora Elvira Santibáñez, en Ajuchitlán, Guerrero, a ofrecer disculpas a nombre del Ejército y el gobierno. Más si supimos que este mismo funcionario militar había señalado que renunciaría si se le exigía que miembros del 27 Batallón de Infantería, con sede en Iguala, fueran interrogados por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) que estuvo en nuestro país investigando el caso de los 43 normalistas desaparecidos.
Por cierto, Enrique Peña Nieto andaba de gira en Alemania y Dinamarca, países donde se le reclamó acerca de la inseguridad en México y la imposibilidad de nuevas inversiones si no se combate ese flagelo más la impunidad y la corrupción.
Como anotaron varios tecleadores, es la primera ocasión que un general secretario hace ese reconocimiento de excesos de los soldados y sus jefes. Por lo tanto, hay un punto a favor del Ejército, ya que incluso en los casos de Tlatlaya y Tanhuato no han querido aceptar que hubo violación a los derechos humanos.
Cienfuegos señaló ante más de 25 mil integrantes del Ejército y varios miles que seguían sus palabras por medios audiovisuales, que “no se deben emitir, ni cumplir órdenes contrarias a la disciplina militar” lo cual “está en nuestras funciones, en nuestra cultura profesional militar, en nuestra doctrina y en nuestras leyes y reglamentos”. Frase significativa ya que apunta: no se vale que se abuse del fuero militar.
Para el especialista Jorge Alejandro Medellín (La Silla Rota, 19 de abril), el presupuesto de la multicitada institución dedicado a los derechos humanos ha ido creciendo de 2012 a 2014 (de 69 millones de pesos a 131 millones de pesos), aunque descendió en 2015 (únicamente 127 millones de pesos). Es necesario, por tanto, apoyar más con educación, cursos y supervisión este renglón tan importante dado que los militares no están capacitados para enfrentarse a delincuentes cotidianos.
Para el analista Gabriel Sosa Plata (Sin Embargo, 19 de abril), la intervención de Cienfuegos ocurrió luego de que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos planteó que la Policía Federal estuvo involucrada en el caso Ayotzinapa y que se debe investigar a los genízaros de Huitzuco, tierra de los Figueroa guerrerenses.
Tal vez por ello supimos que el asunto de Elvira ocurrió el 4 de febrero de 2015 y hasta el 10 de diciembre de ese año se detuvo a un capitán y a un soldado. Y tarde la Policía aludida, en voz de Enrique Galindo, dijo que no fue un miembro de esa supuesta corporación de elite quien estuvo en el acto de tortura, sino fueron tres elementos (sic que ignora todo).
Coincidimos con el doctor Raúl Trejo Delarbre (La Crónica, 18 de abril), cuando apunta: “El general secretario no sólo reacciona a la indisciplina y a los delitos cometidos por dos malos elementos del Ejército. Reacciona, sobre todo, a la publicidad que han recibido tales escenas”. Las cuales, por cierto, se han viralizado.
Cienfuegos Zepeda, luego de “una sentida disculpa a toda la sociedad agraviada”, afirmó que se debe “actuar en todos los niveles con exactitud e inteligencia, con prudencia, siempre apegados a la ley, así como promover, respetar y garantizar los derechos de las personas”.
[blockquote pull=”right” align=”left” attributed_to=”” attributed_to_url=”{{attributed_to_url}}”]Existen en la Procuraduría General de la República cerca de 1 mil investigaciones acerca de las Fuerzas Armadas por desapariciones, torturas y homicidios”[/blockquote]
Algo que, en efecto, debe ser la norma de las fuerzas del orden en cualquier nación, pero más en nuestro país donde la tortura está generalizada, al decir del experto internacional, Juan Méndez, al cual se le impidió una segunda visita a nuestro país por sus expresiones, no obstante que hoy nos damos cuenta que tenía razón en su apreciación.
Para Amnistía Internacional, la disculpa es promisoria y se espera que exista un cambio de política en este aspecto, aunque se debe castigar a los responsables del bochornoso acto.
Y para la CNDH, encabezada por Luis Raúl González Pérez, no basta con esa exculpación de la Secretaría de la Defensa Nacional, sino que es indispensable sancionar a los torturadores para evitar que cunda esa mala práctica.
Según el reportero Ignacio Alzaga (Milenio, 18 de abril), existen en la Procuraduría General de la República (PGR) cerca de 1 mil investigaciones acerca de las Fuerzas Armadas por desapariciones, torturas y homicidios.
Helio Flores en un genial cartón publicado en Facebook (20 de abril), muestra el acto donde habló el militar más encumbrado, luego del presidente de la República, que es el comandante de las Fuerzas Armadas, y dice uno de los soldados asistentes: “Nomás que nosotros no nos mandamos solos…” ¿Será que hubo censura a dicha caricatura en medios impresos?
Otro monero, Magú (La Jornada, 20 de abril), plantea que Cienfuegos Zepeda felicita al Ejército porque ellos hacen las tareas que ni siquiera la policía acepta; chascarrillo que recuerda una foxiada como otras que vivimos con el botudo de Guanajuato.
Ironías mexicanas ante la solemnidad y la torpeza.
¿Estaremos ante un verdadero punto de quiebre o será, nuevamente, una punta quebrada de este gobierno?
Jorge Meléndez Preciado
[BLOQUE: OPINIÓN][SECCIÓN: ARTÍCULO]
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