Quien se arrodilla frente al hecho consumado es incapaz de enfrentar el porvenir
León Trotsky
“… (Héctor Melesio) Cuén es una cosa sorprendente… empezó como jefe de compras en la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS)… llega a ser rector [2005-2009] y desde entonces él es el que manda. Él ha puesto desde entonces a todos los rectores… y ahora, hace poco, hasta se atrevió de manera descarada a decir que había entregado… ¡que él ha repartido 200 mil despensas!… Nada más que obviamente no dijo de dónde salió el dinero… ¿Quién pompó? ¿De dónde salió el dinero?”.
Esas palabras pertenecen a un discurso que el hoy presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, dio en Sinaloa durante su campaña de 2018. Ahí se reconoce la existencia de un fenómeno clientelar con el que la sociedad de esa entidad norteña ha tenido que coexistir durante los últimos 8 años: la Universidad-Partido, mismo que es ocasionado por un instituto político local, el Partido Sinaloense (Pas), del cual el mencionado Héctor Melesio Cuén Ojeda es presidente estatal, y que ha sido caracterizado, sin temor a exagerar, como una verdadera máquina de corrupción y de violencia. La existencia del Pas y sus características no sólo han sido reconocidas por el presidente, sino por el exsenador y hoy candidato a la gubernatura de Sinaloa por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Rubén Rocha Moya, quien también es exrector de la UAS (1993-1997), y que durante su campaña en 2018 para contender por un escaño en el senado no se cansaba de decir en mítines y debates que acabaría con el cacicazgo de Cuén (https://youtu.be/KGw8RAIkQPA)… En gran medida esa retórica lo llevó a ganar el voto universitario.
No pasó mucho tiempo para que las bases morenistas de Sinaloa vieran con asombro y frustración que aquella promesa no sería cumplida. Y no solo eso: desde inicios de 2019 rumores que hablaban de una alianza fáctica entre la cúpula pasista y Rocha comenzaron a correr. Las bases se negaban a creer en una traición tan ruin. No obstante, los hechos terminaron por confirmarlo: la palabra de Rocha vale menos que nada. Con ímpetu antidemocrático éste defendió a capa y espada una alianza por candidaturas comunes con el Pas para las elecciones de junio de este año, esfuerzo que rindió sus frutos oficializándose el pasado 27 de febrero en una conferencia de prensa en Culiacán, Sinaloa, para la cual se apersonó el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado. No pasó ni una hora de concluido el evento y Cuén ya le restregaba en la cara al morenismo de base que, producto de la alianza, al menos cinco alcaldías y ocho diputaciones serán para el Pas (https://bit.ly/2MB8foy). Así, la traición estaba consumada, de nada valió que incluso Andrés Manuel López Obrador hiciera pública el 4 de enero una supuesta condena a los cacicazgos universitarios (https://bit.ly/3sC6zdF).
El Pas es un partido estatal que obtiene su registro el 14 de agosto de 2012 a partir de un mecanismo clientelar en el cual Cuén y su grupo político negocian espacios laborales y dentro de la matrícula estudiantil y condicionan calificaciones en facultades, escuelas y unidades académicas de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) a cambio de activismo político y votos. Dicho mecanismo se complementa con el ejercicio brutal de violencia en contra de integrantes de la comunidad universitaria y periodistas críticos que hagan evidentes estos procederes. Justo la entrevista a un trabajador UAS publicada hace unos días por un medio digital independiente corrobora el vigor de las prácticas referidas. En palabras del universitario: “los directivos de los centros de trabajo de la Universidad, de manera enfermiza nos dan órdenes prácticamente a diario para hacer actividades de todo tipo para el Partido Sinaloense… para eso no hay pausa, ni siquiera en esta pandemia, pues nos exigen a cada rato ir a realizar campañas de sanitización en colonias y recientemente tenemos que ir a más eventos del Pas… estamos asqueados de esta gente [dirigencia pasista] y de los caprichitos interminables de Melesio Cuén”. El Pas es la causa de las humillaciones y angustias que tienen que pasar la gran mayoría de trabajadores de la UAS obligados a realizar activismo para favorecerlos so pena de perder su empleo. Soy extrabajador de esa universidad, donde me tocó vivir algo muy parecido de 2012 a 2018, hasta que, harto de la situación, se me ocurrió volver evidente la problemática en cuestión… fui despedido “en caliente” y, posteriormente, hostigado por esbirros cuenistas.
Hace algunas semanas publiqué en este espacio un artículo titulado “Rocha Moya o cómo se colgó el Pas de Morena” el cual obtuvo virulentas y ensañadas respuestas de parte de plumas anónimas defensoras del Pas, mismas que rebosaron de falsedades e insultos, pero que pueden resumirse en la aseveración de que “la Universidad-Partido es un argumento para idiotas” (sic). Por mi parte, vuelvo a sostener las afirmaciones que hice trayendo a colación, para ello, algunos documentos publicados de 2009 a 2020 por universitarios cuya trayectoria destacan en la historia de la UAS, así como por una organización internacional para la defensa de la libertad de expresión.
El primero de ellos se titula “UAS Infantilizada” (https://bit.ly/3sCQdSn), recientemente publicado en el diario de mayor circulación en Sinaloa bajo la autoría de la investigadora de la UAS Ana Luz Ruelas. En su texto señala que en dicha casa de estudios hay 7 mil 149 profesores de asignatura con 14 horas o menos; recalca que éstos deben enfrentar un escenario sumamente complicado, pues están en la más absoluta informalidad laboral o, en el “mejor” de los casos, en un esquema por honorarios; sin prestaciones laborales y con pagos atrasados hasta por 6 meses. Por otro lado –continúa la Doctora–, la nómina UAS registra 4 mil 265 profesores con más de 15 horas, de los cuales sólo 3 mil 637 son activos. Luego, concluye, en total son “… 10 mil 786 profesores que tienen la principal carga de enseñar a 167 mil estudiantes y constituyen un ejército de docentes mal pagados, sin seguridad social, condenados a realizar proselitismo por el Partido Sinaloense para ver si progresan, aunque casi nadie lo logra”.
Con respecto de las agresiones mediáticas, evocaré el artículo “El Periodismo Mercenario y la Universidad-Partido” (https://bit.ly/3aXeZGL) de Ernesto Hernández, quien es académico UAS y columnista de medios de indiscutible prestigio. A continuación, algo de lo que él escribió: “… cualquier reflexión sobre la UAS ha provocado la reacción de los pasquines cuenistas y se lanzan con todo con tal de defender el insostenible estado de cosas de la Universidad Autónoma de Sinaloa… Mis últimos artículos sobre la Universidad partido han provocado una nueva edición de reacciones interpósitas, agresivas y difamatorias contra mi persona y mi trabajo periodístico…”. El doctor prosigue explicándonos que el principio que conduce el actuar de los plumíferos al servicio del Pas es, justamente, aquel que proponía el siniestro ministro de propaganda nazi Joseph Goebbles, mismo que pregonaba: “Miente, miente, que al final algo quedará… cuanto más grande sea una mentira, más gente lo creerá”.
Otros episodios de agresiones desproporcionadas fueron constatados en una publicación realizada por la organización internacional para la defensa de la libertad de expresión, Artículo 19 (https://bit.ly/2Mv3IE6), en la que se relatan los siguientes hechos que vivió otra académica UAS: “El 21 de agosto [de 2016], sujetos desconocidos allanaron y robaron las oficinas de la periodista y abogada María Teresa Guerra Ochoa, en Culiacán, Sinaloa. En lugar de robar objetos de valor, sustrajeron documentos que forman parte del expediente del caso contra Héctor Melesio Cuén Ojeda, actual diputado local en el estado y presidente del Partido Sinaloense… Guerra Ochoa señaló a Cuén Ojeda por malversación de fondos y abuso de poder cuando él era rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa”. Finalmente, un libro de 2009, La utopía corrompida: radicalismo y reforma en la UAS, escrito en coautoría por tres figuras históricas de la Universidad (Liberato Terán Olguín, Jorge Medina Viedas y Carlos Calderón Viedas) dice: “… Nunca en la historia de la UAS se había perseguido a los adversarios políticos e ideológicos con la saña y la burla con que lo ha hecho la administración de Cuén… la disidencia y el pensamiento libre se persiguen y quien se atreve a replicar es expulsado de la institución” (página 108).
En lo fundamental, la universidad existe como un hecho educativo, un acto intersubjetivo entre estudiantes y profesores en el que se construye y transmite conocimiento. Más allá de los artificiosos indicadores eficientistas con los que pretende defenderse la administración del actual rector cuenista Juan Eulogio Guerra Liera, está ese oscuro escenario, muy concreto, que tienen que enfrentar las y los integrantes de la comunidad universitaria UAS… ¿Qué tipo de conocimiento podrá construirse mediante un hecho educativo que acontece en medio de un asfixiante entorno político de violencia institucional y corrupción como el que impera en la UAS? Sin embargo, no hay que arrodillarse frente al hecho consumado; Melesio Cuén tiene el temor de que la comunidad universitaria enfrente el porvenir a través de la organización de un movimiento que, confiando en sus propias fuerzas, rebase por la izquierda a todos los partidos políticos, incluyendo Morena, logrando rescatar a la universidad del secuestro del que ha sido objeto desde hace 15 años.
Postdata: Los operadores políticos del rochismo dicen que ahora sí, nomás ganan el gobierno del estado, pondrán fin a la situación de corrupción en la UAS ¿Cómo van a hacer eso ellos mismos si durante los últimos 2 años Rubén Rocha Moya se dedicó a construir las condiciones para prolongar el cacicazgo de Cuén en la UAS y garantizar impunidad transexenal a la cúpula pasista? La bancada morenista, mayoritaria en el Congreso sinaloense y controlada por Rocha, siguió la línea de enviar a la congeladora varias iniciativas de reforma a la Ley Orgánica de la UAS que permitirían acabar con la Universidad-Partido. Sólo una movilización organizada, universitaria y popular, podrá dar solución al problema. Postdata 2: El enojo con que se redactó la réplica al pasado artículo que publiqué aquí llama la atención por lo que, a través de mentiras, insinúa en lo general y por las implicaciones de esa insinuación. Es preocupante pues, quiero subrayar, esas maniobras pueden ser el preludio de una situación más grave que involucre agresiones físicas y/o montajes; lo aquí escrito expone antecedentes que permiten pensar eso. Esperemos que no sea el caso. Agradezco a quienes han hecho llegar sus muestras de apoyo y expresiones contra la Universidad-Partido.
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*Norberto Soto Sánchez
*Psicólogo y maestro en Ciencias de la Educación; extrabajador de la UAS
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