El periodismo escrito, en el contexto de lo que ha sido la prensa aferrada a su renovada tradición, rematada actualmente por el auge de periodismo de investigación sobre los cimientos de sus libertades duramente conquistadas por las Revoluciones de los pueblos, violentas y pacíficamente implantadas, para con informaciones verídicas y contrastadas, opiniones, análisis y críticas como contrapoderes formales e informales “estar hasta la muerte en contra de lo que dices, pero defender hasta la muerte el derecho[réplica] que tienes para decirlo”.
Mientras mundial y nacionalmente, esa prensa cosecha victorias para apuntalar las democracias contra los vendavales de los autoritarismos-autocráticos, con la ponencia del ministro Alberto Pérez Dayán, la Suprema Corte mexicana cocina un duro golpe a la veracidad de la información y que sobre ésta el periodismo de investigación, los análisis y la crítica construyan sus puntos de vista en ejercicio de las libertades de prensa; cuyos principios originales han sido objeto de metamorfosis debido a cientos de reformas y contrarreformas, para establecer “un gobierno contrario a los principios que sanciona” nuestra centenaria Constitución de 1917 que reformó a la de 1857. Y que la nación y sus dirigentes desde Morelos a Zarco-Juárez y Madero Zapata-Villa, contra los Santa Anna de entonces y de ahora, conquistaron republicana y democráticamente los derechos de manifestación de las ideas y su publicación en su máxima libertad constitucional.
Y es que en lugar de apoyar la constitucionalidad vigente, el PRD y Morena por medio de sus dirigentes, han promovido su inconformidad a la legislación del derecho de réplica para hacerla más holgada, de manera tal que les permita alegar información inexacta o supuestamente falsa para demandar a los medios de información y a los periodistas, ante todo a los reporteros, porque quieren radicalizar su intolerancia para que hasta los mismos hechos deban ser tan puros, absolutamente depurados, para que valgan por sí mismos y no sean motivo de interpretaciones políticas y económicas, en el ejercicio de las libertades de prensa.
Así, aún cuando esos dos partidos o cualquier otro generen la información para su publicación, en un momento dado podrán cambiar sus dichos y hechos, para hacer de la réplica, motivo de demandas judiciales, alegando que esa información es falsa o inexacta. Con el agravante de que, así sea información verídica, sustentada en hechos y contrastada, si el quejoso alega que le causa agravios, hacer del derecho de réplica nuevas inquisiciones judiciales y administrativas y censura para coartar la libertad de difusión. De esta forma los mexicanos ya no tendrán libre acceso a la información y menos para la crítica por los abusos de funcionarios, partidos y demás protagonistas del escenario público.
El proyecto del ponente, ante el Pleno de la Suprema Corte busca echar por la borda democrática los derechos de las libertades constitucionales, como principios, para interrumpir la observancia de la Constitución, lo que tira a establecer un gobierno judicial y ejecutivo del Estado Federal, contrario a los principios de nuestra Ley Suprema. Si se aprueba como tesis y luego como jurisprudencia, calificar hechos y declaraciones como información falsa o inexacta; e incluso que la crítica se sustente en esa información, la Suprema Corte habrá permitido a los tribunales sentenciar y sancionar a los periodistas, empresas editoriales y demás medios de comunicación e internet, por considerar que causan agravios, “independientemente de que esos datos, hechos y dichos, sean verídicos”. Estamos ante una medida autocrática, antidemocrática y anticonstitucional que tuerce los fines de la réplica y sólo generará la censura previa, nada de difusión y miles de juicios para quienes decidan ejercer las libertades constitucionales de prensa.
Se trata de privar de la información verídica y de la crítica a la opinión pública. Lo que han pedido Morena y PRD es tener cotos de impunidad y cerrarle el paso al periodismo de investigación. Es la otra cara de la moneda de la delincuencia organizada que busca lo mismo: intimidar a los periodistas para impedir la información. “Una prensa fastidiosa, una prensa obstinada, una prensa agresiva, es algo que debe ser soportado por aquellos que ejercen la autoridad (y debe agregarse: los partidos políticos, sus dirigentes, sus candidatos y los empresarios), precisamente con el fin de preservar nuestros mayores valores: la libertad de expresión y el derecho de la gente a estar informada” (Pedro J Ramírez, Prensa y Libertad). Y es que “La libertad de prensa significa libertad para obtener noticias, escribirlas, publicarlas, y hacerlas circular”. Y esas libertades son el contrapoder de los funcionarios, los empresarios, los partidos y todos los actores que insisten en usurpar los derechos y libertades democráticas.
Buscar más excusas para que el derecho de réplica se convierta en censura por medio de inquisiciones judiciales, como las proponen Morena y PRD, para incluso impugnar la información veraz y la crítica, alegando que tal información o crítica son inexactos porque dizque ofenden y causan agravios, es querer abrogar toda la Constitución; cuyos principios fundamentales han sobrevivido a las más de 650 contrarreformas, anulando “el libre examen y discusión de las ideas… (y) buscar, recibir y difundir información” con la máxima libertad de prensa.
Álvaro Cepeda Neri
[BLOQUE: OPINIÓN][SECCIÓN: DEFENSOR DEL PERIODISTA]
Contralínea 514 / del 14 al 19 de Noviembre 2016