Betty Hernández Quintana*/Prensa Latina
A pesar de los avances para combatir la pobreza en Latinoamérica en los últimos 15 años, hoy existe el riesgo de retroceder en tal aspecto debido al estancamiento económico y la desigualdad en la región.
Hoy el contexto macroeconómico es más difícil, lo que se aprecia en los índices de pobreza y desigualdad que entre 2012 y 2014 no variaron pese al incremento económico, en tanto la indigencia aumentó, dando marcha atrás el proceso iniciado en 2000, añade el experto.
También el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) dio a conocer el índice de reducción de pobreza en América Latina desde 2000, donde en promedio se vio una disminución del 16.4 por ciento, lo que representa el beneficio de más de 56 millones de personas.
Mirando hacia el pasado vemos que gracias al auge económico de la región entre 2000 y 2012 –el más alto de las últimas 4 décadas según el PNUD– y a la ejecución de políticas de mejoras sociales, se redujeron los índices de pobreza.
Sin embargo, en 2014 cerca de 167 millones de personas continuaron siendo víctimas de ese flagelo, lo que representa el 28 por ciento de la población, indicador inmóvil desde hace 2 años, según un estudio de la Cepal.
Dicha fuente alerta también sobre el aumento de la indigencia de 11.3 por ciento en 2012 a 12 por ciento en 2014, lo que significa que del total de personas en situación de escasez 71 millones padecieron condiciones extremas.
Al respecto, la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, subrayó que “la recuperación de la crisis financiera internacional no parece haber sido aprovechada suficientemente para el fortalecimiento de políticas de protección social que disminuyan la vulnerabilidad frente a los ciclos económicos.
“Ahora, en un escenario de posible reducción de los recursos fiscales disponibles se requieren mayores esfuerzos para apuntalar dichas políticas, generando bases sólidas con el fin de cumplir los compromisos de la agenda de desarrollo post-2015”, agregó la titular.
Con este mismo objetivo se pronunciaron los dirigentes que asistieron a la III Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), donde expusieron los esfuerzos de cada país para mejorar la situación económica de sus ciudadanos y se decidieron medidas para desarrollar en conjunto el próximo quinquenio.
En dicho cónclave se acordó trabajar en cinco líneas enfocadas a reducir la pobreza extrema y la desigualdad, favorecer la educación, la ciencia, la tecnología la innovación, la protección del medio ambiente, el financiamiento de la arquitectura en la región y el fortalecimiento del bloque.
El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, denominó la lucha contra la pobreza como “un imperativo moral para nuestra región y para el planeta entero, porque por primera vez en la historia no es producto de la escasez de recursos sino de inequidad, consecuencia de perversas relaciones de poder donde pocos dominan todo”.
El mandatario, nuevo presidente pro témpore de la entidad, persuadió sobre el rol protagónico del organismo en el proceso de “descolonización en la región latinoamericana y caribeña” y en la resolución de los conflictos relacionados con los países miembros.
Correa declaró que su gobierno adoptará medidas concretas para eliminar la pobreza en 5 años, y aseguró que con una mejor distribución de los recursos se podrá combatir efectivamente ese problema.
Por otra parte, es notable el emprendimiento del presidente de Bolivia, Evo Morales, quien se comprometió con su pueblo y la comunidad internacional a reducir la extrema pobreza en los próximos 5 años, convocando a la oposición en su país a trabajar unidos y aplicar la cultura del diálogo.
La meta del titular boliviano es reducir ese mal hasta el 8 o 9 por ciento, lo que no es imposible teniendo en cuenta que hasta 2012 ese país fue el de mayor índice de reducción de la pobreza en Latinoamérica con 32.2 por ciento, seguido de Perú (26.3) y Venezuela (22.7), según PNUD.
Estas actitudes muestran el empeño de los gobiernos latinoamericanos por continuar las mejoras sociales y erradicar la pobreza en la región; sin embargo, los verdaderos resultados de las decisiones del presente se verán en los próximos años.
Betty Hernández Quintana*/Prensa Latina
*Periodista
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