Con la espada desenvainada de capataz contra la disidencia magisterial, el secretario de Educación Pública (aunque en la realidad parece privada): Aurelio Nuño Mayer –con sus exhibiciones ante alumnos, profesores y padres de familia para posicionarse como precandidato presidencial–, no tuvo más opción que comportarse como uno de los Jerges de las satrapías, cuando el mar y la tormenta le desmantelaron sus navíos; pues ante la necesidad de suspender las clases por la tormenta invernal, tuvo que cargar con la derrota. Ridiculizado por la naturaleza debido a este hecho, ese Jerges enfurecido mandó a más de 100 de sus esclavos para darles de azotes al mar, enfurecido por haber tenido que suspender el ataque a sus adversarios. Ahora fue Nuño, quien tuvo que aceptar la suspensión de clases y la ausencia de profesores en las aulas, ya que no tiene a quien despedir ni a quien quitarles su salario. Convertida la SEP en una satrapía o sea, en una organización autoritaria, Nuño tendrá que comportarse como un nuevo Jerges y mandar azotar a la lluvia, los ventarrones y el frío que “conspiraron” para exhibirlo como un funcionario que no las tiene todas consigo.
Se la ha llevado el secretario de Educación amenazando y cumpliendo sus draconianas medidas, para diezmar las filas magisteriales de la CNTE y del SNTE. No hay día que Nuño no pague publicidad para autopromocionarse, dictando sus peroratas ante auditorios de antemano manipulados. Sobre todo son niños de primaria a los que les dicta “cátedra” de locutor con sus “teorías” sobre la evaluación a los maestros y sus acciones contra quienes no aceptan su autoritarismo. No se ocupa de las condiciones que imperan en las escuelas o las toma a la ligera. Si faltan bebederos, dice que los mandará instalar. Si no tienen pizarrones, que ya se los enviará. Y los alumnos que carecen de techo y toman clases a la intemperie, yendo a esos lugares por largos recorridos a pie, que aguanten; pero es imperativo que sus maestros cumplan con sus exámenes para ver si están actualizados conforme a los programas de Nuño.
Ante el cambio climático que ha alterado este final del invierno, Nuño tuvo que admitir la suspensión de clases. Y que los maestros no se presentaran. Esto rompió su récord autoimpuesto, de que por ninguna manera permitiría más faltas a clase. Creyéndose dios, Aurelio Nuño supuso que en Chiapas, el SNTE, y en otras entidades la CNTE, con sus manifestaciones de protesta ante sus arbitrariedades, no serían suficiente para impedir las clases. Pero le salió el tiro por la culata. La tormenta invernal de mediados de marzo lo obligó a decretar la suspensión de labores en jardines de niños, primarias y secundarias, donde Nuño ha fincado su imperio a la Jerges y su satrapía. Y encolerizado ante los embates del mal tiempo, tuvo que aceptar la suspensión de clases.
Su flota de amenazas cumplidas fue arrasada por la tormenta. Y no le queda más que mandar azotar a ésta por habérsele atravesado en sus planes autoritarios. Creyéndose infalible, Nuño nada sabe de conciliación y convencimiento para negociar, echando mano de transacciones democráticas (posponiendo lo que desune a lo que une como unión, no como unidad de uno), y creando un programa para mejorar la calidad de la enseñanza en los tres primeros niveles de la educación. Y es que sólo es un capataz de la ortodoxia para imponer su satrapía escolar.
Y lo ha estado llevando a cabo puntualmente para lucimiento de su autoritarismo y que el peñismo lo premie con la postulación de la candidatura presidencial, ante la caída del devaluado secretario de Hacienda: Luis Videgaray. Por eso es que don Aurelio Nuño Mayer no deja de aparecer en la escena pública con sus abusos del poder peñista, demostrando que puede cesar profesores y a diestra y siniestra cumplir amenazas. Le ha de haber caído como a Jerges la tormenta que acaba de azotar al país, y que lo obligó a suspender las clases. A sabiendas de que los profesores, mayoritariamente, no estaban actualizados, los sometió a sorpresivos exámenes para tenerlos a tiro de suspenderlos, quitarles su salario y hasta despedirlos. Ese es Nuño. Es un peñista que va derecho y a la derecha para implantar su “reforma” al costo que sea. Pero está creando un enfrentamiento que puede dejar como resultado más daños que beneficios a la educación nacional.
Álvaro Cepeda Neri
[BLOQUE: OPINIÓN][SECCIÓN: CONTRAPODER]
Contralínea 482 / del 04 al 09 de Abril, 2016
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