El Seguro Social registra el mayor número de muertes e infecciones en sus unidades médicas, revela la Auditoría Superior de la Federación. La institución “no cuenta con la capacidad para dar atención con la oportunidad y calidad requeridas”, señala. La CNDH reconoce que año con año se incrementan las quejas por negligencias en los hospitales del otrora pilar de la seguridad social en México. “Lógico” que haya fallas, justifica la Conamed. “No es el mundo perfecto, pues al ingresar a un hospital hay una posibilidad del 10 por ciento de que nos vaya regular o mal”
Elva Mendoza
Jesús Mata se recarga a cada paso sobre el bastón que sostiene en su palma izquierda. La faja ortopédica alrededor de la cadera apenas le permite movimiento a su torso. Luce somnoliento: “Padezco insomnio”, se excusa. A sus 38 años de edad y dependiente de fármacos y terapias físicas, Mata dice estar dispuesto a quitarse la vida para conseguir una reforma a la Ley del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Cervicalgia, quiste radiocarpal, tendinitis en el dedo pulgar, hernia de disco, fractura con fibrosis, dorsalgia, coxalgia, neuritis postraumática, uricemia, displidemia y depresión en grado severo son las lesiones y padecimientos que Jesús lleva a cuestas a consecuencia de los golpes que le propinaron tres sujetos para despojarlo de sus pertenencias en 2008. Pero también, de la negligencia médica que padeció en hospitales del IMSS.
La tardanza para establecer un diagnóstico final basado en estudios especializados y las deficiencias en el servicio médico que le proporcionaron han causado secuelas y recaídas en sus padecimientos y, por consiguiente, daño físico, emocional y económico.
“Las fallas en el IMSS me causan horror”, expresa Jesús, desencajado, entre cúmulos de hojas médicas.
Desde el primer día que solicitó atención médica, encontró que en los hospitales no había el equipo adecuado para su atención, varias unidades médicas estaban cerradas, los médicos no se hallaban en sus consultorios y el trato del personal hospitalario fue negligente e irrespetuoso.
El caso de Mata no es aislado. Las fallas en el servicio médico del IMSS –que derivan en daños para los pacientes, y que muchos de ellos son irreversibles– son la norma en la institución pilar de la seguridad social en México.
“El IMSS no cuenta con la capacidad para dar atención con la oportunidad y calidad requeridas, en perjuicio de las condiciones de vida de los asegurados”, señalan las auditorías de “Desempeño a las actividades institucionales relacionadas con la prestación de servicios de salud a la persona”, “Egresos hospitalarios en unidades de segundo nivel por mil derechohabientes adscritos a médico familiar”, “Porcentaje de oportunidad en consulta de especialidades en unidades de segundo nivel”.
Incluidas en el Informe del resultado de la fiscalización superior de la Cuenta Pública 2008 –elaborado por la Auditoría Superior de la Federación (ASF)–, las investigaciones revelan que, en ese año, el IMSS registró el mayor número de muertes e infecciones en sus unidades médicas de segundo nivel (destinadas a dar atención diagnóstica, terapéutica y de rehabilitación) y alta especialidad (unidades con capacidad tecnológica y “máxima” resolución diagnóstica y terapéutica), en comparación con las otras prestadoras de servicios médicos de carácter público.
“El Estado mexicano es el primer causante de estos problemas. Hay una relación muy estrecha entre una inversión suficiente en los servicios de salud y el evitar daños a los pacientes”, señala Pedro Morales Aché, litigante especialista en temas de salud y derechos humanos.
De acuerdo con el Informe de actividades 2009 de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), el IMSS fue la institución que más señalamientos acumuló por violentar estos derechos; sólo por debajo de la Secretaría de la Defensa Nacional.
“Se ha incrementado mucho el número de quejas que la Comisión recibe por negligencias en el IMSS”, explica en entrevista Luis García López-Guerrero, primer visitador de la CNDH. Los principales motivos son prestación indebida del servicio, omisión del suministro de medicamentos y falta de infraestructura.
Cuestionado acerca de las negligencias médicas en el IMSS, Francisco Hernández Torres, director general de Calidad e Informática de la Comisión Nacional de Arbitraje Médico (Conamed), señala que “hay una mala práctica en el IMSS, pero es algo, hasta cierto punto, lógico. No es el mundo perfecto, pues al ingresar a un hospital hay una posibilidad del 10 por ciento de que nos vaya regular o mal”.
Hernández Torres reonoce que, durante los últimos 14 años, el IMSS se ha mostrado como el “usuario” más frecuente de esa Comisión. Entre el 40 y el 50 por ciento de las actividades de conciliación por quejas que realiza la Conamed están encaminadas a resolver orientaciones y gestiones contra el IMSS.
Es un problema sistémico y multifactorial. Hay una “gran irracionalidad” en el funcionamiento del Seguro Social que se traduce en falta de infraestructura, tiempos de espera excesivos, saturación de hospitales, negativa de servicio, desabasto de medicamentos, negligencias médicas, subrogación, falta de estándares, insuficiencia de médicos, prácticas indebidas en la asignación de contratos, deficiencias en la formación de los médicos y corrupción, apunta Morales Aché.
El Informe de la Auditoría Superior señala que, además del alto índice de muertes e infecciones nosocomiales (u hospitalarias), el Instituto se encuentra inmerso en irregularidades: “No hay un programa de trabajo que cuantifique a la población derechohabiente que permita determinar la cobertura de atención poblacional”.
Además, se han contratado médicos especialistas en un porcentaje superior al aumento de la posible demanda. El 63.4 por ciento de los especialistas se concentra en cinco áreas dirigidas al cuidado de la mujer, menores, adultos enfermos, así como cirugías y atención a lesiones del aparato locomotor, tronco y extremidades.
Por cada 1 mil personas, el IMSS cuenta con apenas 0.4 consultorios, es decir, dispone de 14 mil 523 consultorios para atender a 35 millones 612 mil derechohabientes; esto lo coloca muy por debajo del estándar de la Secretaría de Salud, que cuenta con uno por cada 1 mil habitantes.
Además, sólo existen 0.8 camas por cada 1 mil derechohabientes: 29 mil 932 camas para atender al total de la población inscrita al servicio de salud.
Aunque el número de quirófanos (3.3 por cada 100 mil, es decir 1 mil 172 quirófanos para el total de derechohabientes) rebasa el estándar de la Secretaría de Salud (de dos quirófanos), es menor comparado con las otras instituciones de seguridad social.
Un déficit financiero creciente, opacidad en el ejercicio de los recursos, insuficiencia de recursos, falta de infraestructura y mayor demanda son las irregularidades que detecta el Informe de la ASF.
Sergio Raúl Almaráz ingresó a la clínica 2 del IMSS por dolor de estómago, entumecimiento en pies y pantorrillas y dificultad para caminar. Los médicos le diagnosticaron insuficiencia venosa crónica. Fue canalizado, en junio de 2004, al Centro Médico Nacional La Raza, donde le amputaron las dos piernas y perdió la función de un riñón a consecuencia de un diagnóstico impreciso e inadecuada atención médica, señala la Recomendación 19/2006, emitida por la CNDH.
Dos años después, falleció en el mismo Centro al que volvió por dolor de estómago, vómito y diarrea. “Siendo un hospital de alta especialidad, omitió realizar pruebas, violando el derecho a la protección de la salud y poniendo en riesgo la integridad física y la vida del señor Almaráz”, subraya la Recomendación 46/2007.
Ese día, relata el documento, le cortaron 2 metros de intestino debido a una aparente “apendicitis”.
Por cada 100 egresos en el IMSS, indica el Informe de la ASF, hay una tasa de 3.5 casos de defunciones dentro de unidades médicas de segundo nivel; mientras que, en las de alta especialidad, se registran 4.1 casos de defunción. Ambos índices son superiores al establecido por la Secretaría de Salud.
En comparación, por cada 100 egresos, los servicios de salud de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) registran 1.7 casos de muerte hospitalaria; mientras que la Secretaría de Marina, 1.9, y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, 3.3.
El deterioro de la paraestatal se refleja en las muertes. “Pero no se trata de números, se trata de vidas, de le pérdida de vidas. Tan grave es que se mueran 200 personas como una o cinco, si son a consecuencia de malas prácticas médicas”, explica Luis García López-Guerrero.
El IMSS registra el mayor número de casos de infecciones nosocomiales en sus unidades médicas, afirma la ASF. Por cada 100 egresos, la tasa de infecciones nosocomiales es de 4.5 y 4.6 por ciento en unidades médicas de segundo nivel y en unidades médicas de alta especialidad, respectivamente. En tanto que el ISSSTE reporta 2.5; Petróleos Mexicanos, 1.4, y la Sedena, 1 por ciento de casos.
Las infecciones más frecuentes son heridas quirúrgicas, neumonía y vías urinarias. Éstas representan, a decir de la Auditoría, el 65.5 por ciento del total, y se presentan principalmente en los servicios de terapia intensiva, cirugía y medicina interna.
“En todos los hospitales hay infecciones nosocomiales. El problema no es que las haya, sino que no son detectadas oportunamente. Se requiere material de calidad y permanente control”, refiere la diputada Janet González Tostado, de la Comisión de Seguridad Social de la Asamblea Legislativa.
En julio de 2008, en el área de hematología pediátrica del Centro Médico Nacional La Raza, dos menores fueron infectados con el virus de la inmunodeficiencia humana.
Saúl, de 13 años, ingresó al Centro Médico por padecimiento de aplásica grave. Lo infectaron al hacerle diversas transfusiones de plaquetas. Carlos, de 10 años, internado en el mismo lugar por padecimiento de leucemia mieloblástica y sometido a una transfusión sanguínea, también fue infectado.
“En aras de ahorrar dinero, el Estado hace cosas realmente criminales”, comenta Pedro Morales. Considera que, en temas de salud y derechos humanos, las responsabilidades deberían ser fincadas a los directivos del IMSS y al propio Estado.
Morales Aché señala que una víctima de negligencia médica en una institución como el Seguro Social, “en la medida en que no tiene acceso a un buen servicio legal, queda doblemente desamparada o se actualiza la doble vulneración: la persona es vulnerada en la instancia médica y es vulnerada en la instancia de administración de procuración de justicia”.
De 2008 a 2010, Jesús Mata ha interpuesto 10 quejas al IMSS; envió tres cartas a la Presidencia de la República, dos a las cámaras de Diputados y Senadores, una a la CNDH. Además, levantó un acta ante la Conamed.
La Comisión Nacional de Arbitraje Médico “básicamente encubre las deficiencias del Seguro Social, pues no es imparcial; es un órgano ineficiente desde el punto de vista de la defensa de los derechos de los pacientes”, afirma el litigante Morales Aché.
Dicha instancia ha recibido, de 2000 al primer semestre de 2009, 8 mil 938 inconformidades médicas contra el IMSS. Esto lo coloca en el primer sitio de instituciones de salud con quejas ante la Conamed.
Una segunda instancia, a la que podría acudir una víctima de mala práctica médica, continúa Aché, es la CNDH. Ésta “también se torna ineficiente porque recibe un gran número de quejas en contra del Seguro Social y emite muy pocas recomendaciones”. De 2000 a 2010, ha emitido 55 recomendaciones al Seguro Social, la mayoría de ellas por casos de negligencia cometidos dentro de sus unidades médicas en todo el país.
La CNDH recibió, de 2000 a 2009, 5 mil 751 quejas dirigidas al IMSS. Los principales hechos violatorios, de acuerdo con un documento del primer visitador de la CNDH, son negativa o inadecuada prestación del servicio público de salud, ejercicio indebido de la función pública, incumplimiento de prestaciones de seguridad social, dilación en el procedimiento administrativo y la omisión de la atención médica.
Otra vía que resultaba idónea era la demanda civil por daño moral. Sin embargo, en 2003 se hizo una reforma a la Ley Federal de Responsabilidad Patrimonial del Estado, la cual establece que la primera reclamación la tiene que hacer el paciente ante el IMSS. “El Seguro Social rara vez reconoce que se equivocó o que causó un daño”, reflexiona Morales Aché.
Una cuarta instancia para reclamar la responsabilidad patrimonial del Estado es el Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa, que, en palabras del abogado, “resulta un órgano altamente ineficiente y lento”.
Para Aché, en materia de exigibilidad judicial del derecho a la protección de la salud, responsabilidad médica profesional, discriminación y daño moral, una eventual instancia sería la denuncia penal; sin embargo, por sus propias características, es muy complicado que proceda para casos de negligencia médica. A decir de Pedro Morales, la opción más práctica es acudir a tribunales, donde se tienen mayores opciones, pero es la más complicada y la más costosa.
De acuerdo con Morales Aché, no solamente ocurren negligencias en las instituciones públicas como el IMSS; también existen en el sector privado, donde la medicina es un gran negocio.
Advierte que todo el funcionamiento de la medicina tiene serios problemas a nivel mundial, debido a la especialización, la alta tecnificación y la lógica de maximizar las ganancias por encima de preservar la salud de los pacientes. “No hay una instancia que realmente esté supervisando el adecuado funcionamiento de todas estas instituciones. Se necesita una reforma integral, porque el gobierno perdió la visión de Estado”, concluye.
Al respecto, Oliver Sacks, neurólogo y escritor, señala: “La medicina no es sólo el tratamiento de la lesión o de la enfermedad. Se debe tratar la lesión, pero también poner atención al individuo como un todo. Esto no es sólo ético, sino también científico. La medicina necesita el concepto de individuo”.
Tras avisarle que lo va a intervenir, la doctora Berenice González Fajardo, residente del Hospital de Traumatología Magdalena de las Salinas, advierte a Jesús Mata: “Puedes quedar bien o en silla de ruedas”.
“Mejor me muero; voy a quedar peor”, pronuncia inmóvil y perturbado Jesús Mata sobre la silla de plástico color naranja de una abarrotada sala de espera.
Para la elaboración de este trabajo, se solicitó entrevista con el director general del IMSS, Daniel Karam Toumeh. Al cierre de edición, no se obtuvo respuesta.
Contralínea 195 / 15 de Agosto de 2010
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