Calderón

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Premeditado desastre educativo para privatizar

Los conflictos en las normales rurales y en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), así como la manera en que han sido oficialmente enfrentados –bestialmente en el primer caso por un gobernador troglodita y negligentemente en el segundo caso por una jefatura que se dice de “izquierda”–; la arrogante reelección de la analfabeta cacique Elba Esther Gordillo como “suprema” y sempiterna líder del corporativismo magisterial; los pésimos resultados arrojados en la calidad de la enseñanza nacional y en la evaluación de los docentes; el creciente número de niños y jóvenes excluidos de las escuelas, que no pueden concluir sus estudios o lo hacen deficientemente; o el deterioro de la infraestructura, no son más que algunas manifestaciones desastrosas de la política educativa impuesta por la derecha neoliberal.

Legisladores

Ya lo sabemos, pero cada tres y/o seis años nos damos cuenta de que el famoso Poder Legislativo, que cada vez hace más propaganda y

No quieren trabajadores, quieren esclavos y más capitalismo salvaje

“Se dice que no hay peligro, porque no hay agitación. Se dice que como no hay desorden material en la superficie de la sociedad, las revoluciones están lejos de nosotros. Señores, permítanme que les diga que yo pienso que están ustedes equivocados. Es verdad que el desorden no está en los hechos, pero ha penetrado muy profundamente en los espíritus. Miren lo que pasa en el seno de esas clases obreras, que hoy –lo reconozco– están tranquilas. Es verdad que no están atormentadas por las pasiones políticas propiamente dichas, en el mismo grado que lo estuvieron en otro tiempo, pero, ¿no ven ustedes que sus pasiones se han convertido de políticas, en sociales? ¿No ven ustedes que, poco a poco, en su seno se extienden unas opiniones, unas ideas que no aspiran sólo a derribar tales leyes, tal ministerio, incluso tal gobierno, sino la sociedad misma, quebrantándola en las propias bases sobre las cuales descansa hoy?

El club de los impacientes

Por desgracia se interpone ese irritante interregno cuasi paralizante. Ese dilatado y ambiguo espacio de transición que caracteriza al senilmente esquizofrénico reino del sistema político autoritario mexicano y sus 30 años de salvaje fundamentalismo neoliberal. Donde el agonizante soberano, socialmente indeseable y que ya apesta a muerto, ve impotente cómo su autoridad se eclipsa irremisiblemente, y el príncipe heredero no se ha coronado legalmente como el rey sustituto. En el que el próximo dueño de los destinos de la nación se impacienta porque aún no puede ejercer sus potestades constitucionalmente concedidas como señor de horca y cuchillo, depositario absoluto del Poder Ejecutivo que avasalla a sus dóciles y supuestamente pares del Legislativo y Judicial, y somete a las mayorías que carecen de los mecanismos jurídicos para defender sus intereses ante las tropelías del bloque dominante político-oligárquico.

Las cuentas pendientes

Sólo falta un mes para que Felipe Calderón y su equipo se vayan del gobierno y, seguramente, del país. Se mencionan como posibles destinos Estados Unidos y España, este último beneficiado hace unos días con contratos petroleros directos (sin licitación internacional de por medio, como lo exigen las leyes en la materia) por miles de millones de pesos, para “salvar de la crisis” a esa nación europea.

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