En lugar de que los mexicanos abrevaran cultura en novelas, poesía, ciencia jurídica, medicina, teorías políticas, económicas, etcétera, tenemos textos sobre el trágico asunto de las drogas-narcotraficantes y su conexión con el golpismo militar que las combate, arrojando cientos de miles de homicidios, secuestros, desapariciones, fosas comunes; más cárceles y presos (sin capturar a sus cabecillas: Joaquín Guzmán Loera, el Chapo, es una leyenda desde que fue dejado en libertad con el camuflaje de una fuga de película de gánster estadunidense: sacado de un penal ¡de alta seguridad!, entre la ropa sucia. La guerra calderonista empuja a la nación a una guerra de todos contra todos y nuestras vidas penden de un hilo que jalan sicarios, policías, soldados y marinos como si no hubiera gobierno ni Estado.