El tema de la generación de empleos se va colocando como uno de los insalvables pendientes en la agenda de los candidatos presidenciales; hace seis años, a cambio de su voto, Calderón prometió a los mexicanos, convertirse en el “presidente del empleo” y generar 1 millón de puestos de trabajo anuales y bien remunerados que ayudaran a resarcir el poder adquisitivo de los trabajadores. Hoy, a la distancia, no hay generación de empleos, los salarios han visto pulverizar su poder de compra en un 42 por ciento y, peor todavía, la clase trabajadora ha enfrentado una de las peores embestidas en toda su historia por parte del gobierno federal.