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Estrategias del pasado

Pocos cambios podemos esperar en materia de seguridad en la siguiente administración pública federal, que comenzará el 1 de diciembre. Si Enrique Peña Nieto mantiene la plataforma de seguridad que mencionó en su campaña por la Presidencia de la República, lo que tendríamos sería una política cercana a la que inició Ernesto Zedillo durante su administración, de 1994-2000, la última priísta antes de los 12 años de gobierno del Partido Acción Nacional.

El país que queda

Hay dos versiones de cuál es el México que quedará después del fin del gobierno del presidente Felipe Calderón.

Una, impulsada desde las propias trincheras del gobierno, nos dice que lo que queda es una voluntad indomable de luchar con todas las fuerzas del Estado contra el narcotráfico y la delincuencia organizada. Esa versión también insiste en que los gobiernos anteriores permitieron el narcotráfico o pactaron con él.

Ejército Mexicano, burocratizado

Las Fuerzas Armadas Mexicanas padecen macrocefalia: tienen una cabeza muy grande y un cuerpo muy pequeño, señalan especialistas. Y es que el país cuenta con 541 generales para 211 mil 488 efectivos, mientras que el ejército chino registra 191 generales para más de 2 millones de integrantes. A los generales mexicanos se suman 850 coroneles. Los sueldos de los mandos superiores en el Ejército rebasan los 2 mil 178 millones de pesos cada año

La urgencia de una reforma militar

La crisis generada por el arraigo de varios generales del Ejército Mexicano, investigados a raíz de un señalamiento de supuesta complicidad con el narcotráfico, exhibe las grietas existentes entre la cúpula militar y la rama civil del gobierno. Más que una evidencia de la corrupción militar, el tiempo y forma de esta acusación revelan que más probablemente responda a un interés político mezquino y transitorio que a la convicción institucional de limpiar a fondo a las Fuerzas Armadas de la contaminación que haya provocado la delincuencia organizada.

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