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Josefina: continuidad de violencia y pobreza

“Josefina, diferente”, es el lema de campaña de Josefina Vázquez Mota, candidata del PAN a la Presidencia de México para el periodo 2013-2017. Francisco Reveles, doctor en ciencia política, disecciona la plataforma y el discurso electoral de la candidata y no tiene duda: representa la oferta menos diferente en los comicios federales.

Los parientes incómodos de Josefina

De orígenes conservadores y con vínculos en el sector empresarial, Josefina Vázquez Mota, como otros políticos panistas que se han encumbrado, tiene parientes dispuestos a sacar provecho con la influencia de la candidata presidencial.

Josefina y el desfonde del PAN

Buena salida tuvo Josefina Vázquez Mota en la Universidad Iberoamericana donde estudió y de la cual, irónicamente, había renegado. A pesar de las mantas en contra, los reclamos por la tragedia de la guardería ABC –a tres años del siniestro–, las descalificaciones de que trataba de satisfacer a sus públicos con discursos entrecruzados –según María José López, una de las que organizaron el acto contra Peña Nieto– y que aceptó los reclamos de varios, la candidata blanquiazul salió incluso entre porras de sus seguidoras.

Homofobia panista

Hace algunas semanas la candidata presidencial panista, Josefina Vázquez Mota, se manifestó en la Universidad La Salle “en favor de un debate donde se aborden las posibilidades de legalizar la mariguana, respetar la libertad de la sexualidad y no apoyar iniciativas que criminalicen el aborto” (La Crónica de Hoy, 14 de mayo de 2012).

Los trabajadores y su decisión electoral

El tema de la generación de empleos se va colocando como uno de los insalvables pendientes en la agenda de los candidatos presidenciales; hace seis años, a cambio de su voto, Calderón prometió a los mexicanos, convertirse en el “presidente del empleo” y generar 1 millón de puestos de trabajo anuales y bien remunerados que ayudaran a resarcir el poder adquisitivo de los trabajadores. Hoy, a la distancia, no hay generación de empleos, los salarios han visto pulverizar su poder de compra en un 42 por ciento y, peor todavía, la clase trabajadora ha enfrentado una de las peores embestidas en toda su historia por parte del gobierno federal.

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