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La “democracia a la mexicana”: un mito costoso

La “democracia” en México no es más que un mito. El sistema político mexicano no cumple con los requisitos teóricos mínimos. No existe la igualdad en los procesos electorales, la calidad en la participación de los partidos políticos ni la consolidación de los poderes Legislativo y Judicial como contrapesos del Ejecutivo. Las instituciones, onerosas, sólo cumplen con el papel de reproducirse a sí mismas

Estampas priístas

Para el maestro Carlos Fernández Vega: por su recuperación y el regreso a su imprescindible columna

La cuarta licitación: una ganga para las trasnacionales

Cuando parecía que la entrega del petróleo mexicano a las trasnacionales no podía ser más descarada, llega la cuarta licitación de la Ronda Uno. Con ésta, a las empresas que operan en Estados Unidos les bastará cruzar la línea fronteriza para obtener bloques que en ese país sólo conseguirían en decenas de subastas. El dinero por esta licitación –que viola la nueva ley– llegará, si acaso, hasta en dos generaciones.

El cinismo de los partidos

A los líderes de los partidos y todo su séquito de ayudantes no les basta los miles de millones de pesos que consumen del dinero público que sale de los bolsillos de los contribuyentes, en una simulación democrática que sale muy cara a los mexicanos y que nunca ha podido garantizar un comportamiento honesto y transparente en el procesos electorales, ahora quieren responsabilizar al Ministerio Público Federal de sus corruptos y delincuentes candidatos que en cada elección proponen para ocupar cargos populares.

Saldos neoliberales en el agro nacional

Hoy día el campo mexicano enfrenta una severa crisis. Por lo menos desde hace varias décadas, y en el marco de los cambios políticos y económicos relacionados a la inserción de México en la globalización neoliberal –particularmente con la incorporación en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN)–, en el campo ha aumentado de manera constante la pobreza y hay una notoria reducción de la población en las localidades rurales [1]. Asimismo, se observa un severo decaimiento de la producción de alimentos y de forma paralela una disminución sostenida de la cantidad de empleos [2]. En este contexto, en el transcurso de los últimos lustros se ha consolidado una “erosión generalizada del campo” [3], siendo el ámbito del país donde más se concentran la pobreza, la marginación y la exclusión social a nivel nacional.

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