Se anuncia una nueva traducción acreditada a Marta Rebón (en el ensayo periodístico de José María Ridao “La titánica coartada de Boris Pasternak”, El País, 22 de enero de 2011) de la grandiosa novela El doctor Zhivago, del prosista y poeta Boris Pasternak. En ella, “siguiendo el texto considerado como definitivo que fijó el hijo del escritor [ruso], se han incluido las poesías de Zhivago como un capítulo más, el último, de esa reciente y magnífica traducción”. El caso es que ya en 1991, con traducción de Fernando Gutiérrez, aparecieron esas poesías y que, como en toda la novela, el personaje femenino Lara es la inspiración (que en la vida real fue la amante de Pasternak, Olga Ivinskaya) y a quien están dedicadas con el amor-pasión (¡oh, Stendhal!) que las ha convertido en creaciones del más puro romanticismo de quienes han homenajeado a la mujer: la de carne y hueso, la del “eterno femenino”, la del enamoramiento imposible.