Teoría

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Una introducción a las teorías políticas

No es precisamente un libro donde su autor entre de lleno a un punto de vista filosófico, si por filosofía ha de entenderse una doctrina cerrada, como la de Platón, Aristóteles y/o Hegel. Tampoco sus seis amplios capítulos son la propuesta abierta de Kant para filosofar, es decir, para reflexionar a partir de los últimos fundamentos científicos de las creaciones de grandes pensadores que nos legaron sus reflexiones en lógica, voluntad y sentimiento, como hizo Kant en la Crítica de la razón pura, la Crítica del juicio y la Crítica de la razón práctica. Lo que Dudley Knowles nos ofrece en su Introducción a la filosofía política es una revisión de las teorías sobre el utilitarismo, la libertad, los derechos humanos, la justicia distributiva, la obligación política y la democracia, sustentadas en una amplísima bibliografía (que aparece en la parte final del libro).

Pareto y Mosca: la autocracia de las elites

Los italianos Vilfredo Pareto y Gaetano Mosca fueron pensadores universales y fundaron y explicaron el fenómeno de las elites en su sentido contemporáneo vigente, pero que históricamente nació con Aristocles, alias Platón, y su prédica aquella de que los mejores gobernantes –llegado el caso– serían los “filósofos-reyes”, en respuesta platónica a la democracia directa en todo su apogeo durante la era de Pericles en Atenas. Platón, Pareto y Mosca temían al pueblo que exigía una democracia con el pueblo, y no como la democracia indirecta o representativa, gobernando para el pueblo. Las elites fueron una creación política autocrática, para sacarle la vuelta a las dos caras de la democracia, donde un grupo o un dictador o cosa parecida se erigen en el “elegido” para gobernar. Así, el poder de uno o de unos cuantos (¿el Pacto por México?) decide política, económica y socialmente lo que le conviene, obviamente a la elite, y de paso a la sociedad o al pueblo.

Norbert Reich: Mercado y derecho de fines democráticos

La ingenuidad ha hecho creer, mas no pensar, que basta el liberalismo económico, en su versión de neoliberalismo como punta de lanza del capitalismo salvaje, para que los mercados de cada país y el mercado mundial a lo bestia, implantado en lo que la activista ambiental Sagrario Herrero llama “el golpe de Estado global” (entrevista de Joseba Elola, en El País, 14 de agosto de 2012), fijen los precios de bienes y servicios, a través de la “mano invisible” de la oferta y la demanda. Según Adam Smith, padre del liberalismo económico clásico y no obstante sus conocimientos jurídicos, aunque plagados de falso derecho natural (Lecciones sobre jurisprudencia, editorial Comares, España), esos mercados podían funcionar, pero es imposible sin una estructura jurídica de derecho positivo y escrito –incuso cuando esos mercados están al servicio del capitalismo moderno, desde Smith (1723-1790) hasta Milton Friedman–.

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