Más de 72 millones de niños en el mundo no cuentan con escuela. Pero la cifra podría incrementarse en los próximos años. La agudización de la pobreza y la nueva revolución tecnológica profundizan la desigualdad entre las naciones en materia educativa. Los Objetivos del Milenio cada vez más parecen utopías
Tatiana Martínez Hernández / Prensa Latina
El Informe de seguimiento de educación para todos 2010 (EPT) alerta que existen 72 millones de niños en el mundo sin escolarizar, y los impactos de la crisis global amenazan con elevar esa cifra.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) y organizaciones no gubernamentales (ONG) intensifican su labor para convencer a los gobiernos de la importancia de la enseñanza para el desarrollo económico, ambiental y el logro de las metas del Milenio.
La educación para el éxito económico fue el tema central en el reciente Foro Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), celebrado en Londres, Inglaterra.
Irina Bokova, directora general de ese ente de la ONU, insiste en que no se puede permitir el surgimiento de una generación de niños sin una educación que les permita salir de la pobreza.
En los últimos años, prevaleció el modelo económico neoliberal, y los recortes al sector de la formación de las nuevas generaciones y a la salud fueron las primeras medidas de los gobiernos para reducir el gasto público, los patitos feos del Estado.
Según un informe del Banco Mundial, la educación es uno de los elementos decisivos del desarrollo humano y un instrumento poderoso para reducir la pobreza.
También, continúa el texto, resulta fundamental para lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), y es un eficaz hilo conductor hacia el progreso de las personas y las sociedades, al mejorar la salud, la igualdad de género, la paz y la estabilidad.
Sin embargo, unos 28 millones de niños permanecen sin escolarizar en países afectados por conflictos, lo cual constituye uno de los principales obstáculos para la conquista de la enunciada EPT y para alcanzar en 2015 los ODM.
Los conflictos bélicos constituyen uno de los mayores problemas que en materia de desarrollo afronta la comunidad internacional.
Las guerras en Afganistán, Irak, Somalia y otros países son fuentes de pobreza, desigualdad y estancamiento económico. En tales condiciones, es imposible pensar en educación para todos.
En marzo se presentará el Informe 2011 de seguimiento de la esducación para todos, el cual tendrá como eje los conflictos armados y la educación.
La institución pretende proteger el derecho a la instrucción en periodos bélicos y reconstruir los sistemas educativos en los países que los hayan superado recientemente.
Buenas intenciones, voluntad transcrita, pero idílicas en su cumplimiento cuando de países envueltos en guerra se trata.
Los peores lugares del mundo para que un niño intente recibir educación son Somalia, Eritrea, Haití y las Islas Comoras, denuncia un informe de la Campaña Mundial por la Educación (una coalición integrada por más de 100 organizaciones por los derechos de los niños).
Millones de menores se están convirtiendo en las víctimas de la crisis financiera, sentencia el texto publicado, simultáneo al informe de la ONU sobre el cumplimiento de los ODM, en septiembre de 2010.
La situación económica internacional afecta principalmente a los frágiles sistemas de los países subdesarrollados, los cuales recortan sus presupuestos en educación en 4.6 millones de dólares al año.
El estudio realizó varias recomendaciones, entre ellas que los países pobres dediquen el 20 por ciento de sus presupuestos a la educación y que los países ricos dupliquen su ayuda a la educación básica a 8 mil millones de dólares en este año.
Tema polémico si se tiene en cuenta que está muy lejos de alcanzarse el compromiso de las naciones desarrolladas de entregar el 0.7 por ciento de su producto interno bruto para los estados empobrecidos.
Datos del Banco Mundial al cierre de 2010 reconocían que el progreso en educación ha sido dispar y que muchas regiones no están bien encaminadas para alcanzar los ODM en 2015.
Casi el 50 por ciento de los niños que no asisten a la escuela vive en África al Sur del Sahara y más del 25, en Asia meridional, y los cálculos muestran que un tercio de estos menores reside en zonas afectadas por conflictos.
Las desigualdades de ingreso, género y étnicas influyen y en muchos casos deciden en las oportunidades educacionales disponibles para los niños.
Pero no es sólo asistir a centros de enseñanza, sino garantizar la calidad de los programas y planes de estudios acordes con las nuevas tecnologías, a las cuales no tienen acceso la mayoría de los pueblos subdesarrollados.
Según el documento del Banco Mundial, los sistemas educacionales deben responder al acelerado cambio tecnológico y a la globalización.
El déficit de destrezas socava la capacidad de los países de competir en el mercado mundial, interconectado e interdependiente y genera desempleo entre los ciudadanos, agrega el informe.
Los cambios sociales y políticos que tienen lugar en países de América Latina muestran cuánto se puede lograr cuando voluntad política y recursos estatales se ponen al servicio de todos los ciudadanos sin exclusión.
Recientemente, la República Bolivariana de Venezuela recibió el premio Unesco Rey Hamad bin Isa Al Khalifa de Bahrein por llevar las tecnologías de la información y la comunicación a niños y adultos de todo el país.
Según la Unesco, la Fundación Infocentro, del Ministerio del Poder Popular para Ciencia, Tecnología e Industrias Intermedias del gobierno venezolano alfabetizó tecnológicamente a 1 millón de ciudadanos de los sectores más vulnerables.
En la página web del ente de la ONU, se reconoce la iniciativa del gobierno por capacitar en el uso de computadoras a personas de zonas rurales, indígenas, fronterizas o de barrios sociales y económicamente deprimidos de grandes ciudades.
También, personas con discapacidades, e incluso la población reclusa reciben este servicio. El satélite Simón Bolívar, lanzado a finales de 2008, permite dar cobertura a todo el territorio nacional, apunta el texto.
Las múltiples misiones, Sucre, Barrio Adentro, entre otras, y los éxitos del Programa de Alfabetización Yo Sí Puedo, con la colaboración de Cuba, colocan a ese país a la vanguardia en el desarrollo de los planes sociales.
En tanto, El Salvador anunció que la eliminación del analfabetismo es una de las metas históricas del gobierno del presidente Mauricio Funes. Reducir a 4 por ciento la cifra de iletrados es el compromiso para 2014.
Salvador Sánchez Cerén, vicepresidente de El Salvador, indicó que la meta para este año es alfabetizar a 65 mil personas en un país donde el 17.9 por ciento de la población no sabía leer ni escribir en 2009.
Los avances sistemáticos en cuanto a la educación después de 1959 en Cuba ubican a la isla caribeña a la cabeza de América Latina y por encima de muchas potencias mundiales, asegura la Unesco.
El 99.8 por ciento de los cubanos mayores de 15 años está alfabetizado, un porcentaje que asciende al ciento por ciento en la población de entre 15 y 24 años, cita un informe del organismo.
Según el texto reciente, el pequeño Estado insular ocupa el primer lugar en Latinoamérica en cumplir las metas sobre acceso a la calidad de la enseñanza, establecidas por el organismo internacional.
Entre una lista de 128 naciones, Cuba está en el puesto 14, por delante de países ricos, como España (lugar 17), Suiza (20) y Bélgica (23). El informe señala que los estudiantes de enseñanza básica de la isla tienen un desempeño “extremadamente bueno”.
Sin embargo, La Educación para Todos, propuesta en el Foro Mundial sobre la Educación en Dakar, Senegal, en abril de 2000, resulta un desafío en las actuales condiciones de pobreza en distintas latitudes.
En naciones como Haití, donde cerca de 300 mil personas perdieron la vida luego del terremoto sufrido el pasado año y por la posterior epidemia de cólera, urge la colaboración internacional.
“Lo que los haitianos requieren para superar este desastre es inversión a largo plazo en sus instituciones sociales y, particularmente, en educación y cultura, ejes fundamentales para construir su futuro”, apuntó la enviada especial de la Unesco Michalle Jean.