Metanfetaminas, problema de salud pública que ya rebasó al alcoholismo

Metanfetaminas, problema de salud pública que ya rebasó al alcoholismo

En México, el consumo de ETA se volvió un problema de salud pública debido a que desplazaron al alcohol y al tabaco
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Desde hace varios años, el abuso de metanfetaminas es el problema de salud pública más relevante relacionado con adicciones, incluso por encima del alcoholismo. Las metanfetaminas son consideradas como la droga de mayor impacto en México, porque causan mayores daños a la salud. De la mano de este incremento también aumenta la necesidad de atención médica, señala a Contralínea la doctora Evalinda Barrón, directora de la Conasama. Los jóvenes y adolescentes son el grupo más vulnerable, porque en esta etapa el cerebro humano aún se encuentra en desarrollo, indica –en entrevista– el doctor Luis Faudoa Mendoza, experto en salud mental. Para ambos expertos, esta droga representa un riesgo por su alto potencial adictivo y su fácil acceso, derivado de su producción en México

En México, el consumo de estimulantes de tipo anfetamínico (ETA) –que incluye metanfetaminas y éxtasis– se volvió un problema de salud pública debido a que desplazaron al alcohol y al tabaco, y ahora se ubica en primer lugar entre las drogas de alto impacto. Las metanfetaminas son las de mayor consumo, advirtió el 18 de abril de 2023, el entonces subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell.

Según el Informe sobre la situación de la salud mental y el consumo de sustancias en México 2024, publicado por el Observatorio Mexicano de Salud Mental y Adicciones, el número de pacientes que acuden a solicitar tratamiento por el uso estimulantes de tipo anfetamínico pasó de 9.5 por ciento en 2013, a 49.1 por ciento en 2023, lo que representó un aumento de 416 por ciento, como se observa en la siguiente tabla.

Dicho informe también refiere que el consumo de esta droga ha ganado terreno en todo el territorio nacional, ya que su uso predominó en 27 estados de la República. Lo anterior no quiere decir que en los cinco estados restantes (Ciudad de México, Quintana Roo, Chiapas, Tabasco y Guerrero) no se consuma, sino que se hace en menor medida.

Aumento de pacientes el resultado de atender las causas, sin criminalizar

Dado que hasta antes de 2018 las adicciones en México eran tratadas como un problema de seguridad y no de salud, una tendencia era caer en la criminalización de los consumidores. El problema con tal enfoque punitivista era que no se atendían las causas que originan que una persona consuma estas sustancias.

Por tal razón, con la llegada de la administración del expresidente Andrés Manuel López Obrador y la política de “atención a las causas”, lo que antes era la Comisión Nacional Contra las Adicciones (Conadic) se transformó en la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones (Conasama), institución que además se integró el Secretariado Técnico del Consejo Nacional de Salud Mental –encargado de hacer las políticas de salud mental–, mismo que la doctora Evalinda Barrón asegura se encontraba “bastante olvidado” y los Servicios de Atención Psiquiátrica, encargados de llevar las unidades de atención psiquiátrica a nivel federal.

Esta unificación –en palabras de la doctora Barrón– permitió, “primero, tener una visión única en donde decimos: no solamente es el consumo de sustancias, esa es la punta del iceberg. O sea, necesitamos ver toda la problemática que hay: social, familiar, individual, que nos lleva a tener problemas de salud mental. Así que tenemos que hacer esfuerzos para mantener la salud mental, prevenir esas situaciones y atenderlas en caso necesario”.

Jóvenes la población de mayor riesgo

Durante la conferencia matutina presidencial del 18 de abril de 2023, el doctor Hugo López-Gatell destacó que las metanfetaminas son “una de las expresiones más claras de las adicciones, en las que detrás hay un problema social, emocional, de exclusión, desplazamiento y pérdida de alternativas, sobre todo para la juventud”.

Por su parte, el Informe sobre la situación de la salud mental y el consumo de sustancias en México 2024 arrojó que “en relación con la historia de consumo, las personas que acudieron a tratamiento indicaron que iniciaron el uso de cualquier sustancia psicoactiva a la edad de 15 años, mostrando que la adolescencia suele ser la etapa con mayor vulnerabilidad para iniciar el consumo de drogas”.

De estos datos también se obtuvo que “las principales sustancias con las que se inició el consumo fueron el alcohol (38.6 por ciento), el tabaco (31.4 por ciento), la marihuana (16.8 por ciento) y los ETA (7.4 por ciento)”. Esto se traduce en que además de la experimentación con sustancias típicas –como el alcohol, tabaco y la marihuana– existe una cantidad significativa de personas que optaron por probar directamente con los ETA, pero esto también significa que se incrementan los riesgos asociados desde edades tempranas.

En este sentido, el psiquiatra Luis Faudoa Mendoza explica que los jóvenes son una de las poblaciones de mayor riesgo, porque “su cerebro está en una etapa muy vulnerable, donde si iniciamos un hábito, una costumbre, un hobby, es muy probable que se vaya a quedar durante mucho tiempo en nuestra vida”; tras lo cual, “si viéramos el consumo como un hobby, un hábito o una conducta que se inicia en la adolescencia, hay alta probabilidad de que lo continúe durante el resto de la vida”.

La adolescencia se considera un periodo de vulnerabilidad, porque el cerebro humano se encuentra en la etapa de desarrollo. “De una forma simplificada, se pudiese decir que el cerebro de un adolescente tiene muchas vías, muchas conexiones y eso le confiere habilidades como pensamientos más rápidos, más ágiles en reflejos y cuestiones similares. Sin embargo, como todavía no hay una mielinización –una conexión entre lo frontal y lo emocional–, cuando están bajo una emoción muy fuerte –tristeza, enojo, ansiedad– digamos que les gana la cuestión emocional y empiezan a ser un poco menos racionales”, explica el especialista en salud mental.

Y ejemplifica: “si ponen a competir a un joven contra mí, un adulto, seguramente me ganaría en todas las cuestiones de reflejos y velocidad; pero si yo empiezo a hacer que se enoje, ahí empezaría, tal vez, a tener una ventaja porque las emociones empiezan a controlarlos un poquito. Entonces, concretamente es una menor conexión entre la región frontal [del cerebro], que le atribuimos el razonamiento y la inhibición de los impulsos, con el sistema límbico al que le atribuimos las emociones, los cuales en promedio terminan de desarrollarse entre los 23 a 25 años”.

No obstante, distintos estudios médicos, psicológicos y neurológicos indican que la edad en que se desarrolla el cerebro humano puede iniciar a los 20 años, e incluso concluir hasta los 30, pero ello depende de diversos factores. De acuerdo con el artículo El estudio del cerebro adolescente: contribuciones para la psicología del desarrollo, “la corteza prefrontal […] puede encontrarse bastante madura en un adolescente de 14 años, mientras otro puede alcanzar un nivel de desarrollo equiparable a los 18”.

Respecto a lo anterior, el grado de madurez “depende tanto de factores genéticos como de la experiencia (familiar, social, educativa, cultural). Incluso, en los casos de sujetos que durante el periodo sensible de la adolescencia padecieron diversos traumas, un estrés sostenido, o por falta de cuidados de los adultos mantuvieron un comportamiento de consumo sistemático de tabaco, alcohol o drogas ilegales”.

Por ello, la doctora Barrón asegura que el programa “Di no a las drogas” no funciona. Puesto que, si no se tiene una atención integral del problema que además lo ataque de raíz, ese tipo de estrategias no impactan en la sociedad, y menos en los consumidores.

La directora general de la Conasama explica que el Observatorio Nacional de Salud Mental realizó un estudio para entender por qué la gente consume cannabis, y se obtuvieron resultados que apuntan a diversos factores: “puede ser porque te lo ofrezcan, porque esté a la mano, pero una vez que lo consumes es para disminuir el estrés, disminuir la ansiedad, socializar con tus pares, para controlar crisis de pánico, porque te sientes muy deprimido, etcétera. Hay muchas razones, pero si tú no atacas o no ves, o ni siquiera te tomas la molestia de analizar esas razones –que en muchas ocasiones son problemas de salud mental–, entonces no importa cuántas veces le digas a las personas que no consuman drogas”.

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Una droga barata y altamente adictiva

Las metanfetaminas son consumidas porque combinan dos factores de riesgo: en primer lugar, se trata de una droga barata, esto la hace de fácil acceso para la mayoría de la población; y, en segundo lugar, es altamente adictiva por sus efectos estimulantes a corto plazo.

“La metanfetamina sería como, entre comillas, una ‘respuesta más barata y más sencilla’ de producir, a [por ejemplo] la cocaína, ya que puede ser en un laboratorio y no necesito condiciones ambientales para cultivarla y la hago desde mi casita o desde mi remolque, puedo producirla en masa y tiene un plus o un extra, que es más potente que la cocaína […] para que sea más adictiva, en pocas palabras genera más euforia”, detalla el doctor Luis Faudoa Mendoza, responsable de la Clínica de Atención Integral para las Adicciones del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la UNAM.

Y agrega que “esta sustancia es más fácil de sintetizar o más fácil de producir, más barata y todavía más adictiva. Por eso hay un mayor giro hacia este mayor consumo de anfetamina. Luego, la metanfetamina es más como el primo que le agregas un metilo y lo haces más potente; al ser más potente, hay una tendencia a mejor producir, vender o comprar metanfetamina en lugar de la anfetamina, pero no es tanto que sea más sencilla de sintetizar, sino que es más potente y por eso se comercializa más que la que la anfetamina”.

Por su parte, Evalinda Barrón –directora general de la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones– considera que es una droga “muy barata” con un agravante: cuenta con producción en territorio nacional. A ello se suma su grado de pureza: en el caso de México, las metanfetaminas cuentan con el mayor grado pureza, lo cual se traduce en la intensificación de sus efectos, lo que aumenta su riesgo para la salud y genera mayor adicción.

En el ámbito federal, la Fiscalía General de la República a través de la Agencia de Investigación Criminal con la Coordinación General de Servicios Periciales, realizan el análisis de pureza de las muestras incautadas, con el fin de obtener perfiles químicos, de este análisis se entregó información a la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) para la elaboración del Informe Mundial Sobre Drogas.

De dicho informe se desprende que, en 2021, de las sustancias que se genera en México, las metanfetaminas tienen el mayor grado de pureza con 89.42 por ciento, seguidas de la heroína 48.89 por ciento, la cocaína 48.64 por ciento, y en último lugar, el fentanilo con 19.44 por ciento.

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Producción de metanfetaminas en México favorece su consumo

La doctora Evalinda Barrón advierte que el fenómeno de los trasiegos de sustancias puede llevar a que las drogas “se queden en ciertos lugares y que le paguen a cierta población con las sustancias”.

Un informe dado a conocer por el general Luis Cresencio Sandoval, reveló que en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, en el periodo del 1 de diciembre de 2018 hasta el 5 de agosto de 2024, fueron desarticulados 2 mil 575 narcolaboratorios en territorio nacional; en esos operativos, fueron aseguradas 696.97 toneladas de metanfetaminas y 3 mil 659.6 toneladas de precursores químicos para su fabricación.

De acuerdo con la solicitud de transparencia 330026424002417, la Sedena aseguró 2 mil 191 laboratorios, de los cuales, 1 mil 937 se ubicaron en Sinaloa; 128 en Durango; 50 en Michoacán; 21 en Jalisco; 19 en Baja California; 11 en Guerrero; ocho en Sonora; tres en Morelos; dos en Querétaro; dos en Guanajuato; dos en Nayarit; dos, en Tlaxcala; dos en Nuevo León; en Hidalgo, uno.

Es importante mencionar que, geográficamente, los estados que ocupan los dos primeros lugares se ubican en el llamado triángulo dorado; dicha región es el epicentro del narcotráfico en el país, controlada por el Cártel de Sinaloa, ahora fraccionado tras el secuestro del Ismael –el Mayo– Zambada.

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