La cartografía militar y Sembrando Vida

La cartografía militar y Sembrando Vida

En agosto de 2019, el reportero Zósimo Camacho nos adevertía:  “No es una campaña militar sino el mayor despliegue militar de la historia” (https://bit.ly/38MWiBk), el cual se concentra entorno a quienes ensayan formas societales autónomas como el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y modos de resistencia organizativa desde el Congreso Nacional Indígena. La información mostrada revela que la militarización no está en las regiones con mayores problemas de violencia por narcotráfico.

En otro artículo retomábamos la metáfora del “molino satánico” de Karl Polanyi para analizar, en el centro-sur del país, el proyecto sistémico patriarcal del autodenominado gobierno de la “cuarta transformación”, identificando el subyugamiento socioterritorial con al menos tres ambiciosos megaproyectos (https://latinta.com.ar/2019/08/el-neoextractivismo-de-la-cuarta-transformacion-en-mexico/).

Esta vez, retomamos la palabra “Muerteforas” para visibilizar la asociación encontrada en el diseño y funcionamiento del poder político criminal en todo México, pero también como un recurso para generar tensión en las palabras/lenguaje.

Ha pasado más de 1 año de gestión del Plan Nacional de Desarrollo del actual gobierno mexicano; durante los últimos tres meses de investigaciones, recorridos y levantamiento de testimonios, podemos vislumbrar el bosquejo del Teatro de Operaciones y la forma política de Muerteforas en Chiapas, donde el escenario de la cartografía militar muestra contundentemente el surgimiento de una nueva forma de avasallamiento contra los múltiples mundos de vida indígenas-campesinos.

En el Espacio de Lucha contra el Olvido y la Represión (Elcor), que lleva 11 años documentando la repesión en Chiapas, advierten que se trata de una remilitarización anclada en los “territorios de resistencia y rebeldía zapatistas” y en nuevas formas de hacer y de nombrar la territorialización de megaproyectos (El Tren y “la superautopista Palenque-San Cristóbal-Tuxtla-Pijijiapan”), teniendo como filtro los programas asistenciales (Sembrando Vida, Jóvenes Construyendo el Futuro). La finalidad está en lograr el máximo control político de la sociedad rural a través del fetiche dinero y de la Guardia Nacional. Transformando a las comunidades indígenas en un cúmulo de personas consumidoras de su propia autodestrucción histórica y en bebedero de clientelismo político morenista.

Comprender lo anterior, requiere vislumbrar lo siguiente:

1) El aún existente escenario de Guerra Integral (Intensiva) de Desgaste, diseñada, activada y sostenida desde el 1 de enero de 1994 contra las familias, comunidades y pueblos zapatistas del EZLN.

2) La forma/composición y despliegue de la Guardia Nacional junto con las posiciones de referencia donde está el programa Sembrando Vida.

Desde la propia lógica político-militar del Teatro de Operaciones, ¿cuál es el escenario desde el cual actúan?, ¿quiénes son los actores principales?, ¿cómo aparecen en la escena y cómo dicen que aparecen?

En los recorridos y testimonios levantados por el Elcor, principalmente en el municipio oficial de Ocosingo, en un trazo carretero registraron la permanencia de los cuarteles del Ejército en la zona selva que va de Toniná, La Peninsula, Monte Líbano, Taniperla, Río Jordan, Pathuitz, La Sultana, Vicente Guerrero, San Quintín, Maravilla Tenejapa, apareciendo un aproximado de 30 poblados con Sembrando Vida. Las personas comparten: “Sembrando vida es sembrando muerte de nuestro pensar y decidir en colectivo qué hacer con nuestra tierra, cómo sembrararla y cuidarla” y “No está bueno pedir permiso y consejo al mal gobierno de qué sí se puede sembrar y qué no se puede sembrar”.

Para el colectivo Elcor en este escenario aparece la inteligencia militar al convocar, reclutar y contratar jóvenes dentro de las mismas comunidades y, que desde el programa Jóvenes Construyendo el Futuro podrían estar siendo los nuevos informantes (sin saberlo) de la Guardia Nacional a través de sus Coordinaciones Territoriales para diseñar los diagnósticos de avanzada. Al menos en la zona de Metzabok hasta Taniperla tienen como convocante al Cuartel General de Toniná que articula las Zonas Militares 31 y 39.

Las interrogantes y testimonios nos encaminan a dos hipótesis.

La primera hipótesis:

Detrás de la nueva forma de sometimiento se ensaya una pedagogía del utilitarismo y del desecho.

-La tierra y los modos de relacionarse con ella cambian abruptamente: “lo que necesito sembrar versus lo que me dicen tengo que plantar”.

-Aparecen un nuevo vínculo en lo rural que establece la relación dinero con el objetivo de instalar el entramado individualismo-consumismo a través de la monetarización y bancarización de la vida, con los cajeros rurales del Banco Bienestar custodiados por la Guardia Nacional.

-Proceso de descampenización al de productor en lo individual: al no sembrar alimentos para el autoconsumo optan por no tener milpa y comprar maíz importado que rompe los ciclos agrícolas de convivencia montaña-cafetal, montaña-milpa, así como los ciclos forestales montaña-hierbas-hongos-animales, etcétera, o adquieriendo productos procesados para la alimentación familiar.

-La relación de utilitarismo y desecho, también contempla personas migrantes, una vez que son expulsadas de sus territorios son ubicadas para ser usadas y luego desechadas por empresas que chupan momentánemaente su fuerza de trabajo. Para Elcor no es casual que el municipio oficial fronterizo de Tapachula sea uno de los lugares donde coexisten la Guardia Nacional y Sembrando Vida.

La segunda hipótesis:

La militarización junto con Sembrando Vida están territorializados en las mismas zonas donde está la particularidad de que la asignación, en la mayoría de los casos, es hacia  hombres. Al dirigirse a varones, jóvenes y adultos, las mujeres quedan como segundo plano, o en mayor medida excluidas, y a disposición del control económico desde el mandato masculino en la esfera doméstica. Entonces, el dispositivo de sometimiento económico no es necesario entregarlo a mujeres una vez que quien ejecuta el control hacia el ser/estar/hacer, cuerpos-territorios de ellas, es el hombre.

Invisibilizar dicha explotación y perpetuar las jerarquías no es accidental, sino estructural del momento actual del capitalismo-patriarcal.

-Esta forma excluye el modo de vida comunitario, entiéndase; la forma política de autoorganización a través de asambleas, éstas ya no son necesarias porque la forma de decidir qué hacer con la tierra, con lo que se siembra y por tanto con el modo desde dónde se concibe la reproducción de la vida, es exclusivamente a escala individual en nuevos espacios, como son  las “biofábricas” y/o viveros, donde además las decisiones las toman los técnicos, personas externas a la comunidad.

En suma:

El  Teatro de Operaciones en esta Guerra Integral de Desgaste tiene como escenario la “cuarta aniquilación”. Para Elcor, la estratégia “es el control político de los mundos de vida indígena-campesinos, utilizando como táctica un lenjuaje mañoso que está descorazonando las palabras de los pueblos”.

Sembrando Muerteforas a través del poder económico y remilitarización potencia la forma masculina patriarcal desde múltiples escalas y dimensiones: a partir del cambio de uso de suelo y el sometimiento de la población como forma de control político. Esto nos permite identificar y desnudar el diseño de avanzada con pretención de aniquilación.

La existente indumentaria machistizada del programa “Sembrando Control” (mañosamente llamado “sembrando vida”), su vínculo con la Guardia Nacional (remilitarización) y la territorialización de variados y múltiples proyectos de destrucción (megaproyectos) territorializan: indiviadualismo-consumismo y alcoholismo específicamente para los varones jóvenes y adultos quienes ejercen el control e invisibilización de la explotación doméstica de las mujeres, aumentando las violencias de físicas, emocionales hacia mujeres, niñas y niños; competencia entre varones adultos y jóvenes; divisiones comunitarias, odio a quienes no aceptan los proyectos, apatía por la forma organizativa comunitaria. Y paralelamente todos quedan controlados en su propia tierra a través de dicho programa, los megaproyectos y la presencia de la Guardia Nacional.

*Doctora en Estudios Sociales Agrarios por la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina); investigadora independiente