Meseta purépecha: 20 comunidades levantadas por autonomía

Meseta purépecha: 20 comunidades levantadas por autonomía

Ronda comunitaria de la Meseta purépecha

Veinte comunidades de la Meseta Purépecha han proclamado su autonomía y se han separado de los municipios. Ellas mismas han tomado en sus manos el gobierno de la región y expulsado a las policías y representantes gubernamentales, a quienes acusan de complicidad con delincuentes. Para ello, han reactivado sus Guardias Comunales –también conocidas como Rondas Comunitarias– y las han entrenado y armado con fusiles de asalto y ropa táctica. Enfrente tienen al narcotráfico y los talamontes. Otras 45 comunidades se disponen a ingresar en este proceso autonómico indígena

Sevina, Meseta Purépecha, Michoacán. Una fina lluvia riega los montes de coníferas. No hay luna. El viento helado golpea y moja los rostros de los 12 guardianes. Impermeables, fusiles, botas, escurren. Recorren los confines del territorio de esta comunidad purépecha y llegan hasta su extremo sur.

 

 

La angosta carretera “está trozada”, informa secamente Encarnación Ramírez Valencia, quien comanda esta columna purépecha, la Guardia Comunal de Sevina. La misma comunidad rompió el asfalto, cavó una zanja de 2 metros e instaló, con troncos, piedras y tierra, una trinchera. No hay paso. La medida, para frenar a las bandas de talamontes que llegaban desde la comunidad vecina de Comachuén.

La luz de las lámparas se ahoga en un oscuro océano de ocotes, oyameles, cedros y arbustos. La Ronda Comunitaria –como también se le nombra– guarda silencio, atenta a roces de maleza, crujido de ramas en el suelo o tropiezos, que delatarían la presencia de intrusos. Nada, nadie. Sólo el tapacaminos cuerporruín (Antrostomus arizonae) se enseñorea con su trinar nocturno y onomatopéyico. Lanza un último graznido antes de perderse en el monte abigarrado. Sus aleteos se escuchan a lo lejos hasta que sólo vuelve a imponerse el sonido del viento y la llovizna.

La tensión se disipa. “No ha habido enfrentamientos”, dice Encarnación Ramírez, quien alcanza los 1.80 metros de estatura, moreno, adusto, atento pero serio. Desde que se cortó el paso, los talamontes no ingresan, pues les resultaría complicado atravesar el centro de la comunidad. No tendrían otra forma de sacar la madera. “Sólo hay que prevenir que no entre la droga”.

Considera que mientras la comunidad mantenga su autogobierno, la delincuencia organizada no tendrá oportunidad de ingresar al territorio. De hecho, advierte, todos los visitantes son bienvenidos, pero sólo como visitantes. Nadie que no sea originario puede aspirar a comprar una casa o una propiedad dentro de esta comunidad.

Sevina ha proclamado su autonomía. En su caso, se separó del municipio constitucional de Nahuatzen. Los habitantes o comuneros (ireti) –como gustan identificarse– nombraron un Consejo Comunal o K’eri Jánaskakua. Con 12 integrantes, es el que gobierna la comunidad. En la casa comunal resalta la bandera purépecha, con sus cuatro colores (morado, azul, amarillo y verde); su escudo cuiracaueri, el que alimenta el fuego, y la leyenda Juchari Uinapekua (Nuestra Fuerza). Dentro del recinto, en igualdad de honor y respeto, se encuentra también la bandera mexicana.

No es el único caso. En la Meseta Purépecha hay 20 comunidades que se autogobiernan y que, entre todas, han consolidado el Consejo Supremo Indígena de Michoacán. Otras 45 están en proceso de erigir sus propios consejos y guardias comunales para separarse, por la vía de los hechos, de sus respectivos municipios y declarar su autonomía.

Las comunidades que ya cuentan con sus propias autoridades están coordinadas, mediante el Consejo Supremo Indígena, para apoyarse ante enfrentamientos armados con la delincuencia. Y también para gestionar, juntas, su reconocimiento formal ante los tres niveles de gobierno y recibir, de manera directa, los recursos públicos que les corresponden de los Ramos 28, 33 y 23 del Presupuesto de Egresos de la Federación y del Presupuesto de Egresos del Gobierno de Michoacán. Y lo han logrado.

Jorge Chávez Flores, consejero coordinador general del Consejo Comunal de Sevina, explica que anualmente la comunidad recibe directamente de la Federación casi 14 millones de pesos. De ellos, 4 millones 700 mil se destinan a la seguridad de la comunidad; 5 millones 200 mil al funcionamiento administrativo del Consejo. El resto es para la realización de obras y compra de alimentos.

Los recursos alcanzan para el pago a los integrantes de la Guardia Comunal, quienes durante 2 años se dedican exclusivamente al cuidado de la comunidad. También, para la compra de fusiles, pertrechos y una camioneta, rotulada con insignias purépechas y del Consejo Supremo Indígena de Michoacán. Asimismo, para la pavimentación de calles y la construcción de obra comunitaria.

La propia comunidad calculó el monto que debía recibir. Jorge Chávez explica que tomaron de base el último censo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), que data de 2012. Ahí se establece que la comunidad se conformaba por 3 mil 364 comuneros, que representaban el 12.31 por ciento de la población total del municipio de Nahuatezen, al que pertenecían formalmente. Así, pidieron que se les entregara de manera proporcional los recursos que llegaban al municipio, es decir, el 12.31 por ciento del total del presupuesto. Y es lo que reciben.

“Anteriormente, a la comunidad le daban, si acaso, 1 millón de pesos, para una obra. Lo demás, el municipio se lo quedaba”. Ahora los de Sevina reciben casi 14 millones y en asamblea se establece cómo se ejercen esos recursos, bajo el entendido que unos son para seguridad, otros para obras, semillas y alimentos y otros más para el funcionamiento administrativo del gobierno autónomo.

La Guardia Comunal se despliega en la entrada del poblado. La luz de grandes lámparas, instaladas en una techumbre metálica, cae sobre los cuatro integrantes que se han colocado en medio de la carretera. Los automovilistas pueden distinguir, mucho antes de llegar, la presencia de la Ronda Comunitaria, con sus uniformes camuflados, chalecos tácticos y fusiles de asalto R-15. Los vehículos bajan la velocidad al acercarse. Otros seis integrantes de la Guardia, fuera de la vista de los conductores, están colocados en las orillas del asfalto, y dos más en la trinchera de cemento.

Encarnación Ramírez Valencia dialoga con cada conductor. En la mayoría de los casos, se trata de habitantes del poblado y sólo hay intercambio de saludos amistosos. En el caso de los músicos de una banda de viento y de visitantes que acuden a fiestas, se les pregunta sobre el lugar al que se dirigen y, al no advertir nada sospechoso, les permiten el ingreso. La afluencia de vehículos en noche lluviosa de sábado es escasa. Luego de media hora en el lugar, la Guardia Comunal reinicia el recorrido, la ronda.

Sara García Méndez es una de las tres mujeres que integran la Guardia Comunal. Explica que el entrenamiento –que reciben de otras Guardias y de corporaciones con las que se llegan a acuerdos– no discrimina entre hombres y mujeres. “Es la misma capacitación. Como mujer, me siento orgullosa de pertenecer a la Ronda; porque estamos para eso, para proteger a la gente, a nuestros niños”.

El consejero coordinador general, Jorge Chávez, explica que el proceso autonómico se consolidó hace 3 años en Sevina. Ya había otras dos comunidades en ese proceso –Cherán y Nurío– y la comunidad decidió sumarse a ese esfuerzo.

El proceso autonómico fue, finalmente, el resultado natural de una vida comunal, con estructuras de gobierno indígena basadas en los usos y costumbres y una fortaleza cultural que le da identidad. A eso se suma que de las autoridades formales no tenían apoyo real ante las incursiones de las delincuencias común y organizada en el territorio.

El gobierno autónomo fue la respuesta preventiva a lo que ya escuchaban que ocurría en otras comunidades, con secuestros, levantones, tala de árboles y trasiego de drogas y ejecuciones extrajudiciales.

“Hace 3 años, en 2019, no teníamos seguridad de ningún tipo. Si había problemas, como robos e inseguridad, nadie acudía a defendernos”, explica Jorge Chávez.

Sobre la también llamada Defensa Comunal, explica que “tiene como objetivo atender todos los reportes que se puedan dar, para estabilizar a la sociedad y que no haya miedo a la policía, porque la policía llegaba a joder más, a extorsionar”.

Advierte que la delincuencia organizada “está pegando fuerte” en regiones cercanas. “Y la única opción de nosotros, como comunidades indígenas, es defendernos”.

Explica que tal defensa se realiza en coordinación con las demás comunidades que integran el Consejo Supremo Indígena. “Estamos coordinadas las comunidades, en constante comunicación; cuando sucede algo, nosotros mismos nos aglutinamos, cerramos barricadas y no dejamos avanzar por si sucede un secuestro o algo”.

Tal coordinación, asegura, “nos ha mantenido lejos de esa gente” (la delincuencia organizada). Señala que “el problema no está lejos”, pero en la región a la que pertenece Sevina no han podido ingresar los cárteles del narcotráfico y han sido expulsados los de la madera. “Nos ha salvado que tenemos una Ronda pura, de la comunidad, que no se corrompe”.

Explica que el gobierno indígena hoy mantiene diálogo y coordinación con los gobiernos federal y estatal. Por ello, incluso, la Guardia Comunal ahora ha recibido capacitación de la Secretaría de Seguridad Pública del Gobierno de Michoacán y de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana federal.

En dos camionetas, la Guardia Comunal no sólo recorre el territorio agrícola y boscoso comunal; también hace la ronda por todas las calles del poblado. Transita los cuatro barrios. Sólo en un caso se detienen a revisar a un grupo de jóvenes que escuchan música e ingieren bebidas en esta madrugada. Hay respeto de todos. Como entre los jóvenes hay dos “visitantes”, es decir, personas no originarias de la comunidad, todos son sometidos a una auscultación para saber si no poseen armas, drogas o algún artículo prohibido.

La Guardia Comunal no encuentra problema alguno y sólo les invita a los jóvenes que se retiren a descansar a sus casas. Si estuvieran escandalizando o en estado de ebriedad, serían remitidos a sus hogares, donde serían entregados a sus padres, comenta Abel Morales Zacarías, el integrante de menos edad de la Ronda. “Así combatimos también el alcoholismo entre la juventud”, explica.

Otro integrante de la Guardia Comunal, Sergio Morales Calvillo, señala que para casos graves, a quienes delinquen se les remite ante las autoridades comunales y pueden ser encarcelados en el pueblo. No se entregan a las autoridades municipales o estatales. De hecho, una de las obras que se construyen en Sevina en este 2022 es una cárcel.

La ronda reinicia en las dos camionetas. Una de ellas, fue adquirida por la propia comunidad. Cuenta con el escudo purépecha y las leyendas en ese idioma. La otra es de la Policía del Estado, que han aceptado a raíz de la coordinación que los de Sevina han entablado con el actual gobierno de Alfredo Ramírez Bedolla.

El transitar por las calles se dificulta incluso con los vehículos. La mayoría de las calles están sin pavimentar y la recién iniciada temporada de lluvias provoca la aparición de zanjas en las estrechas calles. “Al principio, la ronda la hacíamos a pie”, explica Sergio Morales Calvillo, el integrante de más edad, quien señala que se trata de una institución indígena cuyos orígenes se pierden en los tiempos de sus abuelos.

Sevina deriva de un vocablo purépecha que significa “tierra de remolinos”. Alude a que entre enero y febrero, antes de la siembra, en la llanura de milpas que bordean la comunidad, es común ver hasta 20 pequeños tornados. Su tamaño, más bien menudo, no pone en riesgo a las personas ni a la comunidad en general.

Consta de cuatro barrios: San Miguel, Santo Santiago, San Bartolo y San Francisco. La iglesia central del pueblo, una sobria edificación colonial, está dedicada a Santa María. El Consejo Comunal se integra de tres consejeros por barrio. Además de la coordinación general, a cargo de Jorge Chávez Flores, están los consejeros de Finazas, Honor y Justicia, Salud, Servicios, Equidad, Programas Sociales y, entre otros, Infraestructura Comunal.

La lucha por el gobierno autonómico viene de atrás, aunque antes no se le denominaba “autonomía”. Y recientemente, en 2016, los de Sevina se atrincheraron para defender su territorio de bandas de talamontes. Los comuneros hicieron frente como pudieron, sin respaldo policial y sólo con sus instrumentos de trabajo y escopetas, a los cárteles de la madera. Ahí decidieron que debían contar con una Guardia Comunal armada y entrenada en la que pudieran confiar. Además, impulsaron con más ahínco su gobierno autónomo.

El proceso político-administrativo no dejó de ser engorroso. Explica Jorge Chávez: “Ganamos dos consultas. En 2019 ganamos la primera consulta para ver si queríamos administrar nosotros mismos los recursos. La respuesta de fue de 600 personas a favor y 400 que dijeron que no. Esa consulta se impugnó y llegó a 12 juicios federales y estatales. Y un amparo de juzgado, donde el municipio [Nahuatzen] estuvo manipulando a la gente. Entonces el caso se fue hasta un tribunal [federal] en Toluca”.

Señala que ahí se resolvió que debía realizarse otra asamblea. Así ocurrió y, en una nueva consulta, los comuneros –hombres y  mujeres– de Sevina ratificaron su separación de Nahuatzen. El 12 de enero “se ganó la consulta; a partir de ahí empezamos a ejercer [directamente] el recurso. Llevamos 2 años y medio con el recurso”, celebra.

Y es que no se trata solamente de que los habitantes reciban directamente los recursos y los administren. Tampoco, de que cuenten con una Guardia Comunal que les provea de seguridad y que no sean las policías municipales las que patrullen el poblado. Se trata, sobre todo, de que se han erigido como gobierno autónomo con sus propias estructuras.

Jorge Chávez señala que los indígenas purépechas no van contra la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos ni contra la de Michoacán. Sin embargo, reconoce que “falta legislar” sobre la organización que los purépechas se han dado.

“Nos falta legislarlo para quedar como cuarto nivel de gobierno, por que sólo tenemos tres”. Se refiere al federal, el estatal y el municipal. Hoy, acepta, “no tenemos el reconocimiento ante el gobierno federal ni de la Defensa [Comunal], ni de las Rondas, ni de los Consejos. Es un camino jurídico que nos falta. Pero ya hay propuestas para legislar esa parte en el Congreso del Estado [de Michoacán] y en la Cámara de Diputados [federal]. Esperamos que tomen en cuenta esto. A ver si nos escuchan.”

Por lo pronto, en Sevina se consideran “una comunidad autónoma, libre independiente; eso es el cuarto nivel [de gobierno], y está representado por un consejo comunal”. Y eso incluye haber expulsado a los partidos políticos, al Instituto Electoral de Michoacán (IEM) y al Instituto Nacional Electoral (INE). En la comunidad no se celebran elecciones. Las decisiones se toman en asamblea. También hay algunos procesos con voto secreto, pero son organizados por la comunidad.

No pedimos que vuelva aquí el IEM a organizarnos. Nosotros podemos solos, con reuniones por barrios. No usamos boletas ni lo que se maneja para las elecciones. Aquí la asamblea de barrios propone a tal para seguridad y se ratifica ante la Asamblea General, que es el máximo órgano de gobierno. Y si esa asamblea lo quiere destituir, lo destituye.”

—¿Y para las elecciones estatales y federales? ¿Qué pasa si alguien quiere votar por presidente de la República, gobernador del estado o diputados? –se le pregunta.

—Desde 2020 eso ya no se ha permitido. Han querido ingresar los partidos políticos pero ya no se les ha permitido. Ya tenemos 3 años sin partidos políticos. No está restringido que cuando haya elecciones federales o estatales se instalen urnas en la comunidad, pero no por el momento. Ahorita se resolvió que quien quisiera votar en esos procesos lo hiciera fuera de la comunidad, en las casillas que para ello se instalaron allende Sevina.

Sobre el Consejo Supremo Indígena, Jorge Chávez explica que está constituido por las autoridades de todas las comunidades. Un vocero es el encargado de realizar reuniones en cada comunidad. Hoy es Pavel Ulianov Guzmán. Y también es el encargado de representar al Consejo ante autoridades estatales y federales.

Y cuando una comunidad necesita construir, por ejemplo, una escuela, se utilizan los fondos federales pero también se llama a cooperación de los comuneros y de las otras comunidades a través del Consejo Supremo Indígena.

Acerca de su relación con el gobierno estatal, señala que con el gobernador anterior, Silvano Aureoles Conejo, “sí veíamos que había más represión. Ahorita con el actual gobernador [Alfredo Ramírez Bedolla] existe más diálogo, confianza; se aperturan las mesas más rápido, incluso hemos mirado que sí ha volteado a ver a los pueblos indígenas, más que el gobernador anterior”.

La Guardia no duerme. Los primeros rayos del sol que se filtran entre las coníferas sorprenden a los guardianes despiertos, alertas, bien abrigados. Trabajan de corrido 48 por 48 horas y concluyen este domingo a las 10 de la mañana. El turno será ahora de policías estatales. Han entablado diálogo con el gobierno del estado –no con el municipal– y han acordado que puede ingresar a patrullar un grupo de policías estatales bajo supervisión del Consejo de la comunidad.

El amanecer los encuentra desplegados en una cuesta de ocotes, donde se domina todo el poblado de Sevina. Apenas se distinguen por su uniforme de camuflaje y pasamontañas. Pero ahí están, silenciosos, adustos, con su fusil de asalto, protegiendo el territorio y, por la vía de los hechos, sosteniendo el gobierno autónomo indígena.

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Zósimo Camacho, texto, y Carlos Sánchez, fotos/Enviados