Santiago de Chile. Chile. Ante la usurpación histórica de sus territorios, el pueblo mapuche presentó una demanda ante la Corte Permanente de Arbitraje de La Haya contra Chile para reclamar la restitución de las tierras y denunciar la violación de sus derechos.
En la solicitud, la comunidad autóctona afirma que la instalación de empresas extractivistas en sus lugares de origen, además de violar las normas del derecho internacional, producen desertificación, sequías, incendios y contaminación.
Para conocer las causas del conflicto que enfrenta a los mapuches con el Estado, Prensa Latina entrevistó a Pedro Canales, doctor en historia de la Universidad de Santiago de Chile y director de investigación y posgrado de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación.
La frontera
La palabra mapuche significa gente de la tierra y esta comunidad se desarrolló en un gran territorio llamado wallmapu, que abarcaba parte de Chile y Argentina. La cordillera de Los Andes no era un obstáculo para ellos, recordó Canales.
Con el arribo de los conquistadores, la situación comenzó a cambiar drásticamente porque el poderío español hizo que los habitantes originarios se resguardasen en el sur a partir del río Biobío, donde se generó lo que los historiadores llaman La Frontera.
Después de casi un siglo de lucha, en 1641 fue firmado un pacto de paz entre la corona española y los mapuches, que permitió a ese pueblo vivir de manera bastante autónoma y consolidar su organización social desde el Biobío hasta Chiloé, pasando también al otro lado de Los Andes.
En tiempos de paz se organizaban a través de los loncos (caciques) y cuando había algunas rebeliones y conflictos bélicos, el lonco pasaba a ser un toqui (jefe militar).
Desde 1641 eran comunidades ganaderas, no agricultoras como se quiere hacer ver hoy día, movilizaban grandes manadas y eran muy ricas, precisó el analista.
Conflicto entre Estado y pueblo mapuche
En 1810 Chile logró la independencia de la corona española y 15 años después, en 1825, el Estado firmó con los mapuches el Parlamento de Tapihue que revalidó el acuerdo rubricado en 1641.
Sin embargo, en la década de 1850 la presión mundial por el desarrollo y la industrialización hicieron que el sistema económico comenzara a tener crisis, y el Estado y la oligarquía las resolvieron mirando al sur y ocupando militarmente esas tierras.
La guerra duró hasta 1883, y el ejército orilló a las comunidades al 4.8 por ciento de los terrenos que tenían en 1641 y que eran los de menos productividad, por lo tanto, pasaron de ser un pueblo rico en ganadería a uno pobre y obligado a asumir la lógica agrícola.
Cuando concluyó la ocupación de La Araucanía, el Estado chileno entregó a los indígenas los Títulos de Merced, un proceso extendido desde 1884 hasta 1929.
No obstante, en los años siguientes el despojo continuó y en el siglo XX muchas de esas tierras fueron entregadas a colonos europeos, sobre todo alemanes, suizos y austríacos, y también a chilenos.
Cuando el dictador Augusto Pinochet tomó el poder mediante un golpe de Estado en 1973, terminó con los Títulos de Merced y decretó que la tierra era para el que la habitaba.
Violencia en la Araucanía
Con más de 1 millón de habitantes, el mapuche es el pueblo originario más numeroso de Chile. Vive fundamentalmente en comunidades rurales de la región de La Araucanía, en el centro-sur del país, aunque debido a la situación de pobreza, muchos migraron a las ciudades.
Durante los últimos años se registraron en la llamada Macrozona Sur actos de violencia que provocaron la muerte de indígenas, colonos y efectivos de las fuerzas del orden, y también incendios a predios y maquinaria agrícola.
Interrogado sobre las causas de este fenómeno, el académico Pedro Canales aseguró que la usurpación y despojo de los territorios indígenas por parte del Estado es el primer motivo de la violencia vivida hoy día.
Una segunda causa es la entrega de las tierras a colonos chilenos y extranjeros, sobre todo europeos, quienes no solo les quitaron las propiedades a los originarios, sino que también los fueron matando.
Y un tercer motivo -dijo- es que en época de Pinochet todo el que emigró a las ciudades o fue a estudiar se quedó sin nada y entonces ahí hay otro germen de rabia.
Un caso emblemático lo constituyó el de Matías Catrileo, un joven de Santiago que se fue al sur y quiso recuperar su identidad, participó en reivindicaciones de tierra, y en enero de 2008 un policía lo mató al dispararle por la espalda con una subametralladora UZI.
Este crimen generó mucha tensión y se produjo la quema de una casa de unos colonos alemanes, quienes murieron en el incendio, en este contexto de violencia.
Diez años después, otro joven indígena, Camilo Catrillanca, murió de un disparo en la cabeza durante un operativo del Grupo de Operaciones Policiales de Carabineros.
Solución del conflicto
Pedro Canales, quien ha escrito varios libros sobre las comunidades autóctonas, opina que ninguno de los gobiernos socialdemócratas o de derecha después de 1990 generaron una política concreta y efectiva para que el pueblo mapuche pueda recuperar sus terrenos y terminar este conflicto.
Al Estado le ha faltado compromiso, voluntad, osadía, por estar constreñido a los poderes económicos que siempre han presionado al país, dijo.
El pasado año, durante una visita a La Araucanía, el presidente Gabriel Boric prometió devolver tierras sobre la base de los Títulos de Merced, pero yo creo que con el clima enrarecido en Chile, con los grupos de derecha en el Congreso, cada vez es más difícil para un Gobierno hacer una transformación, ese es mi pensamiento, afirmó.
A ello se suma el rechazo en el referendo de septiembre de 2022 de un proyecto de Constitución que hablaba de derechos reales y efectivos para los pueblos indígenas.
Por otra parte, declaró, la prioridad del Gobierno es el tema de la seguridad, de la lucha contra el narcotráfico, y su agenda, que era muy promisoria y generaba esperanzas, hoy día está completamente bloqueada.
Estado de excepción
En 2021, durante la presidencia de Sebastián Piñera se impuso en la Macrozona Sur, que incluye a las regiones de La Araucanía y Biobío, el estado de excepción, el cual implica la militarización con el argumento de combatir el narcotráfico, el terrorismo y el crimen organizado.
La medida fue prorrogada sucesivamente por el actual gobierno y, de acuerdo con Canales, la derecha más conservadora brega porque se mantenga ese símbolo autoritario, que implica muerte de mapuches de los cuales no se habla, represión en las comunidades, persecución política y encarcelamiento de líderes.
Preguntado sobre cuál cree que debe ser la estrategia para resolver el conflicto, nuestro entrevistado opina que cualquier solución debe partir de la devolución de las tierras, tomando como algo puntual al menos los Títulos de Merced.
“Lamentablemente, hoy día las condiciones políticas no están”, dijo.
Lo otro, declaró, tiene que ver con que se reconozca en Chile que ha habido maltratos y violencia sistemática contra los pueblos originarios, no solo los mapuches. El Estado nunca ha hecho un gesto de reparación y eso también se debe corregir.
Carmen Esquivel/Prensa Latina
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