Un asalariado mínimo tendría que trabajar 8 años para obtener la remuneración mensual que percibe el presidente de la República y 14 años si se considera la compensación de riesgo. El ingreso del Ejecutivo es el “techo” de los sueldos públicos
El sueldo anual del presidente Enrique Peña Nieto para 2016 ascenderá a 2.5 millones de pesos (208 mil mensuales), más prestaciones por 947 mil 823 pesos, que da un total de 3.5 millones –equivalente a 200 mil dólares–, lo que representa un ingreso mayor en 73 mil 475 pesos de lo recibido por el mandatario del sexenio anterior Felipe Calderón.
Al salario de 3.5 millones de pesos anuales del jefe del Ejecutivo, se agregan otros 854 mil 223 pesos por percepciones extraordinarias (“potenciación del seguro de vida institucional y pago extraordinario por riesgo”), con lo cual el ingreso bruto anual de Peña Nieto se eleva a 4.3 millones de pesos en este año; es decir 359 mil pesos mensuales.
Oficialmente ese es el ingreso del presidente de la República, aunque ahí no se incluyen otros gastos presidenciales que se pagan con el erario público, como por ejemplo alimentación y vestuario, entre otros.
De acuerdo con la medición del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, el 93 por ciento de los ocupados en México (48 millones de 51.6 millones que tienen trabajo) ganan entre uno y cinco salarios mínimos, es decir mensualmente reciben entre 2 mil 191 y 11 mil pesos.
Si consideramos sólo el salario base de Peña Nieto, correspondiente a 208 mil pesos mensuales (12 mil dólares), y lo comparamos con los salarios de algunos mandatarios de otros países, encontramos que el presidente mexicano tiene un sueldo “modesto”, pues el primer ministro despótico de Singapur, Lee Hsien Loong (del Partido de Acción Popular, una especie de Partido Revolucionario Institucional que controla el gobierno desde 1959), percibe un ingreso de 141 mil dólares; el presidente estadunidense Barack Obama gana 34 mil dólares mensuales, y el canadiense Justin Trudeau obtiene 21.6 mil dólares. Los tres muy por arriba de lo que recibe el mandatario de México.
Pero si comparamos ese sueldo del presidente mexicano con los de otros mandatarios de “gobiernos populistas”, las cosas cambian. Por ejemplo, el salario del venezolano Nicolás Maduro equivale a 6 mil dólares mensuales, la mitad de lo que gana Peña Nieto. En el caso del boliviano Evo Morales, apenas es de 3 mil 90 dólares, la cuarta parte del salario del mexicano.
El expresidente uruguayo José Mujica terminó su mandato (marzo de 2015) con un ingreso de 12 mil 500 dólares mensuales, igual que Peña, sólo que Mujica donó durante todo su gobierno el 90 por ciento de su salario para la construcción de vivienda social: 550 mil dólares, algo así como 10 millones de pesos. Considerado como el “presidente más pobre del mundo”, Mújica sólo se quedaba con 1 mil 250 dólares por mes, algo así como 20 mil pesos mexicanos, y al terminar su mandato abordó su viejo volkswagen (1987) y se fue a vivir a su modesta vivienda.
Mujica decía de su salario como presidente: “Con ese dinero me alcanza, tiene que alcanzarme, hay muchos uruguayos que viven con mucho menos. Mi manera de vivir es consecuencia del proceso de mi vida. He peleado hasta donde es posible por la igualdad y la equidad de los hombres”. En México no piensan igual.
El salario del expresidente Calderón
Fue en el sexenio del panista Felipe Calderón Hinojosa cuando bajo el eslogan de supuesta “austeridad” —que reduce gastos de representación, telefonía celular, gasolina, viáticos, pasajes, alimentación y administración— se anuncia la intención de regular los sueldos de los servidores públicos de los tres niveles (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) y órdenes de gobierno (federal, estatal y municipal), propuesta que se oficializa el 22 de agosto de 2009 con el cambio al artículo 127 constitucional y que entra en vigor con la aprobación del presupuesto de 2010.
La enmienda propuesta señala que ningún funcionario podrá ganar más que el presidente de la República. Una vez aprobada, Calderón dijo orondo: “debemos evitar [el] abuso en los ingresos de los servidores públicos, que han llegado a presentarse. Ponemos un alto a la discrecionalidad en la fijación de los salarios. Con esta reforma logramos armonizar en todo el país la regulación de los salarios de los servidores, a fin de que no existan las disparidades que se han llegado a presentar entre las diversas regiones e, incluso, entre las autoridades estatales, municipales y la federal”, indicó el entonces mandatario.
Con dicho cambio el artículo 127 quedó así: “ningún servidor público podrá recibir remuneración (…) mayor a la establecida para el presidente de la República”.
Qué se entiende por remuneración: “toda percepción en efectivo o en especie, incluyendo dietas, aguinaldos, gratificaciones, premios, recompensas, bonos, estímulos, comisiones, compensaciones y cualquier otra, con excepción de los apoyos y los gastos sujetos a comprobación que sean propios del desarrollo del trabajo y los gastos de viaje en actividades oficiales”.
En aquella oportunidad, Calderón notifica su decisión por reducir su sueldo y el de su gabinete en 10 por ciento. Con esta decisión el ingreso del presidente disminuye 16 mil 725 pesos mensuales, al pasar de 167 mil 255 a 150 mil 530 pesos.
Las críticas no se hicieron esperar y calificaron la rebaja salarial como una mala parodia de la propuesta presidencial que había hecho el líder opositor de izquierda Andrés Manuel López Obrador, quien anunciaba que de llegar a la Presidencia de la República recortaría a la mitad los sueldos de la alta burocracia, como lo hizo cuando fue jefe de gobierno capitalino.
En el “analítico de plazas” elaborado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público se asienta que en 2007 el sueldo base (salario ordinario más compensación garantizada) de Felipe Calderón fue igual al recibido por Vicente Fox en el último año de su mandato: 232 mil 431 pesos mensuales.
Si ese monto no incluye la reducción, entonces puede suponerse que la baja salarial fue una broma o un burdo engaño, pues esa reducción fue anulada con un aumento de la compensación garantizada, en un juego de suma cero. En cualquier caso, Calderón no soportó por mucho tiempo el martirio de la “austeridad” salarial. Esa terapia de choque que los trabajadores se han visto obligados a soportar desde 1977.
En 2008, el mandatario elevó su sueldo, sin aplicar el criterio disciplinario que había prometido como una norma a la política de salario mínimo: su aumento según la inflación esperada para evitar, supuestamente, presiones inflacionarias.
Audazmente y de un solo golpe, con la comparsa complicidad del Congreso, Calderón se incrementó el salario en 38.6 por ciento, sin preocuparse por los efectos inflacionarios. En un solo año superó el alza acumulada por la inflación y el salario mínimo entre 2006 y 2014: el primero aumentó en 39.3 por ciento y el otro 39.4 por ciento.
Su corrección al alza fue de 58 mil 40 pesos mensuales. Pasó de 150 mil 531 pesos a 208 mil 571 pesos. En contraste, en 2008 el humilde salario mínimo apenas subió 4 por ciento: 1.96 pesos diarios, 59 pesos mensuales más.
Porcentualmente, el aumento de Calderón recuerda al otorgado al presidente chino Xi Jinping en 2015, cuyo sueldo no se había ajustado desde 2006, al incrementarse 62 por ciento. La única diferencia es que con el aumento, el suelo del exmandatario quedó en 15 mil 143 dólares estadounidenses (20 mil 175 dólares si se suman las prestaciones), y el de Jinping subió 1 mil 92 dólares mensuales a 1 mil 773 dólares. (La República, Colombia, 26/01/2015).
El laborista Sadiq Khan, que acaba de convertirse en el primer alcalde musulmán de Londres, lleva 15 años sin aceptar un aumento salarial. En 2010 dijo: “en un momento en que en todo el país tiene que aceptar congelamientos, no creo que sea apropiado que los miembros del Parlamento acepten un aumento en su paga”.
En 2008, las prestaciones de Calderón fueron por 69 mil 345 pesos, que sumadas a su sueldo totalizaron 277 mil 916 pesos. Ese año ganó 3.3 millones de pesos: 2.5 millones en sueldo y 832 mil en prestaciones, que incluye “medidas de protección al salario” y “condiciones de trabajo, contratos y otras remuneraciones”, entre otros pagos.
Calderón terminó su gobierno con un sueldo de 208.6 mil pesos y unas prestaciones mensuales por 72.9 mil pesos; 281.4 mil pesos en total. Cada año, el expresidente recibió 2.5 millones de pesos de sueldo base y 874 mil pesos en prestaciones, lo que elevó sus ingreso a 3.4 millones pesos.
Contralínea 488 / del 16 al 21 de Mayo 2016