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El jilguero y los halcones del presupuesto equilibrado

Para un primer año de un gobierno que, como jilguerillo canta con voz engolada a los cuatro vientos cada vez que puede, su preocupación por el crecimiento mediocre de la economía, el bienestar y la inseguridad, el presupuesto (ingresos y gastos públicos) con el que iniciará su trabajo, el cual privilegia el balance fiscal cero, y que él mismo propuso, es una mala noticia.

La apuesta de peña Nieto por el estallido social

Las primeras acciones y disposiciones políticas y económicas adaptadas desde las catacumbas del priísmo restaurado no fueron más que los oráculos que reafirmaron descarnadamente la fatídica continuidad de los tiempos autoritarios y neoliberales. Sin preámbulos.

La consolidación del autoritarismo

Es el orgullo de las histriónicas elites mexicanas y para más de un compatriota. Es considerada como ejemplar para el resto del mundo libre, incluso para el mismo Estados Unidos, según Robert A Pastor. Al día siguiente de las elecciones presidenciales en México, cual Cliff Robertson y su peliculero desembarco en Normandía, el insigne intelectual y político de ese país dijo, con alegre frescura (al cliente lo que pida), de la mancebía llamada Instituto Federal Electoral, y para alborozo de Leonardo Valdés y sus muchachos que no han dudado en publicitar sus chabacanas palabras en su inútil tarea por tratar de limpiar su imagen ensuciada en la cloaca electoral: “luego de haber sido el peor del continente, [México] hoy es el mejor […]. El sistema electoral mexicano es más equitativo, profesional, independiente y apartidista que el estadunidense”. México pasó de “un sistema cuasiautoritario” a una “democracia”, remató el profesor.

La derrota mexicana, y mundial, de los asalariados

El cambio en las leyes laborales no es más que otro capítulo de la permanente lucha de clases entre los asalariados y los capitalistas. Entre los trabajadores que, al carecer de los recursos necesarios para asegurar su existencia y la de su familia, se ven obligados a vender su fuerza de trabajo. Ésta es comprada por los dueños de los medios de producción (antaño conocida como la burguesía), como una mercancía más. A cambio del pago de un salario tiene el derecho de que laboren para él durante un periodo determinado.

La continuidad del infierno neoliberal

No hay modelos, hay proyectos políticos Cristina Fernández, presidenta argentina.   Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí. Augusto Monterroso  

El Estado, los grupos de poder y sus próximas víctimas

Todavía no le ponen la corona en la testa ni, por añadidura, se apoltrona en la silla presidencial y, sin embargo, Enrique Peña Nieto ya anticipó a las mayorías que se avecinan seis años más de salvajes pesadillas neoliberales y del capitalismo de amigotes depredadores.

Premeditado desastre educativo para privatizar

Los conflictos en las normales rurales y en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), así como la manera en que han sido oficialmente enfrentados –bestialmente en el primer caso por un gobernador troglodita y negligentemente en el segundo caso por una jefatura que se dice de “izquierda”–; la arrogante reelección de la analfabeta cacique Elba Esther Gordillo como “suprema” y sempiterna líder del corporativismo magisterial; los pésimos resultados arrojados en la calidad de la enseñanza nacional y en la evaluación de los docentes; el creciente número de niños y jóvenes excluidos de las escuelas, que no pueden concluir sus estudios o lo hacen deficientemente; o el deterioro de la infraestructura, no son más que algunas manifestaciones desastrosas de la política educativa impuesta por la derecha neoliberal.

El club de los impacientes

Por desgracia se interpone ese irritante interregno cuasi paralizante. Ese dilatado y ambiguo espacio de transición que caracteriza al senilmente esquizofrénico reino del sistema político autoritario mexicano y sus 30 años de salvaje fundamentalismo neoliberal. Donde el agonizante soberano, socialmente indeseable y que ya apesta a muerto, ve impotente cómo su autoridad se eclipsa irremisiblemente, y el príncipe heredero no se ha coronado legalmente como el rey sustituto. En el que el próximo dueño de los destinos de la nación se impacienta porque aún no puede ejercer sus potestades constitucionalmente concedidas como señor de horca y cuchillo, depositario absoluto del Poder Ejecutivo que avasalla a sus dóciles y supuestamente pares del Legislativo y Judicial, y somete a las mayorías que carecen de los mecanismos jurídicos para defender sus intereses ante las tropelías del bloque dominante político-oligárquico.

La ruptura del pacto laboral y la nueva esclavitud asalariada

Ante la toma de la tribuna realizada por los diputados de la oposición (“desfiguro” que ruboriza a analistas modositos como Jorge Alcocer, tránsfuga de la “izquierda” como los tragicómicos René Arce o Rosario Robles), los “delincuentes que se hacen llamar legisladores” –como calificó el jurista Clemente Valdés a los congresistas del Partido Revolucionario Institucional (PRI)-Partido Acción Nacional (PAN)-Partido Verde Ecologista de México (PVEM)-Partido Nueva Alianza (Panal)– bramaron: “¡no a la violencia! ¡no a la violencia!”.

La contrarreforma laboral o el retorno a las cavernas del capitalismo salvaje

El 4 de marzo de 1933, en su discurso de toma de posesión de la presidencia estadunidense, ante una población brutalmente golpeada por el colapso del “libre mercado” decimonónico, que arrojó a millones de personas al desempleo y al infierno de la miseria, Franklin D Roosevelt pronunció una de sus famosas expresiones: “Déjenme afirmar mi firme creencia que a lo único que hay que temer es al propio temor”, resonancias de las palabras del griego Epicteto de Frigia, (55-135), el filósofo griego estoico que algún tiempo fue esclavo en Roma: “No hay que tener miedo de la pobreza ni del destierro, ni de la cárcel, ni de la muerte. De lo que hay que tener miedo es del propio miedo”.