Hillary Clinton, con todo y las fallas en su carrera como servidora pública, es la estrella solitaria de los demócratas. Los republicanos están peor: su mejor carta es Trump, cuya candidatura llena de exabruptos parece una broma
Luis Beatón/Prensa Latina
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El 8 de noviembre de 2016, los estadunidenses acudirán a las urnas para elegir al 45 presidente de Estados Unidos, luego de recorrer un camino largo que no siempre está marcado por las buenas intenciones.
A pocas semanas de terminar 2015, el escenario es complicado y los pronósticos son imprevisibles, en especial en el campo republicano, en el cual 14 políticos aspiran a ser ungidos con la boleta en la Convención Nacional de julio de 2016 en Cleveland, Ohio.
En el bando de los demócratas, la situación parece despejada, y, a no ser que ocurra un imprevisto, la exsecretaria de Estado Hillary Clinton debe ser la candidata que intente llevar al llamado partido azul a un tercer mandato consecutivo en la Casa Blanca, algo que no ocurre en el país desde que el republicano Ronald Reagan pasó el mando a George Bush en 1989.
Aspirantes demócratas
Hillary Clinton, de 68 años, con experiencia en el Senado, exprimera dama y exsecretaria de Estado en el primer gobierno del presidente Barack Obama, durante cuyas funciones viajó a más de 1 centenar de países. Favorita en las encuestas con cerca de dos tercios de apoyo de los electores.
Pese a ser blanco de los ataques opositores en asuntos como el uso de un servidor privado de correos electrónicos cuando era secretaria de Estado y sus presuntas fallas durante el ataque terrorista contra el consulado estadunidense en Bengasi, Libia, Hillary emerge como un contrario temible para el partido rojo.
Bernie Sanders, de 74 años, un senador independiente por el estado de Vermont, quien se presenta como un “socialista democrático”, con un mensaje populista, atrae a un gran número de votantes, pero no debe representar un peligro para Clinton, en especial por su retórica contra los multimillonarios y sus demandas de reforma de Wall Street. Posiblemente sea el aspirante que tiene más arraigo sentimental entre los desposeídos en una nación donde la riqueza está en manos del 1 por ciento, según el movimiento Occupy Wall Street, y sólo 158 familias dieron la mitad de todo el dinero donado a los candidatos presidenciales.
Martin O’Malley, de 52 años, exgobernador del estado de Maryland, quien por décadas se desempeñó en el servicio público.
Entre los demócratas no debe haber sorpresa y Hillary será coronada entre el 25 y el 28 de julio en la convención de investidura en Filadelfia, Pensilvania.
Republicanos
En el llamado partido rojo, identificado con el burro, un amplio pelotón disputa la única boleta, y los políticos tradicionales favorecidos por la maquinaria del establecimiento se ven retados por figuras ajenas al entorno de Washington que encabezan las encuestas nacionales.
Extremistas con fuerte arraigo entre conservadores religiosos, xenófobos antiinmigrantes, conservadores económicos opuestos a mayores impuestos y partidarios de recortar programas sociales, entre otros, hacen del grupo un verdadero enigma.
Donald Trump, un polémico multimillonario neoyorquino, con un lenguaje incendiario y divisivo, encabeza las encuestas para preocupar a los dirigentes históricos. Basa su campaña en lo imprevisible, y según medios de prensa y políticos su discurso se aparta de cualquier idea políticamente correcta.
Contra toda lógica, el hombre que financia su campaña gracias a su fortuna estimada en 9 mil millones de dólares es aún uno de los favoritos, y llevó a la elite partidista a hacerlo firmar un compromiso de no plantear una candidatura independiente.
Ben Carson, de 64 años, un neurocirujano retirado y que nunca se desempeñó en un cargo público, se abstuvo de lanzar ataque directos contra sus contrarios, lo que le permitió subir en las encuestas hasta retar en la punta a Trump. Es el único negro en la carrera presidencial, un neófito en política externa y que en lo interno provocó reacciones adversas con declaraciones sobre homosexuales, nazis y esclavitud.
Marco Rubio, de 44 años, senador por Florida con un pobre desempeño en el Congreso. Incubado dentro del ecosistema político único de Miami y con una carrera marcada por el oportunismo político. Vinculado al Tea Party y empeñado en ser la figura más prominente entre los conservadores en los próximos años. Promueve una política externa agresiva y un refuerzo del poder militar estadunidense. Es considerado con posibilidades que amenaza dar marcha atrás a los avances en el área social y de política externa del gobierno de Obama. Su carrera está marcada por el oportunismo político, y el manejo de sus finanzas y vínculos no aclarados con el pasado criminal (narcotráfico) de su cuñado Orlando Cicilia.
Ted Cruz, de 44 años, senador por Texas, se erige como el más claro representantes de los sectores más ultraconservadores del partido, aunque en ocasiones se aparta de las orientaciones de los líderes republicanos. Tiene un fuerte respaldo de los extremistas religiosos, partidario de eliminar programas sociales que impliquen más gastos para el país.
Jeb Bush, de 62 años, exgobernador de Florida, hijo y hermano de expresidentes, considerado el último representante de una dinastía que puede enfrentar a Clinton. Llegó a la liza arropado por una aureola de favoritismo que se diluyó desde que presentó su campaña. Es un gran recaudador de fondos y aún espera convencer a los votantes de que puede ganar la Presidencia. En su pasado hay un lado oscuro vinculado a manejos financieros en un proyecto en África cuando era gobernador del estado del Sol.
Carly Fiorina, de 61 años, exdirectora ejecutiva de Hewlett-Packard, fracasó en obtener una banca en el senado en 2010 por California. Su historia de ser exitosa cuando dirigía la empresa es considerada una falacia, y no son pocos los que ponen en duda sus cualidades para llegar a la Casa Blanca. Es la única mujer entre los aspirantes republicanos.
John Kasich, de 63 años, gobernador de Ohio, con muchos años de experiencia en el Congreso, un mensaje conservador en materia de política fiscal y moderado en política social. Es visto con pocas posibilidades de triunfo.
Rand Paul, de 52 años, senador, figura del llamado pensamiento “libertario” del partido con alguna aceptación entre las minorías y defensor de una reforma del código de justicia criminal, algo en lo que coincide con ideas de los demócratas.
Mike Huckabee, de 60 años, exgobernador de Arkansas y predicador, está en su segunda campaña presidencial. Aunque es una figura conocida en el nivel nacional, sus ideas sólo atraen a sectores conservadores de la comunidad religiosa, en especial en el medio rural.
Chris Christie, de 53 años, gobernador de Nueva Jersey, considerado en algún momento entre los favoritos, pero venido a menos luego de un escándalo por el cierre de un puente entre su estado y la ciudad de Nueva York. Defensor de reformas del sistema de impuestos y política energética. Muchos republicanos no le perdonan un abrazo con Obama cuando el huracán Sandy.
El pelotón de los republicanos se completa con el exsenador Rick Santorum, con fuertes ideas conservadoras religiosas; el senador Lindsey Graham, que empuja el poder militar del país; el exgobernador de Nueva York George Pataki; y el exgobernador de Virginia Jim Gilmore, quienes apenas marcan en las encuestas.
Desistieron de llegar a la Oficina Oval el gobernador de Wisconsin, Scott Walker; el gobernador de Texas, Rick Perry, y el gobernador de Louisiana, Bobby Jindal, el último que tiró la toalla.
Entre demócratas y republicanos, la puja por llegar a la Casa Blanca está marcada por varios debates de los candidatos y las elecciones primarias, donde cada uno intentará afectar a sus rivales para ganar puntos en las encuestas, que como tradición influyen en los votantes, pero no determinan en los resultados.
Elecciones primarias
El proceso electoral en Estados Unidos es complejo, y a las campañas de los aspirantes de ambas agrupaciones políticas sigue la celebración de las llamadas elecciones primarias y caucus (asambleas) a las que concurren afiliados y simpatizantes.
Antes de llegar al 8 de noviembre de 2016, cuando se decidirá si es un demócrata o un republicano el que comandará los destinos de la principal potencia mundial, hay una serie de eventos que pueden aclarar las candidaturas.
El 15 diciembre habrá un debate de los republicanos en Las Vegas, Nevada, que será organizado por la cadena televisiva CNN.
De la misma forma, los tres demócratas se verán las caras en Manchester, New Hampshire, en un evento que será auspiciado por la televisora ABC.
Enero de 2016 tendrá un debate republicano en Iowa, dirigido por Fox News, en una fecha por precisar, mientras el 17, los del partido azul estarán en Charleston, Carolina del Sur, con el patrocinio de la NBC.
En febrero se rompe el fuego con primarias en cuatro estados (Iowa, New Hampshire, Nevada, Carolina del Sur).
Habrá otros debates partidistas hasta llegar al 1 de marzo, cuando ocurrirá el llamado Supermartes con elecciones en 13 estados, entre ellos Alabama, Arkansas, Georgia, Oklahoma, Tennessee, Texas y Virginia.
El 15 de marzo los electores depositarán sus boletas en Florida, Illinois, Misuri y Carolina del Norte, y en abril llegarán los comicios en Nueva York (19) y Connecticut, Delaware, Maryland, Pensilvania y Rhode Island (26).
Otras elecciones primarias ocurrirán hasta junio, entre ellas las de California, el estado con más peso en el país, hasta llegar a las convenciones partidistas, la republicana en Cleveland, Ohio, y la demócrata en Filadelfia, Pensilvania.
Con posterioridad, y ya electos los candidatos, se producirán los debates en los que cada agrupación hablará de sus programas de gobierno para influir en el voto que tendrá lugar el martes 8 de noviembre para elegir al 45 presidente de Estados Unidos.
Luis Beatón/Prensa Latina
[BLOQUE: INVESTIGACIÓN][SECCIÓN: LÍNEA GLOBAL]
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Contralínea 466 / del 07 al 13 de Diciembre 2015