El Servicio de Investigación del Congreso estadunidense ha venido elaborando en las últimas semanas una serie de informes sobre el estatus de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos. Los reportes tienen el nombre genérico de Defense Primer y abordan por separado las estructuras, las capacidades (humanas y materiales) y las ubicaciones de cada una de las Fuerzas Armadas con las que cuenta ese país.
Dicho sea de paso que, en varios aspectos, esos reportes –para consumo civil y público– son más precisos y reveladores que el mexicano y “ultrasecreto” Plan Militar de Defensa Nacional Conjunto que publicamos en Contralínea recientemente. Aquí, en México, a cualquier reporte se le confiere una calidad de “confidencial” o incluso de “secreto” con el probable único objetivo de mantener en la opacidad y lejos del escrutinio el ejercicio de recursos públicos.
Volviendo a las Fuerzas Armadas estadunidenses, en esta entrega nos referiremos sólo a las Fuerzas de Operaciones Especiales (SOF por su sigla en inglés). Se trata de militares de elite que, casi exclusivamente, ven acción fuera de Estados Unidos, en cualquiera de las incontables intervenciones que realiza ese país de vocación agresora.
Las SOF se integran con elementos de todos los servicios militares que son designados por el secretario de Defensa. Son específicamente seleccionadas, organizadas, entrenadas y equipadas para llevar a cabo y apoyar operaciones especiales. Este tipo de operaciones requieren de tácticas, técnicas, procedimientos y equipos específicos.
Su disposición intervencionista no está suficientemente disimulada en el documento: “A menudo [estas operaciones] se llevan a cabo en entornos hostiles; políticos y/o diplomáticamente sensibles, y se caracterizan por uno o más de las siguientes [condiciones]: sensibilidad al tiempo, naturaleza clandestina o encubierta, poca visibilidad, trabajo con o a través de las fuerzas locales, profundos conocimientos de la región y de la cultura en que se actúa, y un alto grado de riesgo”.
Las actividades formales de las Fuerzas Especiales estadunidenses son: la acción (intervención) directa; el reconocimiento especial; la lucha contra las armas de destrucción masiva; el contraterrorismo; la guerra no convencional (guerra de guerrillas); la defensa exterior; la defensa interior; el apoyo a las fuerzas de seguridad; el rescate y recuperación de rehenes; la contrainsurgencia; la asistencia humanitaria exterior; las operaciones de apoyo a la información militar (inteligencia y contrainteligencia); las operaciones de asuntos civiles, y la preparación del terreno en el que se actuará.
En el documento se señala que la rigurosidad del proceso de integración de estas fuerzas es causa de una “baja tasa de selección”. Se asegura que los seleccionados reciben capacitación específica de la misión que se les encomendará para adquirir una variedad de habilidades, incluyendo las lingüísticas y culturales de la región en que intervendrá. Se preparan con anticipación para las misiones y reciben entrenamientos como el de caída libre militar, de buzos de combate y de francotiradores.
El Comando de Operaciones Especiales de Estados Unidos (USSOCOM, por su sigla en inglés) se activó el 16 de abril de 1987. Su sede está en Tampa, Florida. Es el encargado de organizar, entrenar y equipar a todas las unidades que se integran a las fuerzas especiales. Hoy cuenta con 71 mil 698 efectivos: 57 mil 478 en servicio activo; 7 mil 668 de reserva, y 6 mil 552 civiles.
Después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, las responsabilidades del USSOCOM se ampliaron y se le asignó la responsabilidad de coordinar los planes del Departamento de Defensa contra el terrorismo global y realizar las operaciones globales. Y “desde 2016, también se le han asignado las funciones de autoridad coordinadora para contrarrestar las operaciones violentas extremistas y contra armas de destrucción masiva”.
El USSOCOM se compone, a su vez de seis comandos. El primero de ellos es el de Operaciones Especiales del Ejército (USASOC). Con una fuerza asignada de 33 mil soldados, está compuesto por las Fuerzas Especiales Boinas Verdes, Guardabosques, Aviadores de Operaciones Especiales, Soldados de Asuntos Civiles, Operadores de Apoyo de Información Militar, Grupo de Entrenamiento y Soldados de Mantenimiento.
El de Guerra Especial Naval es el responsable de organizar la capacitación y el equipamiento de seis Grupos Navales de Guerra Especial, el Centro Naval de Guerra Especial y el Grupo de Desarrollo. Cuenta con 10 mil efectivos entrenados y equipados para acciones de Mar, Aire, Tierra (SEAL, por su sigla en inglés), entre otros.
Con respecto del de Operaciones Especiales de la Fuerza Aérea, es el responsable de organizar, entrenar y equipar siete Alas de Operaciones Especiales, un Grupo de Operaciones Especiales y el Centro de Guerra Aérea de Operaciones Especiales de la Fuerza Aérea. Está constituido por 19 mil 500 efectivos que comprenden aviadores de operaciones especiales, aviadores de tácticas especiales. Las unidades de vuelo del componente de servicio activo y de reserva del comando operan aeronaves de alas rotativas y fijas especialmente equipadas.
El de Operaciones Especiales de las Fuerzas de Infantería de Marina consiste en el Regimiento de marinos de asalto, el Grupo de apoyo para marinos de asalto y la Escuela de operaciones especiales marinas. Cuenta con 3 mil elementos operadores de habilidades críticas, oficiales de operaciones especiales, especialistas en capacidades de operaciones especiales y especialistas en servicios de combate de operaciones especiales.
El Comando Conjunto de Operaciones Especiales se encarga de estudiar los requisitos y técnicas de operaciones especiales, garantizar la interoperabilidad y la estandarización de los equipos, planificar y realizar ejercicios y entrenamientos de operaciones especiales, y desarrollar tácticas conjuntas de operaciones especiales. Los miembros de este comando han “servido” en: Desert One en Irán (crisis de la embajada, 1980), Granada (invasión en 1983), el Mar Mediterráneo durante el secuestro del crucero Achille Lauro (1985), Panamá (invasión en 1989), Medio Oriente durante la Guerra del Golfo (1991), Somalia (represión a guerrilleros en 1993), Haití (invasión en 1994), los Balcanes (1996-2002), Afganistán (2001 al presente) e Irak (2003 al presente).
Finalmente, el de Operaciones Especiales de Teatro opera frecuentemente con las fuerzas convencionales de la Fuerza Conjunta. Actualmente incluyen al Comando de Operaciones Especiales del Sur, con sede en Homestead, Florida (apoya al Comando Sur); al Comando de Operaciones Especiales de África, con base en Stuttgart, Alemania (apoya el Comando de Estados Unidos de África); al Comando de Operaciones Especiales de Europa, también basado en Stuttgart, Alemania (apoya al Comando Europeo de Estados Unidos); al Comando Central de Operaciones Especiales, con sede en MacDill, Florida (apoya al Comando Central de Estados Unidos); al Comando de Operaciones Especiales del Pacífico, con sede en Camp Smith, Hawái (apoya el Comando del Pacífico de Estados Unidos; al Comando de Operaciones Especiales de Corea, con sede en Yongsang, Corea de Sur (apoya las Fuerzas de Estados Unidos en Corea); al Comando de Operaciones Especiales del Comando Norte, con base Peterson, Colorado (apoya el Comando Norte de Estados Unidos).
De manera encubierta o abierta, y bajo las caprichosas órdenes de un personaje como Trump, ¿dónde están actuando en estos momentos? ¿Y dónde ya preparan el terreno para intervenir? Ni Venezuela, ni América Latina ni cualquier lugar del mundo que desee construir un desarrollo soberano están a salvo.
Zósimo Camacho
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