Semana

Con Palestina, desde la izquierda

El pueblo palestino resiste, incluso a pesar de las condiciones de hambruna y genocidio que enfrenta actualmente. Según datos confirmados por Naciones Unidas, el recrudecimiento del conflicto ha causado más de 65 mil muertes, además de decenas de miles de desplazados y un acceso extremadamente limitado a alimentos, agua y medicinas. La infraestructura básica ha sido destruida en gran parte de la Franja de Gaza, obligando a la población a enfrentar la violencia y la escasez al mismo tiempo.

Ante la devastación, la guerra en Gaza volvió a ser el tema prioritario en la discusión de la octagésima Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas. En ese foro, México reiteró su reconocimiento al Estado Palestino y declaró nuevamente su respaldo a la solución basada en reconocer a ambos Estados. A la par, la presidenta Claudia Sheinbaum propuso acoger a niñas y niños palestinos, un gesto que trasciende la solidaridad inmediata y nos recuerda que la pasividad no es una opción.

Resguardarse en la indiferencia resulta aún más difícil cuando te identificas como una persona de izquierda. La experiencia histórica muestra que las resistencias frente al dominio y las guerras desiguales exponen las fallas estructurales de un orden que tolera la subordinación de unos pueblos sobre otros. Estas luchas conmueven y comprometen porque cuestionan el fundamento mismo de las jerarquías políticas y sociales que deciden quién accede a derechos básicos y quién queda excluido de ellos. Es bajo esta premisa que una izquierda que se asume coherente entiende que la lucha del pueblo palestino refleja en el fondo la exigencia de vivir con dignidad, sobrevivir frente a la violencia sistemática y resistir ante el despojo de sus derechos más básicos.

La búsqueda de la igualdad sustantiva, aunque básica, sigue siendo revolucionaria en especial ante fuerzas desproporcionadas y colonialismos persistentes. Esa raíz sostiene la solidaridad con Palestina y explica por qué su lucha debe entenderse como propia, inmediata e ineludible. Por ello, la causa palestina se ha convertido en un punto de encuentro para la izquierda en el mundo. Representa una medida de coherencia y compromiso. La izquierda se define por situarse del lado de los pueblos que resisten y por alzar la voz frente a la opresión. Hoy, esa definición pasa por Palestina y por la exigencia de que el mundo detenga un genocidio que presenciamos en tiempo real.

 

Ana María Ibarra Olguín*

*Magistrada de Circuito; licenciada, maestra y doctora en derecho.

Ana María Ibarra Olguín

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