El júbilo desbordante, abriéndose paso por cada camino que desemboca en el Zócalo capitalino. Tamboras, guitarras, batucada acompañaban a las centenas de mujeres, niños, ancianos y jóvenes que se dieron cita a la invitación que lanzó Andrés Manuel López Obrador, el presidente de este pueblo vibrante.
Desde temprana hora inició la celebración del quinto aniversario del triunfo de AMLO, sea en forma de marcha, de baile, de río humano abriéndose paso por las arterias del centro de la Ciudad de México. Ya instalados en el Zócalo, de pie, en bancos, sentados en el piso o en las orillas de las jardineras, miles escuchaban los cánticos de los mariachis. Algunos acompañaban cantando cada melodía.
Banderas por doquier ondeaban al ritmo marcado por la ventisca que, desde temprana hora, anunciaba la lluvia. Entre vítores –el más gritado: “es un honor estar con Obrador”–, el primer mandatario arribó pasadas las cinco de la tarde. Gritos, porras y vivas. La euforia. Una vez más, el pueblo se entregó a su presidente. “Amor con amor se paga”.
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