El Yunque, aliado de la DFS y el Ejército contra comunistas: Luciano Ruiz Chávez

El Yunque, aliado de la DFS y el Ejército contra comunistas: Luciano Ruiz Chávez

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Participó en enfrentamientos armados y atentados de su organización contra sus contrarios ideológicos ­–comunistas, anarquistas, liberales y masones–. Pero, también, contra ultraderechistas de otras vertienes como Los Tecos. En las acciones contra los primeros, contó con la anuencia y, a veces, el apoyo directo de integrantes de las Fuerzas Armadas y la DFS. Advierte que yunquistas que estuvieron bajo su mando hoy ocupan cargos públicos en los tres Poderes y los tres niveles de gobierno

Puebla, Puebla. “No, no, no… al contrario…”. A Luciano Ruiz Chávez le desespera la pregunta. Le resulta ilógico que a los integrantes de El Yunque los persiguieran los agentes del Estado mexicano, a pesar de los delitos que cometían. Por el contrario, le resulta obvio el apoyo de militares cuando se trataba de atentar contra militantes del Partido Comunista o integrantes de las guerrillas. Había entendimiento, señala. “Estábamos en guerra… éramos unos muchachos”.

Cuenta 77 años de edad. Es abogado. Asegura ser parte de las primeras generaciones de El Yunque y de pertenecer al círculo íntimo del fundador de la sociedad secreta, Ramón Plata Moreno, “un hombre increíble como ser humano y como todo”. Ascendió en los escalafones directivos y organizativos y se encargó de reclutar las primeras células en cinco estados de la República.

El semblante avejentado, con bolsas debajo de los ojos y lunares que se multiplican por la frente, se rejuvenece al hablar de la organización en la que militó secretamente desde 1963 y a la que viene denunciando por “traición”, públicamente, depués del año 2001. Su rostro se torna rubicundo, adquiere nuevos bríos. Señala que en su mejor momento, El Yunque tuvo 400 miembros dispuestos para las acciones armadas y los atentados.

Reconoce que la organización siempre tuvo ligas con sectores del Partido Acción Nacional (PAN). De hecho, este instituto político le dio cobijo y estructura para determinadas labores. Asegura que el Yunque utilizaba al PAN porque había afinidades ideológicas, pero nunca fue realmente panista. Para los yunquistas se trata de un partido blandengue propenso a la traición.

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Además de los casos sabidos de militancia en El Yunque de Germán Martínez Cázares (exsecretario de la Función Pública de Felipe Calderón, exdirgente nacional del PAN, exdirector del Instituto Mexicano del Seguro Social con López Obrador y actual senador de la República a propuesta del Movimiento Regeneración Nacional, Morena) y de Manuel Espino Barrientos (expresidente del PAN y de la Organización Demócrta Cristiana de América y hoy miltante de Morena y titular del Servicio de Protección Federal), dice que hay otros menos conocidos.

Se refiere a Ricardo Sheffield Padilla, exdiputado local, exdiputado federal, expresidente municipal de León –todo por el PAN– y actual titular de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) y excandidato de Morena al gobierno de León, Guanjuato, en 2021.

Luciano Ruiz Chávez reconoce que fue detenido en varias ocasiones y recluido, incluso, en instalaciones militares. Pero nunca fue torturado o, siquiera, maltratado, aclara. El Yunque actuaba contra las guerrillas comunistas y, por ello, tenía el favor de la temible Dirección Federal de Seguridad (DFS) y de “generales” de las Fuerzas Armadas.

Su militancia consciente en El Yunque inició en 1963, pero empezó a ser parte de ella desde un par de años antes, mientras cursaba la escuela preparatoria (bachillerato), sin que siquiera supiera que estaba siendo reclutado. Poblano orgulloso, profundamente católico –como lo sigue siendo– se había vinculado al Frente Universtario Anticomunista (FUA). La organización era una de las pantallas de la sociedad secreta fundada una década antes, alrededor de 1953.

Dice que la idea de formar El Yunque surgió en el religioso Colegio Oriente (hoy Instituto Oriente de Puebla). Hasta la fecha la institución, es dirigida por la Compañía de Jesús e imparte educación católica. Su lema desde entonces, en latín, es: Militia Est Vida (La Vida Es Lucha). Además de los jesuitas, ahí confluyeron “hermanos lasallistas” y algunos de “la orden Pereyra, que son españoles”. Se refiere al Instituto Carlos Pereyra, fundado por San José de Calasanz en España. Es de inspiración templaria.

Explica que Ramón Plata Moreno estudió con los lasallistas, y en Guadalajara había conocido al padre Manuel Figueroa Luna, director del Instituto Oriente de Puebla. “En aquel tiempo, en el Colegio Oriente había 13 o 14 sacerdotes jesuitas, inclusive el padre Morita [apodo de Manuel Figueroa] había estado cuando el ejército nazi ocupó el poder en Alemania. Él aprendió de lo que estaba pasando en Alemania en 1939-1940; fue cuando se dio cuenta de las organizaciones secretas”.

Asegura que de esa experiencia Figueroa tomó consciencia “del peligro que había con la masonería, el judaísmo y los comunistas”. Y tenía claro que en la Guerra Cristera, los combatientes fueron traicionados”. Con esas ideas llegó a Puebla y coincidió con Ramón Plata Moreno.

Luciano asegura que Plata Moreno y Figueroa seleccionan a un grupo del Colegio Oriente para formar la primera célula de El Yunque. Dice que en ese germen estaban, entre otros, “Klaus Feldmann, que todavía vive; Manuel Rodríguez Concha, que ya falleció, y José Antonio Arrubarrena… estaban en la prepa”.

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Se refiere, en el caso de Klaus Feldmann Petersen, al terrateniente y ultracatólico de origen alemán, hijo de Ernest Kurt Feldmann, quien estuvo a cargo de la Dirección de Agua del estado por 30 años, hasta su muerte en 1968. Kalus vive y es colaborador del portal yunquista Yo Influyo. Manuel Rodríguez Concha fue uno de los fundadores de la Univesidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) y directivo de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) en Puebla. Murió a finales de 2011. Por su parte, Arrubarrena, fundador de la misma univesidad católica, recibió de esa institución un reconodicmiento en mayo de este año como profesor emérito.

“Al que le tocó la consolidación de la reforma universitaria, de la autonomía de la universidad, fue a Ramón Plata, que era el presidente del Colegio de Ingenieros Civiles en 1955 y 1956 […]. Y el otro ingeniero: Quintana, que no se me puede olvidar, que todavía vive, ha de tener ochenta y tantos años ahorita”.

Se refiere a José Antonio Quintana Fernández, hasta la fecha presidente del patronato de la UPAEP.

—¿Sigue en El Yunque el ingeniero Quintana?

—No es de que entran y se van: es una vocación de vida. No es como los clubes sociales.

Luciano explica que cursó el bachillerato en el Colegio Alemán y no en las prepas abiertamente católicas que había. Desde ahí se vinculo con estudiantes que estaban en la organización. Pero cuando realmente conoció a El Yunque y formalizó su ingreso fue mientras estudiaba la licenciatura en derecho en la Universidad Autónoma de Puebla (UAP).

Siendo estudiante de bachillerato, a Luciano le impactó el “desmadre” de Bahía de Cochinos: el intento de invasión a Cuba patrocinada por Estados Unidos para acabar con la Revolución Cubana. Le dolió el triunfo de Fidel Castro y el pueblo cubano. “Había mucha efervescencia y había mucha participación de todo el mundo, y ahí me enrolo… creo que éramos cinco o seis changos con las derechas. Esto se abrió [la polarización entre los jóvenes] desde que los rusos invadieron Hungría en 1956 y tomaron el poder”.

En la prepa, su simpatía no era aún una militancia formal. Pero su actividad política de estos años le permitió conocer a los ideólogos de El Yunque y a los que procedían de las secciones del Pentathlón Deportivo Militarizado.

“Termino la Preparatoria y me voy a Leyes. Ahí la acción ya es más contundente. En la universidad había como cuatro o cinco cabrones que eran de una célula maoísta, que realmente fueron los que empezaron lo de Tlatelolco”. Con ellos, sin identificarlos, inició las disputas al interior de la escuela.

Reconoce, a la distancia, que la lucha, en aquellos sus años preparatorianos, realmente no era ideológica. Aunque quienes estaban al frente de las batallas sí asumían un programa ideológico, quienes animaban esas luchas sólo estaban cuidando sus intereses. “Las cámaras de comercio, las cámaras [de la industria] de la transformación, la cámara textil,  los colegios” eran los que en las sombras agitaban la lucha… “y nosotros éramos sus pendejos”.

Dice que nunca hubo una invitación formal para ingresar a El Yunque. De manera natural y obvia, su desempeño en el FUA lo hizo militante de la sociedad secreta. “Lo que pasa es que ellos van seleccionando de los que conocen, a quiénes jalan; y ahí es donde me jalan a mí, entre 1963 y1964. Tenía 19 años, y ahí es donde entro a El Yunque”.

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Lo que sí hubo –asegura– fue el ritual de ingreso con brazaletes, banderas y juramento. No le preguntaron siquiera si quería. Y él lo tomó como algo natural, luego de las acciones en las que había participado.

—Cómo escaló en la estructura de El Yunque.

—No es como en el Ejército. Se va dando por tus comportamientos, tus acciones. Cada célula de El Yunque estaba formada por un grupo de seis, siete u ocho; pero como iba en crecimiento constante, se necesitaban nuevos jefes. Y ahí es donde cada jefe decía: “¿A quién propones tú de los que tienes ahí?”. “Pues a Fulano de tal”. Había que seguir creando nuestras organizaciones. Había un principio: “Las masas sirven para tirotearse en las calles, lo que se necesita es quiénes las dirijan”.

Señala que las responsabilidades las tomaban los integrantes dependiendo de los hechos que se fueran presentando. Y sí habia estratos.

—¿A qué nivel de dirigencia llegó usted?

—Yo estuve en Guanajuato (Guanajuato), en Saltillo (Coahuila), en (Mérida) Yucatán, estuve en (Villahermosa) Tabasco, estuve en Chihuahua (Chihuahua).

—¿Reclutando?

Reclutando.

—¿Cuántos integrantes llegó a tener la organización?

—No sé. Por lo menos, yo no lo conozco. Pero cuando hacíamos los cursos y las ceremonias, llegaban de 300 a 400 de todo el país. Normalmente los hacíamos en el Cerro del Cubilete [centro de perigranación católica de Guanajuato]. Ahí mataron a varios.

—¿Por qué?

—Estábamos en guerra, éramos muchachos.

—¿Quiénes los mataron?

—Aparentemente, Los Tecos. Los Tecos fueron una organización similar a nosotros. Los dirigentes de los Tecos utilizaban la fe [las obligaciones de conducta que impone su credo religioso] para la gente; pero para ellos era otra cosa. Era el medio para jalar a la gente. Son los de la Universidad Autónoma de Guadalajara [UAG]. Conocía varios jefes de ahí. Por ejemplo, el asesino de [Luis Donaldo] Colosio [Mario Aburto]. Ellos fundaron unas universidades que se llamaban Universidades para la Comunidad. Aburto salió de una de esas universidades, en Tijuana. Otro de los que salió de ahí fue Manlio Fabio Beltrones. Él salió de la de Sonora, y había otros…. Los Tecos tuvieron mucha relación con el poder político y con el Ejército.

—¿Con quién estaban en guerra ustedes? ¿Con cuántos grupos?

—Fundamentalmente, Los Tecos; porque eran muy parecidos a nosotros, pero también contra los comunistas. Nosotros teníamos un valor de idea, que era el reinado de Cristo. Y hacíamos nuestras ceremonias en el Cerro del Cubilete, cuando hacíamos las marchas a Cristo Rey.

—¿Cómo eran esas ceremonias?

—Lo primero es la misa y el rezo del rosario. Eran reuniones profundamente católicas, porque era lo que le daba el sentido a la vida y a las cosas. Nadie se va a jugar la vida [sin ideales].

—¿Usted estuvo en enfrentamientos armados?

—Sí.

—¿Y cómo le fue?

—Pues aquí estoy, ¿no? …No creas que no le daba a uno miedo.

—Esos enfrentamientos con quiénes eran.

—Primero, nos manoseaban [azuzaban] las Policías, el Ejército, contra los mismos grupos de izquierda, sean de las ligas maoístas, sobre todo, la masonería, de la Asociación de Jóvenes Esperanza de la Fraternidad [AJEF] y, sobre todo, contra toda la indolencia de la sociedad.

—¿Qué personajes siguen en el Yunque que hoy tienen siguen en la vida pública?

—Germán Martínez, que jaló con López Obrador porque de alguna forma éramos similares a los revolucionarios. El otro que era presidente del PAN [César Nava Vázquez], cuyo padre fue el rector de la Universidad Vasco de Quiroga en Michoacán [César Nava Miranda]. Otro, el de la Profeco [Ricardo Sheffield Padilla], que quiso ser presidente municipal de León [Guanjuato].

Asegura que en el Poder Judicial hay cuadros de El Yunque. El encargado de abrirle la puerta fue el ministro Euquerio Guerrero (1929-1990], quien fuera presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación de 1974 a 1976. “Colocó a muchos [yunquistas] en la administración de la justicia federal. Eso hace 30 o 40 años”.

Sobre las veces que estuvo detenido ilegalmente, Luciano se refiere a la de Irapuato, cuando estuvo acusado de los asesinatos de los dirigentes comunistas Joel Arriaga y Enrique Cabrera. Ambos activistas destacados, fueron ultimados a balazos en 1972 en acciones distintas. Por ser sospechoso de estos asesinatos, Luciano estuvo en el campo militar de la ciudad de Irapuato, Guanajuato.

“Les dije que me hubiera gustado haber sido quien los asesinó; pero la verdad, yo no fui”, dice.

—¿Fue torturado en el Campo Militar?

—No, no, no; al contrario, al fin y al cabo entendían.

—¿Cuántas veces fue detenido?

—Aquí [Puebla] me detuvo el general [en realidad, su grado era de mayor] Raúl Mendiolea Cerecero, que fue director de la Policía Judicial Federal [y subdirector de la Policía capitalina durante las masacres del 2 de octubre de 1968 y del 10 de junio de 1971].

“Me detuvo, también, un general… por haber puesto unas bombas… Otro, fue Joaquín Vázquez Huerta. Hubo un desembarco organizado por la guerrilla en Tuxpan; de Veracruz se vinieron todo lo que es Chicontepec de Juárez, Huachinango, y al general [Vázquez Huerta] le tocó que lo mandaran pararlos, los paró ahí en Chicontepec de Juárez, subiendo a la sierra, y los colgó a todos.

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—¿Ustedes trabajaban con el Ejército?

—No, pero teníamos relación por las formas de pensar. Una vez [integrantes de El Yunque] nos juntamos en las faldas del Cerro del Cubilete; [venían cuadros] de San Luis Potosí, Querétaro, Michoacán, Aguascalientes, Zacatecas, de Jalisco, siempre cargando con la familia, como la soldaderas, jalaban con el pueblo. Y de repente, como a las 2 o 3 de la mañana, que nos cae una partida militar de caballería. Afortunadamente, el que venía al frente de la partida me ve y me dice: “¿Qué andas haciendo acá?”. Él ya me conocía por los colegios, sobre todo por Lasallistas. “Nomás que te digo una cosa: les voy a dar 20 minutos. Váyanse porque si no, les rompo su madre a todos, incluido a ti”.

—A la distancia, ¿qué opina de esta lucha por implantar una sociedad de Cristo Rey?

—Está bien; nada más que se perdió uno por un plato de lentejas. En aquel tiempo éramos de clase media baja y de media alta. Y cada quien estudiaba. Y la familia le apoyaba para que tuviera un título profesional y pusiera un negocio, etcétera. Pero cuando sale [gana] Fox, que además fue una sorpresa, ahí fue la consumación de la traición: resulta que había que pagarle al gobierno de Fox. Entonces, empiezan a reclutar a jóvenes universitarios, les empiezan a dar buenos sueldos, los meten en oficinas públicas… entonces, ya no tienes problema, te pagan.

Luis Paredes fue uno de mis compañeros en todo esto. Él iba atrás de mí y el otro fue [Franciso] Fraile [García]. Ahí está una de las traiciones. Lalo [Eduardo] Rivera [Pérez, presidente municipal de Puebla], quien es de El Yunque, igual que Teresa Aranda, igual que muchos de los que están ahorita. [Miguel] Barbosa [gobernador por Morena] los está utilizando, bueno… se utilizan mutuamente. Barbosa no tiene el menor interés de jalar con López Obrador.

—¿Cuándo sale usted de El Yunque?

—Tengo muchos años. Sacamos muchos libros, yo empecé a denunciar lo que estaba pasando.

—¿Cuándo hace su primera denuncia?

—Bueno, la primera… Yo acusé lo del atentado a Ramón Plata, denuncié a varios. El Ministerio Público me dijo: “Sabes qué, mejor ya no le sigas”, porque nos van a matar a todos.

Ramón Plata murió por las heridas sufridas en un atendado el 24 de diciembre de 1979. Para Luciano Chávez, los autores fueron Los Tecos, el otro grupo sereto ultraderechista acérrimo rival de El Yunque.

—¿Hay algo de lo que se arrepienta?

—No vi venir hasta qué punto estaba la corrupción [en el Yunque]… Siendo enemigos a muerte con la izquierda ¡y se unen con Barbosa!

—¿Quién dirige hoy el Yunque?

—Cada quien tiene sus grupos.

—Pero El Yunque, ahora se sabe, creció mucho en España

—Eso es otra cosa. Eso me tocó verlo con Ramón Plata. Y el que manejó eso fue Federico [Muggenburg] y el ingeniero [Eduardo] García Suárez, que fue el presidente de la Cámara de Comercio [Confederación Nacional de Cámaras de Comercio]. Lo que pasa es que mucha gente tiene familiares viviendo en España… En España hubo una situación a raíz de que se presentó la Guerra Civil. El grupo falange era un grupo paramilitar y todos habían peleado en las guerras, y empiezan a venir acá.

—Según los documentos revelados por Wikileaks, cuando llega Fox a la Presidencia de México, en el año 2000, es cuando El Yunque crece mucho en España…

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—Te voy a decir qué pasa: hasta antes de que subiera Fox, en el PAN sí tenía presencia [El Yunque]; pero de repente empieza a ver gente muy rara dentro del PAN, entre ellos el Jefe Diego, Horcasitas, muchas gentes. “¿Y estos dónde estaban?”. Porque no los veíamos ni en el partido ni en ningún otro lado. Claro, nosotros nunca fuimos [realmente] panistas. Ramón Plata tenía una opinión del PAN: el PAN, que fue fundado por [Manuel] Gómez Morín, por sus manos pasaba el dinero por el que se pagaban a los soldados callistas contra los cristeros, y él era el que manejaba el dinero. Estaba jugando las cartas de Portes Gil, de Álvaro Obregón, de [Plutarco Elías] Calles y se aparece con una nueva manera de luchar, por la vía democrática, y ahí se chinga todo. Y al primero que le cuesta la vida es al general [Enrique] Gorostieta [Velarde], quien era el jefe del ejército cristero [y era de ascendencia española]. Ya los traía contra las cuerdas y estudió en el Colegio Militar. Estados Unidos metió la mano y presionaron a los obispos para obligar a los católicos a deponer las armas, pero no dijo nada del ejército de Calles. Y empiezan a deponer las armas y hay más muertos en la paz que en la guerra, y los empiezan a cazar a todos. Uno de ellos fue el arzobispo de Guadalajara [Francisco Orozco y Jiménez (1864-1936)].

—Pero porqué después del año 2000, cuando gana Fox…

—Porque el PAN ya estaba infiltrado [por el Yunque], en el gobierno de Fox. Ramón [Plata] fundó todo esto.

—Pero por qué crecen ustedes en España tanto, cuando Fox llegó a la Presidencia de México –se le insiste.

—Después de una Guerra Civil, después de la guerra de Marruecos, después de la guerra en Rusia y en África… España siempre estuvo en guerra en defensa de los valores cristianos. ¿Cómo le hace Hitler para reclutar a los alemanes? Meterlos a la leva por las guerras. Si ya tienen experiencia en la guerra, pues hay que jalarlos. Y aquí uno de los grandes traidores ha sido Paco Fraile, del Consejo Político [del PAN, en Puebla]. Metió de presidente del PAN a Lalo [Eduardo] Rivera, presidente municipal y jodió al arquitecto [Luis] Paredes porque tenía un control del partido férreo a través de la disciplina partidaria. Ramón Plata, junto con Federico Muggemburg y con Eduardo García Suárez, viajó unas cuatro o cinco veces a España. Y de ahí Ramón mandaba sus órdenes, porque empezaron a captar gente que estudiaba en las universidades de acá.

Es decir, para Luciano, el crecimiento de El Yunque en España no es obra de las últimas generaciones de yunquistas mexicanos, sino que todo fue plantado desde la década de 1970 por el propio Ramón Plata.

Hoy, Luciano se refiere casi con nostalgia a sus antiguos y acérrimos enemigos ideológicos: comunistas, anarquistas y liberales. Sigue del lado opuesto a ellos… Aunque luego duda y ahora no sabe si, finalmente, estaban del mismo lado. No idelógico. Ahí siguen irreonciliables. Se refiere a que fue parte de una juventud que tenía ideales y valores. “Ellos querían una sociedad sin Dios y sin clases. Nosotros queriamos instaurar el reino de Dios en la Tierra; y por ello nos matábamos. Ahora los jóvenes se matan por drogas y dinero. Hay diferencia”.

Los años no lo han encorbado y se conduce con seguridad. “Dios los bendiga”, se despide.

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