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Las niñas no tienen voz ni voto en el mundo, ni inciden en los cambios que provoca una minoría y un sistema económico irracional. Sin embargo, sufren y van a sufrir las consecuencias de esas acciones.
Cada fragmento de grado que calentamos al planeta somete a más personas a calor extremo, inundaciones, huracanes, sequías, hambrunas. Con un nivel de calentamiento de 1.5 °C sobre niveles preindustriales, el 20 por ciento del territorio del planeta estará expuesto a olas de calor extremas (el nivel más riesgoso, impactando a cualquier persona que no tenga manera de hidratarse) anuales para finales del siglo; a 2 °C, sería el 30 por ciento del territorio, y a 2.4 °C, sería el 40 por ciento.
Las olas de calor amenazan la vida y el bienestar de la infancia. Por ejemplo, en Bangladesh, el número de matrimonios forzados de niñas de 11 a 14 años aumentó 50 por ciento en años con olas de calor. La violencia sexual y violación aumenta con crisis climáticas, sobre todo en campamentos de evacuación o refugios temporales. Alrededor de 1 mil 800 millones de personas siguen obteniendo agua potable de fuentes situadas fuera de sus hogares, y en 63 por ciento de los hogares, las mujeres y las adolescentes son las principales responsables de la obtención de agua. El cambio climático está haciendo que las mujeres y niñas tengan que caminar más lejos para ir por agua, y hay múltiples registros de explotación y abuso sexual de quienes controlan el acceso al agua, sobre niñas y mujeres, en los puntos de recolección del líquido vital.
Figura 1. Proyecciones del IPCC, AR6 (último informe): con cada incremento de calentamiento global, aumenta la frecuencia e intensidad de temperaturas extremas, las olas de calor, las precipitaciones intensas y, en algunas regiones, las sequías agrícolas y ecológicas; aumenta la proporción de ciclones tropicales intensos; la reducción del hielo marino, la capa de nieve y el permafrost del Ártico, lo que aumenta los niveles del mar y lleva a migraciones forzadas.
La juventud sufre y sufrirá las consecuencias del calentamiento global. Una persona que tenía 60 años en el año 2020, tendría una sola ola de calor extrema en su vida, mientras que alguien que nació en el año 2020, estaría sometidx a cuatro veces más olas de calor (1.5 °C), 6 (2 °C) o siete (2.4 °C) veces más, respectivamente. Recordemos que las proyecciones actuales del Panel Intergubernamental de Expertos de Cambio Climático (integrado por más de 500 científicxs) nos ponen en una trayectoria de un incremento de 3.2 °C para finales de siglo, en cuyo caso lxs niñxs estarían expuestos a más de 25 veces más olas extremas de calor que alguien de 60 años en el año 2020.
Figura 2. Una persona que tiene 60 años en el año 2020 tendría una sola ola de calor extrema en su vida, mientras que alguien que nació en el año 2020, expuesta a un mundo 3.2 °C más caliente, estará sometida a 25 olas de calor en su vida. Datos y gráfica tomados de Scientist Rebellion Canal.
Por desgracia, ese mismo patrón ocurre cuando se ha modelado los efectos en escasez alimentaria, sequías, incendios, inundaciones, huracanes. Una persona que tuvo 60 años en el año 2020, experimentó muy pocos de estos eventos en toda su vida. Una persona nacida en 2020 experimentará muchísimos más de todos estos eventos sin haber contribuido a cómo está cambiando el mundo ante los ojos de las personas que somos adultas hoy.
Figura 3. La juventud sufrirá las consecuencias del calentamiento global. Datos y gráfica tomados de Scientist Rebellion Canal.
Estas proyecciones deben rompernos el corazón. Son un emblema de la injusticia, inmoralidad e irracionalidad del mundo en el que vivimos. Recordemos que tenemos todo lo necesario para darles excelentes niveles de vida a 10 mil millones de personas (20 por ciento más de la población mundial), usando 60 por ciento menos energía, si simplemente se reorganizara la economía hacia el florecimiento y hacia a la dignidad humana, y no a hacer crecer todo sector económico que contribuya al PIB, exponencial e infinitamente, como ocurre ahora (como a crecer el complejo industrial militar, los yates, la moda rápida, la aviación).
Figura 4. El dogma de hacer crecer infinitamente el PIB, en un mundo con recursos limitados, nos hará perder el planeta. Cartel político de Rosalía Cordero Domínguez, estudiante de la Universidad Veracruzana.
No menos importantes son las injusticias que viven hoy en día l@s niñ@s. Estas injusticias son innecesarias y, por ende, violentas. Un reporte de UNICEF dice que el cambio climático, generado por emisiones históricas y actuales (no por la juventud ni por la niñez), está dañando ya, fuerte y desproporcionadamente, a la infancia. UNICEF reporta que hasta el 2022, hay:
Otros riesgos que afectan más a las niñas y a los niños que a los adultos, son la propagación de enfermedades mortales, mayor probabilidad de sufrir los efectos de la contaminación; mayor rapidez en contraer enfermedades; y vulnerabilidad al calor extremo (bebés y niñ@s pequeñ@s tienen menos capacidad para regular su temperatura corporal, por lo que tienen mayores tasas de deshidratación y mortalidad durante olas de calor extremo).
El Índice de Riesgo Climático de la Infancia (IRCI), publicado originalmente en 2021, se estructura según dos conjuntos de indicadores: 1) la exposición de los niños y niñas a riesgos, perturbaciones y tensiones climáticas y ambientales; 2) la vulnerabilidad de los niños y niñas. En 2022, los primeros países afectados fueron República Centroafricana, Chad, Nigeria, y Guinea; estos países, entre los más pobres, no han contribuido en lo más mínimo a la crisis climática. En este índice, México es el país 54. Las proyecciones también son devastadoras; en África Subsahariana, se producirá el mayor cambio en la demanda de agua: se prevé un aumento del 163 por ciento en la demanda de agua para 2050, mucho más rápido que en cualquier otra región, una cifra que es cuatro veces más alta que el ritmo de cambio en América Latina, la segunda región en esta lista, donde se espera que el aumento de la demanda de agua alcance el 43 por ciento.
Figura 5. Contraste entre quienes producen la crisis climática a nivel país y quienes sufren las consecuencias (a nivel país, para un análisis de qué industrias y ámbitos económicos son responsables ver). Izquierda: UNICEF, 2023; derecha, Hickel, 2020.
Ornela De Gasperin Quintero*
*Investigadora titular A, red de Eco-etología, INECOL, AC; miembro de Rebelión Científica, capítulo México; miembro de Académicxs con Palestina, contra el genocidio; miembro del Laboratorio Nacional CONAHCyT de la Biología del Cambio Climático.
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