El triunfo de los conservadores en las recientes elecciones de Alemania, con una ultraderecha pisándoles los talones en segundo lugar, anunció pésimos augurios para el fenómeno migratorio.
Este mismo suma 14 millones de extranjeros en la otrora llamada “locomotora económica de Europa” –ahora en franca caída económica–. Entre ellos, hay un millón de ucranianos y 350 mil con una solicitud de asilo.
Los violentos ataques cometidos a la sociedad alemana, donde fueron detenidos algunos migrantes, fueron el caldo de cultivo idóneo para que corrientes pro-nazis, como la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), captara el voto del miedo, incluso en sectores de jóvenes para ubicarse en segundo sitio, con un 20 por ciento de las preferencias.
Sólo fue superada por la Unión Democrática Cristian (CDU), que se llevó el 30 por ciento de los sufragios, en una histórica jornada electoral, donde acudieron a las urnas el 83 por ciento de 59 millones de alemanes con derecho al voto. El porcentaje más alto desde la reunificación de las dos Alemanias, en 1990.
Aunque el nuevo canciller Friedrich Merz prometió a sus seguidores volver a colocar a su nación como protagonista de primer orden en Europa y en el mundo, además de que buscará independizarse de Estados Unidos, los eventos pueden ser distintos a la hora de comenzar a tejer alianzas, con el propósito de obtener mayoría en el Parlamento.
Sobre todo, porque quienes festejaron ruidosamente lo que consideraron una victoria de la AfD fueron el presidente estadunidense, Donald Trump, y su asesor de cabecera, Elon Musk.
Este último apoyó al partido de ultraderecha en campaña, lo que indica que su líder, Alice Weidel, se plegará a la línea que le marquen desde Washington. Asimismo, ha anunciado, en una excesiva euforia, que esto sólo es el comienzo de lo que está por venir en los próximos años, en lo que puede considerarse una peligrosa resurrección del fascismo en el mundo.
El tema migratorio fue la bandera de los conservadores para ganar las simpatías del electorado; el propio Merz en campaña se mostró muy en sintonía con el discurso xenófobo y racista de la AfD. El tema es que ahora deberá encontrar la ecuación para tomar distancia de la radical ultraderecha para comenzar a construir puentes con los llamados verdes y los socialdemócratas, y tratar de alcanzar la mayoría necesaria para sacar adelante su agenda parlamentaria.
El nuevo canciller está, por decir lo menos, a dos fuegos y en medio de un difícil contexto económico por la crisis detonada desde 2019. La misma ha representado un retroceso en los ingresos per cápita de la sociedad alemana con las caídas del producto interno bruto (PIB) de 2023 y 2024, y el brutal impacto social de ubicar a 14 millones de habitantes, el 17 por ciento de la población, en pobreza.

Con el triunfo del conservadurismo y la ultraderecha en Alemania, el fascismo que combatiera Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial comienza a fortalecerse en una nueva geopolítica, en la cual se incluye a naciones como Italia, Francia, Austria, Polonia, Hungría, y también países en el cono sur del continente americano.
En Francia, se ha venido fortaleciendo la Agrupación Nacional de Marine Le Pen; “Hermanos” en Italia, con Giorgia Meloni como líder; y en España, está Vox, con Santiago Abascal. Con estos indicios, resulta preocupante que las naciones pilares de la Unión Europea tras la Segunda Guerra Mundial, como Francia y Alemania, ahora alienten esta involución histórica.
El renacimiento de los saludos fascistas expuestos al mundo por el propio Musk y el discurso del vicepresidente estadunidense, JD Vance, fortalece la política que ya ha comenzado a aplicar Donald Trump en las fronteras con México. Precisamente en Alemania, Vance enfatizó que los enemigos de Europa no son China ni Rusia, sino el riesgo interno de los migrantes.
La peligrosa, pero obligada lectura a los resultados electorales en el país germánico, apunta a que las nuevas generaciones se han olvidado de los horrores del holocausto nazi en contra del pueblo judío. Esta sombra nunca se fue; ahora comienza a cubrir el escenario de la manipulada democracia en los países europeos y otros tantos en el mundo.
El exterminio racial en la Franja de Gaza es otra de las preocupantes muestras de que el contexto histórico de la Segunda Guerra Mundial sobre los discursos xenófobos, raciales y los discursos de odio se ha comenzado a repetir.
El mundo realmente libre debe estar alerta del avanzado estado embrionario de esta resurrección fascista. Otra de sus caras se dio en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CAPC), celebrada en Washington, a un mes del triunfo de Trump, donde una de sus mayores satisfacciones expresadas fue el irracional despido de miles de empleados del gobierno federal.
El fin del llamado “milagro económico alemán” puede tener repercusiones en Europa. Para el nuevo canciller, será una tarea prioritaria comenzar a sentar las bases de nuevas estrategias y alternativas de desarrollo pues, por ejemplo, Alemania focalizó buena parte de su crecimiento en la industria automotriz, pero quedó relegada en tal sector de la producción de autos eléctricos, donde China es líder.
La nación germánica quedó supeditada al gas y petróleo de Rusia. Y, con el tema de la Guerra de Ucrania, supo lo vulnerable que era en tal sentido; además, como sucede en otras potencias, el iniciar una batida contra los migrantes no es un asunto que deba ser tomado a la ligera.
De acuerdo a la Agencia del Trabajo de Alemania, una expulsión masiva de trabajadores extranjeros representaría una pérdida de 209 mil puestos de trabajo. En estados, como Baviera, la fuerza laboral de esta población es de suma importancia para su economía local.
Hay miles de solicitudes de asilo que deberán ser resueltas por el nuevo gobierno. El canciller Friedrich Merz tendrá que tomar en cuenta que, si desea sacar a Alemania de su estancamiento económico, habrá que manejar con mucho tiento las recetas que los gobiernos ultraconservadores han tomado en otros países, para supuestamente salir adelante.
El caso más reciente es lo acontecido con el presidente argentino, Javier Milei, a quien se le acaba de descubrir el lado oscuro de sus verdaderas prioridades con el escandaloso fraude con sus criptomonedas.
El propio Donald Trump muy pronto sabrá que sus impositivos aranceles tendrán un efecto inflacionario en los millones de consumidores estadunidenses. Y, por cierto, en Alemania, la inflación es otro de los graves problemas que aquejan a su economía y el minado poder adquisitivo de su empobrecida población.
La ultraderecha no sólo es un retroceso a las libertades y derechos civiles de millones de personas. Es una de las peores salidas para fortalecer la economía de muchos países, y la peor receta para sacarlos de la pobreza.
Martín Esparza Flores*
*Secretario general del Sindicato Mexicano de Electricistas
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