Expulsados de la Torre de Rectoría luego de la huelga estudiantil de 1999-2000, el grupo de los “científicos” encuentra una coyuntura para su regreso: el hartazgo de más de 20 años de dominio de los “médicos” vinculadas al PRI y al PAN, la hegemonía alcanzada en la Junta de Gobierno, y perfiles menos fanáticos del neoliberalismo que, incluso, podrían generar un diálogo con la 4T
Los grupos hegemónicos “Medicina” y “Ciencias” se vienen alternando el poder al interior de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) desde hace 50 años, sólo con un periodo de 4 años que lo “prestaron” a otro grupo también muy poderoso, el de los temidos “abogados”.
Con la publicación este lunes de la convocatoria para la elección del próximo rector de la UNAM, los grupos que dominan los cargos en los órganos de gobierno universitarios inician las “consultas” –entre ellos– para decidir el nombre del ocupante del máximo cargo en la Universidad.
Cuatro grupos destacan en el control de los órganos de gobierno: los “médicos”, los “científicos”, los “abogados” y los “ingenieros”. En efecto, el mote proviene de las áreas académico-administrativas que controlan.
En la Junta de Gobierno, el grupo de 15 personas que elige al rector, los médicos han perdido el dominio. Ahora los tienen los científicos, con cinco espacios.
Por el grupo de los “médicos” –en el poder de manera ininterrumpida desde el año 2000– se podría destacar el perfil de quien fuera funcionario en gobiernos federales panistas: el doctor Gerardo Fajardo Dolci, actualmente director de la Facultad de Medicina.
Con Vicente Fox, Fajador Dolci se desempeñó, como director de Enseñanza del Hospital General Doctor Manuel Gea González y director general de la institución; también fue titular de la Comisión Nacional de Arbitraje Médico (Conamed). Con Felipe Calderón, ocupó la Subsecretaría de Integración y Desarrollo de la Secretaría de Salud, y fue titular de la Unidad de Educación, Investigación y Políticas de Salud del Instituto Mexicano del Seguro Social.
Más pluralidad hoy ofrece el grupo de los “científicos”. Si bien cuenta con perfiles como el del actual coordinador de la Investigación Científica, el astrónomo Henry Lee Alardín, el de la secretaria de Desarrollo Institucional, Patricia Dolores Dávila Aranda, y el de la directora de la Facultad de Ciencias, Catalina E Stern Forgach, que representan la continuidad, también se encuentra la doctora Rosaura Ruiz Gutiérrez, quien fue funcionaria del gobierno que en la Ciudad de México encabezó Claudia Sheinbaum Pardo.
El punto a favor de Rosaura Ruiz es que, sin romper de tajo con los grupos hegemónicos, podría restablecer las relaciones con el gobierno federal.
Otro grupo poderoso es el de los “abogados”, de entre quienes destaca el perfil de quien hoy encabeza la Oficina del Abogado General de la UNAM, el maestro Hugo Alejandro Concha Cantú, y el del director de la Facultad de Derecho, Raúl Contreras Bustamante.
Por parte del grupo de los “ingenieros” destaca Luis Agustín Álvarez Icaza Longoria, actual secretario administrativo de la Universidad. Es hermano del senador Emilio Álvarez Icaza. Su ventaja consiste en representar fielmente a los grupos que controlan la Universidad, pero no provenir de las áreas académicas que se han hecho del control de la Rectoría en medio siglo.
Otros perfiles similares, que resultan funcionales a los grupos hegemónicos aunque no provengan de ellos, son los del actual secretario general de la Universidad, Leonardo Lomelí Vanegas; la coordinadora de Humanidades, Guadalupe Valencia García, y la coordinadora de Difusión Cultural, Rosa Beltrán Álvarez.
Se trata de académicos que provienen de las ciencias sociales y las humanidades, áreas que en su tiempo estuvieron representadas por universitarios críticos, defensores de la autonomía e impulsores de la educación pública. Por ello, esos grupos fueron relegados de ocupar la Rectoría. Los perfiles señalados, sin embargo, no rompen con los grupos hegemónicos.
Un académico que proviene de las ciencias sociales y las humanidades que sí representaría una ruptura con los actuales grupos que controlan la UNAM es Imanol Ordorika Sacristán, doctor en Ciencias Sociales y Educación. Fue activista estudiantil y como estudioso se ha especializado en la educación superior. Aunque se le reconocen competencias para encabezar la Universidad, no tiene el apoyo de los grupos que controlan los órganos de gobierno.
“Medicina-Ciencias”, la dupla hegemónica
De 1968 a la fecha, la UNAM ha visto 10 rectores, más un interino que se sostuvo en el cargo apenas unas semanas. De todos ellos, cinco provienen del grupo de los “médicos”: el actual Enrique Graue Wiechers, José Narro Robles, Juan Ramón de la Fuente, Octavio Rivero Serrano y Guillermo Soberón.
En los últimos 55 años, el grupo de los Médicos suma 40 al frente de la Rectoría. Los últimos 24 de manera ininterrumpida, desde la huelga estudiantil de 1999.
El grupo de los “científicos” suma dos rectores desde 1968: Francisco Barnés y José Sarukhán. Entre los dos personajes, este grupo acumuló 10 años al frente de la Rectoría. Apostó todo su futuro en la UNAM a la instauración del neoliberalismo hasta sus últimas consecuencias.
El grupo de los científicos estuvo dominado por fanáticos del neoliberalismo que intentaron imponer a rajatabla es modelo en la Universidad. Al fracasar, fueron apartados de la Rectoría, pero encontraron acomodo en gobiernos del Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Son los casos de José Sarukhán Kermez y Francisco Barnés de Castro.
En el caso de Sarukhán, hasta hace unos meses se resistió a abandonar la Comisión Nacional para el Conocimiento de la Biodiversidad (Conabio), de la que se consideraba inamovible.
Del proyecto de este grupo, avanzó en los cambios a los planes y programas de estudio. Logró la expulsión formal del materialismo dialéctico e histórico, como columna vertebral de los currículos de facultades como Ciencias Políticas y Sociales, Filosofía, Economía, Trabajo Social e, incluso, casi estuvo a punto de suprimir el estudio de la Economía Política de la licenciatura en la Facultad de Economía.
Logró la imposición de concesiones de gimnasios y otros espacios deportivos y culturales y estuvo a punto de dar un golpe al principio de gratuidad con la intentona del cobro a estudiantes. Sólo a huelga estudiantil de 1999-2000, el mayor movimiento universitario desde 1968, pudo detener el pago de cuotas y sacar de la Rectoría a este grupo.
El turno seguiría para los “médicos”, con estrategias menos confrontativas pero un programa igualmente neoliberal. Este grupo ocupa actualmente la Rectoría pero ha perdido consistencia, pues presentó una fractura y hoy cuenta con dos liderazgos visibles.
El primero es el del José Narro Robles, militante del Partido Revolucionario Institucional (PRI), buscó la dirigencia nacional de ese partido luego de concluir su periodo como rector, en 2016. Se le considera el “líder moral” de ese grupo al que se adscribe el actual rector Enrique Graue.
La otra facción de este grupo está encabezada por Juan Ramón de la Fuente. Como se recordará, este doctor en Psiquiatría admitió la entrada de la Policía Federal Preventiva, en febrero de 2000, a las instalaciones universitarias para acabar con la huelga estudiantil. Entonces, este cuerpo policiaco se acababa de integrar con elementos del Ejército Mexicano y la Armada de México.
Durante su periodo como rector, Juan Ramón de la Fuente se vio obligado a cancelar el proyecto de cobro de cuotas y suspender la entrega de concesiones a empresas privadas al interior de los campus. Sin embargo, no canceló las que ya habían sido asignadas.
Fue secretario de Salud durante uno de los gobiernos más neoliberales que tuvo México, el de Ernesto Zedillo. Declarativamente transitó a posiciones “progresistas” y se incorporó al gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Actualmente es el representante de México ante la Organización de las Naciones Unidas. Votó a favor de sancionar a Rusia como culpable de la guerra en Ucrania, en sentido contrario a lo que había dispuesto el titular del Poder Ejecutivo.
En el caso del grupo de los “abogados”, Jorge Carpizo ocupó la rectoría 4 años, de 1985 a 1989. Acorde con el salinismo y el embate neoliberal intentó por primera vez desterrar la educación crítica, transformar el modelo del Colegio de Ciencias y Humanidades e imponer cobros.
Una huelga estudiantil le detuvo en sus intenciones, pero fue rescatado en la administración pública federal. Durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari fue ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, procurador General de la República y secretario de Gobernación. Ya con Ernesto Zedillo sería embajador de México em Francia.
A pesar del poder que llegó a acumular este grupo, no se le volvió a entregar la Rectoría. Personajes como Diego Valadés, Jorge Madrazo Cuéllar, José Luis Soberanes y Luis Raúl González Pérez son parte de este grupo.
Al interior de la UNAM, en guerra con los médicos y los científicos, los espacios de los “abogados” comenzaron ser competidos por personajes egresados de universidades privadas. Son los casos de Mónica González Contró, actual titular del Instituto de Investigaciones Jurídicas, y Pedro Salazar Ugarte, anterior director del mismo organismo.
Los otros dos rectores con sólo 2 años de administración dentro de estos últimos 55 años –de 1968 a la fecha– son los casos del sociólogo Pablo González Casanova y el ingeniero Javier Barros Sierra. Ambos con posiciones realmente independientes del poder presidencial y claros en su defensa de la autonomía universitaria y la educación pública, gratuita y crítica.
Por ello, Barros Sierra sólo se mantuvo un periodo al frente de la UNAM (1966-1970) y Pablo González Casanova ni siquiera pudo concluir su mandato, pues tuvo que dejar la Rectoría en 1972, cuando su periodo debería concluir en 1974.
Los “científicos” logran hegemonía en la Junta de Gobierno
La Junta de Gobierno de la UNAM, integrada por15 “notables”, es el único órgano facultado para intervenir en la elección del rector. El resultado de los votos de estas personas es inapelable frente a una comunidad de alrededor de 330 mil integrantes.
Hoy, la Junta de Gobierno está dominada por los “científicos”. Suma cinco espacios, una tercera parte de los votos. Se trata de Alberto Ken Oyama Nakagawa, Ana Rosa Barahona Echeverría, María de la Luz Jimena de Teresa de Oteyza, Rafael Lira Saade y Rocío Jáuregui Renaud.
En la nueva correlación de fuerzas al interior de la Junta de Gobierno, el grupo de los “médicos” sólo tiene dos integrantes: Marcia Hiriart Urdanivia y Patricia Elena Clark Peralta. Igual número suman los “ingenieros”: Elena Centeno García y Luis Armando Díaz-Infante Chapa.
Los “contadores”, como llaman a quienes provienen de las ciencias administrativas, suman también dos representantes en la Junta de Gobierno: Juan Alberto Adam Siade y Enrique Cabrero Mendoza. Este grupo generalmente vota con los “médicos”.
De las “sociólogos”, en realidad de las ciencias sociales, en la Junta de Gobierno hay dos representantes: Gina Zabludovsky Kuper y Jorge Cadena Roa.
Por su parte, el grupo de “abogados” cuenta con un escaño en la Junta de Gobierno, recientemente asumido por la ministra en retiro de la SCJN Margarita Luna Ramos. Por parte de las humanidades, se encuentra Vicente Quirarte Castañeda.
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