La entrega de apoyos duplicados, subsidios a fallecidos y pagos indebidos por “asesorías” en el programa Procafé generaron daños a la hacienda pública por más de 774 millones de pesos en 2017, documenta la ASF. A este hoyo financiero se agregan otros factores que vulneran cada vez más a los caficultores mexicanos: plagas, pobreza y falta de regulación de precios.
Unos 500 mil productores de café –de los cuales el 85 por ciento es de pueblos originarios– viven en la incertidumbre y en la pobreza. Fernando Celis Callejas, asesor general de la Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras (CNOC), explica que la crisis del sector afecta a unos 25 grupos indígenas, de por sí sumidos en la miseria.
El problema, explica, es que los cultivos se infectaron del hongo conocido como roya. El productor chiapaneco señala que esa situación golpeó aún más la producción nacional: de 5 millones de sacos de 60 kilos de café oro que se generaban en las décadas de 1980 y 1990, bajó a 4.5 millones en 2004; pero con la roya, cayó a 2.2 millones de sacos en el ciclo 2015-2016. Y, desde entonces, no se ha recuperado.
Para esta cosecha 2018-2019, “se hablaba de cerca de 4 millones de sacos, pero ahora tenemos el problema de los bajos precios del café… Además, viene mucha producción de Brasil, café de bajo costo, y las grandes empresas utilizan como referencia los precios de la Bolsa de Nueva York, una de las más especulativas, dominada por los fondos de inversión”, señala Celis Callejas.
La desprotección de este sector va más allá de las plagas que afectan las plantas de café: llega a las plagas de la corrupción. Y es que el 84.21 por ciento de los fondos del Programa de Apoyos a Pequeños Productores Componente Procafé –destinados a atender a los productores más desprotegidos, como son los indígenas– se manejó de forma irregular.
El daño o perjuicio para el erario asciende a 774 millones 428 mil 500 pesos, revela el Informe individual del resultado de la fiscalización superior de la Cuenta Pública 2017.
El dictamen elaborado por la Auditoría Superior de la Federación (ASF) indica que, en total, el programa ejerció 919 millones 587 mil 100 pesos. En ese año, al frente de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) –ahora Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, Sader– se encontraba José Calzada Rovirosa.
La auditoría forense 1593-DE señala que el programa entregó indebidamente 653 millones 138 mil 300 pesos, porque se efectuaron “pagos duplicados” a 11 mil 828 beneficiarios de organizaciones pertenecientes a las delegaciones de la Sagarpa en Chiapas, Guerrero, Oaxaca, San Luis Potosí, Puebla, Veracruz, Hidalgo y Nayarit. Además, se entregaron apoyos a 26 productores fallecidos.
Según el informe de fiscalización, se entregaron otros 94 millones 23 mil 500 pesos a la Asociación Mexicana de la Cadena Productiva del Café, AC (Amecafé), “de los que no se presentó documentación que justificara y comprobara el ejercicio total de los recursos públicos federales”. Los conceptos por los cuales se erogaron estos recursos fueron: capacitación, asistencia técnica especializada y gestión de proyectos para productores de café.
La lista de anomalías incluye otros 11 millones 38 mil 800 pesos: la Sagarpa “no acreditó debidamente el reintegro de los recursos no ejercidos”. Se trata de 9 millones 954 mil 550.84 pesos correspondientes al Fondo Especial para Financiamientos Agropecuarios (FIRA-FEFA), y 1 millón 84 mil 239 en supuestos gastos de operación.
En la auditoría forense se muestra que la misma Amecafé recibió recursos por 10 millones 704 mil 671 pesos, de los cuales asignó “injustificadamente” a esta instancia 9 millones 809 mil 100 pesos. Además, no presentó comprobante de ejecución por 895 mil 500. La organización “no presentó evidencia documental o los conceptos del gasto en que ejerció los recursos otorgados presentan diversas irregularidades”.
La ASF presume otro “probable daño o perjuicio o ambos a la hacienda pública federal” por 3 millones 114 mil 412 pesos, porque la Sagarpa asignó injustificadamente recursos para “gastos de operación” a 11 delegaciones estatales, entre las que se encuentran: Guerrero, Puebla, Hidalgo, San Luis Potosí, Nayarit, Tabasco, Estado de México, Jalisco, Colima, Querétaro y Sonora.
A los presuntos fraudes se suma uno por 1 millón 651 mil 200 pesos, porque el beneficiario Pequeños Productores de Café Cereza de la Región Centro de Veracruz, SC de RL de CV, “presentó un CFDI [comprobante fiscal digital por internet] inconsistente para acreditar el ejercicio del apoyo otorgado por concepto de adquisición de planta de café, el cual fue sustituido por otro CFDI emitido por un proveedor diferente, el cual se constató que fue expedido fuera de la vigencia del convenio suscrito entre dicho beneficiario y la instancia ejecutora [Sagarpa Veracruz]”.
El máximo órgano de fiscalización, encabezado por David Rogelio Colmenares Páramo, constató que no cuenta con el soporte documental del presupuesto ejercido y reportado en la cuenta de la hacienda pública por la Dirección General de Fomento a la Agricultura (DGFA) por otros 757 mil 700 pesos.
Además, constató que la DGFA, en su carácter de unidad responsable, designó y suscribió convenios de colaboración y concertación con cuatro instancias ejecutoras sin verificar que acreditaran fehacientemente el reconocimiento, la experiencia, la capacidad técnico operativa y la cobertura territorial respecto del componente”.
Pobreza, plagas y precios castigados
Los probables hechos de corrupción son sólo una parte del gran problema que enfrenta este sector: 2017 –cuando se habrían defraudado los más de 770 millones de pesos del erario– fue uno de los años con más baja producción, pues se redujo en más del 31 por ciento durante el último lustro, indican cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
En México, los cafetaleros viven en situación de pobreza, y se ubican en 14 entidades del país. Según el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasida), dependiente de la Sader, la superficie destinada a esta producción ascienden a 730 mil 11 hectáreas. Aproximadamente el 90 por ciento de ese territorio se concentra en Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Puebla y Veracruz.
Los otros estados que se dedican a este cultivo son: Hidalgo, San Luis Potosí, Jalisco, Colima, Nayarit, Estado de México, Tabasco, Morelos y Querétaro.
Regiones enteras de cafetales en esas entidades vieron decrecer significativamente los cultivos por la presencia de la roya, desde 2012. Ésta es uno de los hongos que ha minado las cosechas y ha ocasionado que miles de cafetaleros se retiren de este mercado.
La enfermedad en los cafetos ha generado una “situación muy difícil en la producción”, explica Eligio Ruiz González, integrante del Consejo Regional de Café de Coatepec (Corecafeco), en Veracruz.
El cafetalero veracruzano comenta en entrevista que aunque el gobierno federal había hecho la entrega de nuevas plantas y fertilizantes, la plaga generó tolerancia por lo que se complicó más la recuperación del cultivo.
Miguel Tejero Villacañas –asesor de la Coordinadora Estatal de Productores de Café de Oaxaca (CEPCO), que agrupa a unas 4 mil familias caficultoras del estado– indica que la roya ocasionó que el 40 por ciento de los cafetales oaxaqueños tuvieran una afectación muy severa.
Entre sus impactos, hubo quienes “renovaron totalmente su producción, tirando los cafetales viejos; otros abandonaron las plantaciones, por lo que creemos que hoy la superficie cafetalera ha disminuido en una tercera parte”, lamenta Tejero Villacañas.
El productor oaxaqueño dice que, prácticamente, el principal abandono fue de los productores que están en la tercera edad: “Tenemos un envejecimiento no solamente de las plantaciones sino también de los productores de café, quienes ya no renovaron sus cafetales después de la roya. Tenemos problemas de precios, de producción, de envejecimiento, de plagas y enfermedades”.
“La única forma que tenemos de salir de los periodos críticos es a través de la asociatividad, pero si no hay organización de los pequeños productores nunca van poder acceder al mercado.”
Información del Senasica indica que “la roya del cafeto”, causada por el hongo Hemileia Vastatrix, fue detectada por primera vez en México en 1981, en la región del Soconusco en Chiapas y se extendió en todas las zonas productoras del país.
“En septiembre y octubre de 2012, se presentaron condiciones ambientales favorables para que la roya del cafeto tuviera un comportamiento agresivo en la región del Soconusco, Chiapas, trayendo como resultado defoliaciones severas que fueron favorecidas por la ocurrencia de vientos fuertes y el movimiento de personal que realiza las labores de cosecha”, indica la dependencia.
Los precios y las trasnacionales
Los resultados de la Encuesta nacional agropecuaria 2017, del Inegi, muestran que ese mismo año en que la auditoría detectó malos manejos en el presupuesto, era también el año en que la cosecha de café se había reducido un 31 por ciento, desde 2012.
Las estadísticas indican que en 2012 hubo una producción de 1 millón 244 mil 614 toneladas; para 2014, de 902 mil 319 toneladas; en tanto que para 2017 se contabilizaron 858 mil 39 toneladas.
La Sagarpa, en el documento Planeación agrícola nacional –2017-2030– café mexicano reconoce que “los bajos precios en el mercado mundial, aunados a la incidencia de la roya, provocaron una reducción de casi el 50 por ciento de la producción nacional”.
El análisis menciona al café como uno de los productos “estratégicos” para el país, pues emplea a unos 500 mil productores de 14 estados y 480 municipios. Representa el 0.66 por ciento del producto interno bruto agrícola nacional y el 1.34 por ciento de producción de bienes agroindustriales.
Eligio Ruiz González, integrante del Corecafeco en Veracruz, comenta que hay una problemática de precios a nivel mundial, ligada a la sobreproducción global del café robusta (café de baja calidad), sobre todo en Vietnam y Brasil, lo que impacta en los precios en el país.
La comercialización del café en México “está prácticamente monopolizada o centralizada en muy pocas empresas: AMSA [Agroindustrias Unidas de México, SA de CV], Expogranos Mexicanos y Exportadora de Café California”, explica.
En tanto, Miguel Tejero Villacañas, asesor de la CEPCO, comenta que todavía “no se da la atención necesaria a una rama productiva que tiene una serie de repercusiones sociales, económicas, medioambientales, culturales que no toman en cuenta”.
Y ante la posibilidad de que el actual gobierno, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, impulse la construcción de una planta de café con la trasnacional Nestlé añade: “si es con recursos propios, que pongan todas las que quieran. Me preocuparía mucho que se hiciera con recursos fiscales, que hubiera apoyos en la producción de café robusta, cuando podemos ser competitivos con nuestra de producción de café de alta calidad”.
Por su parte, Fernando Celis Callejas asegura que el tema de los precios ya había sido planteado al actual secretario de la Sader, Víctor Villalobos, desde que el presidente López Obrador estaba en campaña.
“Veníamos señalando el problema fuerte con el que iba a entrar el nuevo gobierno: precios a la baja… Generalmente, cuando hay bajos precios se dan apoyos compensatorios y fiscales. La cuestión es que en el presupuesto 2019 no se le asignaron recursos al programa de Fomento a la Producción. Se insistió y, ahora, nos dicen que sí se van a asignar los recursos”, relata.
No obstante, entre los cafetaleros persisten las dudas, porque “ha habido un vicio en la Sagarpa: había mucha corrupción y cada área peleaba sus recursos y sus programas”, concluye Celis Callejas.
Érika Ramírez
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